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La tasa turística de Madrid, sin validez si no se reforma la ley

El Ayuntamiento «repesca» una idea de hace tres años que fue desechada. Sólo los Gobiernos regionales pueden aplicarla.

El año pasado, Madrid recibió doce millones de turistas, que dejaron más de 8.000 millones de euros
El año pasado, Madrid recibió doce millones de turistas, que dejaron más de 8.000 millones de euroslarazon

El Ayuntamiento «repesca» una idea de hace tres años que fue desechada. Sólo los Gobiernos regionales pueden aplicarla.

De entre todas las líneas de actuación que tienen en común los ayuntamientos y gobiernos del «cambio», una de las más beligerantes es la del turismo. Y más concretamente, contra lo que suelen considerar un «crecimiento desmesurado» de visitantes al que es necesario ponerle freno. Ninguno de los ejecutivos se sale del carril en este sentido. La Generalitat catalana lleva cobrando un impuesto a los turistas desde 2012, pero el Ayuntamiento de Barcelona, con Ada Colau al frente, propuso ampliarlas a aquellos visitantes que no pernocten en la ciudad, como son los cruceristas. La Generalitat Valencia, liderada por PSOE y Compromís, propuso también un gravamen el año pasado, aunque se topó de bruces con el sector hotelero. Por último, a principios de este año, el Gobierno de Baleares, con PSOE y los nacionalistas de Més a la cabeza, duplicó sus tasas. Ahora, parece haberle llegado el turno a Ahora Madrid.

Así lo dijo ayer el delegado de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Jorge García Castaño, que pidió al Gobierno central una «batería» de competencias para el Ayuntamiento que posibiliten mayor autonomía fiscal. Y entre ellas, se encuentra la creación de una tasa turística. Lo cierto es que la idea no es novedosa. Hay que remontarse casi exactamente tres años, al 14 de julio de 2015, para encontrarse con este mismo planteamiento por parte de Ahora Madrid. Cuando el actual Ejecutivo no había cumplido aún dos meses, el predecesor de Castaño, Carlos Sánchez Mato, aseguró que el Consistorio tramitaría la creación de este impuesto, que se aplicaría a todo aquel que se hospedara en la capital y cuyo montante variaría en función de la categoría del hotel. Apenas 24 horas después, Manuela Carmena, afirmó que «el Ayuntamiento no tiene previsto en modo alguno la imposición de una tasa turística de ninguna característica, no hay por qué inquietarse». Hay que apuntar que, entre la declaración de Sánchez Mato y el desmentido de la alcaldesa se produjeron las reacciones en contra de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM) y la de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM).

Y ayer, tres años después, volvió a ocurrir lo mismo. El presidente de CEIM, Juan Pablo Lázaro, afirmó que frente «a cualquier tasa, a la que somos totalmente contrarios», los empresarios optan por recibir a los turistas «con los brazos abiertos». Y es que el visitante, que «contribuye a una parte importante del PIB» hay que «recibirlo bien». «No conozco ninguna tasa que incremente los datos del turismo. El turismo en la Comunidad va bien, si queremos que siga creciendo hay que pensar en el modelo futuro de turismo en la ciudad», añadió Lázaro.

Y así es. La Comunidad batió su record de visitas en 2017: cerca de 12 millones de turistas. No en vano, Madrid fue la región donde más creció el sector: un 10,2%. Sólo por la capital, en los últimos doce meses han pasado más de 9,3 millones de visitantes. Sólo los turistas foráneos dejaron en un año la cantidad de 8.189 millones de euros, lo que supone un incremento del 15,9% respecto al ejercicio anterior.

En la misma línea que la CEIM, la AEHM manifestó que «no estamos de acuerdo con la creación e implantación de una tasa turística en la capital». Así, los hosteleros madrileños opinan que «se perjudicaría directamente al sector», pues «afectaría negativamente a la industria turística en general y a los hoteleros en particular», frenando «el desarrollo económico de Madrid». En su opinión, cree que los esfuerzos deben centrarse en «mejorar la calidad y los servicios de nuestra oferta hotelera».

«Como empresarios de hostelería, si esa tasa es finalista, es decir, si va a redundar en el sector y en la promoción turística de Madrid, estamos de acuerdo», afirma a LA RAZÓN Jesús Martín Peinado, presidente de la Asociación de Empresarios del Hospedaje de la Comunidad Autónoma de Madrid (Aehcam). «El turismo es una de las áreas más trasversales y afecta a muchos sectores. Está demostrado que, por cada euro por inversión, se recuperan cuatro de manera inmediata», añade.

La Comunidad ha mostrado también el rechazo a la propuesta. Jaime de los Santos, consejero de Cultura, Turismo y Deportes, calificó de «ocurrencia» el planteamiento de García Castaño. Para De los Santos, además de que la tasa «desincentiva el interés de inversores y turistas», resultaría «contradictorio» que la apoyasen, ya que el PP, en su programa electoral, prometió que «no se subiría ningún impuesto ni inventaría otro nuevo». En esta línea, el PP considera la medida «un sablazo fiscal, propio del círculo vicioso de la izquierda», en palabras de Íñigo Henríquez de Luna, portavoz adjunto del PP en el Ayuntamiento

García Castaño afirmó ayer también que se solicitará una reunión con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para tratar este asunto. Ahora bien: si la intención del Consistorio es aplicar una tasa de pernoctalidad en los hoteles, como ocurre en Cataluña, lo cierto es que no cuenta con competencias. Para llevarlo a cabo, sería necesario la reforma de la Ley de Haciendas Locales, cuya última versión se remonta a 2004. Precisamente, este mismo año el Ayuntamiento de Sevilla ha pedido su reforma para poder aplicar una tasa turística. En todo caso, los Gobiernos regionales sí tienen potestad para cobrar este impuesto a modo de tributo autonómico. Y, como ya ha quedado claro, el Ejecutivo de Ángel Garrido no tiene ninguna intención de llevarlo a cabo.

Pero, ¿en qué consistiría esta tasa turística? A falta de que el Ayuntamiento proporcione más detalles, el modelo a seguir sería el catalán. En este caso, el impuesto varía dependiendo de si el alojamiento tiene lugar en Barcelona capital o en el resto de Cataluña. En la Ciudad Condal, el turista debe abonar un «extra» de 2,25 euros por día si se aloja en un hotel de cinco estrellas o de otra categoría equivalente. Esta cantidad es la misma para toda la región. Un impuesto, por cierto, que también se aplica a las viviendas de uso turístico, sobre las cuales el Ayuntamiento de Madrid va a legislar de forma restrictiva. Mientras, si el visitante se aloja en un hotel de tres estrellas o de categoría inferior, debe abonar 0,45 euros de más. Esta es la misma tarifa que se aplica a todas las demás localidades catalanas.

¿Cuánto podría recaudarse de establecerse la tasa? En su momento, Carlos Sánchez Mato afirmó que podría reportar a las arcas municipales un montante por encima de los 30 millones de euros, si bien había asegurado anteriormente que el impuesto en sí sería «residual en cuanto a la recaudación».

Con todo, se puede tomar el ejemplo de Barcelona. En 2017, la capital catalana gestionó más de cinco millones de euros a cuenta del Impuesto de Estancias en Establecimientos Turísticos, de los cuales había recibido el 50%: unos 2,5 millones.

Mientras, Baleares recaudó con su Impuesto al Turismo Sostenible (ITS), también conocido como «ecotasa», 64,3 millones en 2017, lo que supuso un incremento del 57% respecto al año anterior. Por islas, la que más recaudó fue Mallorca, con 47,7 millones de euros, seguida por Ibiza, con 9,9; Menorca, con 5,5 y Formentera, con 800.000 euros. En Baleares, la tasa oscila entre los 0,25 y los dos euros por día de estancia, con una bonificación del 50% para las visitas que se realicen en temporada baja. Para 2018, estas cifras podrían crecer exponencialmente. La intención del Govern balear es doblar el ITS, de tal forma que se quedaría en una tasa media de tres euros por persona y día, fluctuando entre uno y cuatro euros. Al igual que el Consistorio de Ada Colau, el Govern también pretendía aplicarlo en los cruceristas aunque su estancia en las islas sea inferior a las 12 horas.