Barcelona
La vuelta a casa más amarga
Una avería en el aeropuerto Adolfo Suárez provoca retrasos y cancelaciones hasta mañana
En el fin de semana con más tráfico del año, una avería en el sistema informático del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ha provocado retrasos y cancelaciones que, en algunos casos, han provocado que la vuelta a casa de muchos viajeros se prolongue hasta el próximo lunes. El fallo en el sistema de radar afectó a 280 vuelos, de los casi 2.600 que estaban programados para la jornada, según los datos que proporcionó el Ministerio de Fomento. No obstante, Enaire informó de que el número de operaciones totales programadas para el día de ayer era de 887, de las cuales (la franja comprendida entre las 11 horas y 13 del mediodía) 86 operaciones sufrieron demoras, mientras que tan sólo 8 fueron los vuelos que se cancelaron.
La incidencia en el subsistema de Tratamiento de Planes de Vuelo del Sistema Sacta (Sistema de Control de Tráfico Aéreo), que gestiona el Centro de Control de Madrid, afectó a todos los radares de la región centro, norte y noroeste de España, a excepción de la zona este, controlada por Barcelona; y a la sur, que se controla desde Sevilla, según informó Enaire. Además, el retraso en los aeropuertos de origen de los vuelos que tenían como destino la capital provocó demoras en cadena que, sumadas otras incidencias, hicieron perder sus enlaces a muchos pasajeros. Así le ocurrió a David, que desde Londres viajaba a Valencia, con escala en Madrid y que, entre la espera a un pasajero en Heathrow y el retraso por la avería en Barajas, perdió su enlace hasta el punto de que no sabía si podría volar o tendría que esperar a hoy.
Precisamente la avería cobró mayor relevancia por el día en el que se produjo: fin de semana de finales de agosto en el que el tránsito de viajeros es mucho mayor que en otro cualquiera, pues son muchos los que finalizan su periodo de vacaciones, teniendo que regresar a Madrid o utilizando el aeropuerto de la capital como punto intermedio entre sus destinos vacacionales y sus ciudades de origen.
En palabras de Ariel Shocron, jefe del Departamento Técnico del sindicatos de pilotos Sepla, recogidas por Ep, la avería obligó a paralizar los despegues de todas las zonas afectadas para evitar una mayor congestión dentro de las pistas, ya que es más «seguro y económico». Sin embargo, los aterrizajes de aviones sí que se pudieron llevar a cabo, ya que según Shocron, «éstos se hacen sin la cobertura de los radares».
Sin embargo, y debido a que se procuró mantener la seguridad de todos los vuelos, también se espaciaron los tiempos entre los aterrizajes, pasando de intervalos de dos minutos a cinco entre avión y avión. Esto provocó a su vez retrasos tanto en las llegadas de los vuelos a Madrid como en las salidas desde los aeropuertos de origen. Éste fue el caso de una familia que, procedente de Tenerife, tuvo que esperar más de una hora a que llegase el vuelo. «Han tardado también en salir», aseguraba la abuela de dos niñas pequeñas, preocupada porque sus hijos y sus nietas tuviesen que pasar más tiempo del previsto en el avión. También fue el caso de Marta, que, procedente de Dubrovnik, explicaba que su avión, que realizó el trayecto entre Madrid y la capital croata al menos tres veces, fue acumulando retrasos tanto de salida del Adolfo Suárez como en el regreso a Barajas.
De este modo y pese a que pasadas las 12:30 horas del mediodía, tal y como explicó Enaire, se pudo recuperar la actividad completa del sistema, normalizando las operaciones en apenas 30 minutos y logrando un retraso medio de la gestión normal de los vuelos de 45 minutos, lo cierto es que a media tarde todavía eran muchos los pasajeros que aterrizaban con varias horas de retraso y que hacían cola en los mostradores de información de distintas compañías aéreas para solucionar sus incidencias.
Aunque lo más habitual era que habían perdido un enlace o se enfrentaban a retrasos de unas dos horas para coger sus respectivos vuelos, también hubo viajeros que quedaron atrapados en la capital sin posibilidad de moverse hasta 48 horas más tarde. Éste fue el caso de un grupo de trabajadores ingleses que debían volar ayer hacia Londres y a los que la compañía no les garantizaba un billete con destino a la capital británica hasta el próximo lunes debido a que la acumulación de retrasos había provocado un «overbooking» de más de veinte personas para los siguientes vuelos.
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