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La X Legislatura debuta de luto
La bronca por el acuerdo entre PP y C’s, el minuto de silencio por Zerolo y las primeras salidas de tono de los diputados de Podemos en el estreno de la Asamblea
La sesión constitutiva de la X Legislatura de la Asamblea de Madrid, variopinta y guerrillera, ha sido el primer destello de que algo nuevo se mueve en el Parlamento de Vallecas. La llegada de las nuevas formaciones, con un estilo muy diferente al acostumbrado y las primeras grescas por ver quién apoya a quién anticipan lo que todos esperan: una legislatura muy movida. Frente a los ya añejos PP y PSOE que, pese a que eran pocos los que repetían escaños, si demostraban las formas de quien está acostumbrado a ocupar sillones oficiales, los «novatos» de Ciudadanos y Podemos actuaban con la curiosidad y la cautela de quien pisa por primera vez un terreno desconocido. No había más que echar un vistazo a la mesa de edad, que ordenó las votaciones para la composición del órgano de control de la cámara, con el veterano Juan Van Halen en la presidencia, flanqueado por los jovencísimos – 23 y 24 años respectivamente– Eduardo Fernández y Miguel Ardanuy, peinado con rastas, de Podemos.
Pero incluso entre la algarabía del inicio del curso, todos encontraron un momento de recogimiento para recordar a Pedro Zerolo. A primera hora de la mañana se conocía el fallecimiento de quien iba a ocupar uno de los sillones de la Asamblea y, desde ese momento, las condolencias por parte de todos los grupos a sus compañeros socialistas fueron constantes. Uno por uno los diputados acudieron a dar el pésame y a abrazar a quienes más notarán su ausencia en el escaño, que ayer adornaba una única rosa roja. Al inicio de la sesión, Juan Van Halen pidió un minuto de silencio tras dedicar al político unas palabras de elogio que siguieron de pie todos los presentes en el hemiciclo para culminar con un estruendoso aplauso de homenaje.
La triste noticia había retrasado el anuncio de los candidatos de PP y Ciudadanos para la Mesa, cuyos nombres se conocieron apenas una hora antes del inicio de la sesión. La alcaldesa de Pozuelo y número 4 en la lista de Cristina Cifuentes Paloma Adrados –que renunció como candidata en la lista municipal del municipio antes de comenzar la votación–, fue seleccionada para ocupar la Presidencia de la Mesa y las número 13 y 45, Rosalía Gonzalo y Cristina Álvarez, como secretarias primera y tercera respectivamente. Por su parte, Ciudadanos reveló que el jurista Juan Trinidad sería propuesto como vicepresidente primero.
Pese a que el día anterior C’s y PP habían alcanzado un acuerdo sobre el reparto de los puestos en el órgano cameral, hubo quien aguantó la respiración en cada una de las votaciones, contando cada voto asignado a los candidatos. Finalmente, todo discurrió como estaba previsto y los de Albert Rivera apoyaron la elección de Adrados, mientras que el PP votaba a favor del candidato propuesto por C’s para que obtuviese la vicepresidencia primera. Por su parte, PSOE y Podemos se repartieron las vicepresidencias segunda y tercera y la secretaría segunda en el caso de los socialistas.
Precisamente el apoyo «técnico» de Ignacio Aguado a la presidencia del PP en la Mesa, fue agriamente criticado tanto por el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, como su homólogo de Podemos, José Manuel López. Ambos calificaron de «tics de vieja política» el hecho de que PP y Ciudadanos hubieran alcanzado un acuerdo para la composición de la Mesa que ambos aseguraron «no compromete la negociación para la investidura», para la que se reúnen hoy.
Ajeno u obviando que los de Rivera han alcanzado un acuerdo con el PSOE para que Susana Díaz sea presidenta de la Junta de Andalucía, Gabilondo consideró que la votación conjunta de PP y C’s «hasta en cuatro ocasiones» marca la dirección de la investidura. «Nos hubiera gustado que ese debate hubiera estado vinculado a la regeneración de la democracia», señaló el candidato socialistas que, con todo, dijo que dicha Alianza era «legítima». López fue más agresivo y acusó a Ciudadanos de haber criticado la corrupción del PP durante la campaña electoral para luego apoyarles.
Lo llamativo de tanta queja fue que el acuerdo entre PP y Ciudadanos se había logrado porque Cifuentes había cedido a la formación naranja uno de los cuatro puestos a los que tenía derecho como lista más votada para que obtuvieran representación en la Asamblea. Al respecto, diputados de Podemos aseguraron que habían ofrecido también un lugar en la Mesa a Ciudadanos. Fuentes del partido de Rivera matizaron que la propuesta de socialistas y los de Pablo Iglesias pasaba por que el PP cediese dos posiciones a Podemos –que sólo debía ocupar un cargo– y C’s y, además, perder la mayoría ante un pacto de izquierdas. «En esa propuesta, Ciudadanos éramos un mero florero mientras que en el acuerdo alcanzado con el PP nos convertimos en árbitros entre izquierda y derecha», replicaron.
Todo ello aderezado con las noticias que saltaron durante la celebración del Pleno de constitución de la Asamblea sobre los registros efectuados por la Guardia Civil en diversos ayuntamientos de Madrid y Valencia en relación a la trama «Púnica», incluido el hasta ahora gobernado por el número 27 de la lista de Cristina Cifuentes, Ignacio García de Vinuesa, alcalde de Alcobendas en funciones. Sobre ello arreciaron las acusaciones, incluidas las de Ciudadanos, cuyo candidato consideró que «la corrupción complica la negociación para la investidura», mientras que la principal afectada opinaba que no debería ser así ya que, en caso de que haya imputaciones, todos sus diputados se han comprometido a dimitir.
Antes, los de Podemos querían su minuto de gloria y un espacio destacado en los informativos por lo que modificaron la fórmula de promesa o juramento como diputados añadiendo un «hasta poner las instituciones al servicio de la gente». Igualmente y al más puro estilo de Izquierda Unida, formación de la que proceden algunos de sus representantes, unos cuantos se vistieron con camisetas y símbolos reivindicativos de diversos conflictos laborales como por el ERE de Movistar.
Y en su breve discurso tras ser elegida, la nueva presidenta de la Mesa marcó también los nuevos aires de la Asamblea. Frente a las arrolladoras mayorías absolutas de antaño, Adrados aseguró que «voy a ser la presidenta de todos los diputados sin excepción y cuidaré expresamente de la imparcialidad, equilibrio y la flexibilidad en la interpretación del Reglamento», para facilitar un clima de diálogo entre los grupos políticos. «Abrimos una legislatura en la que la ciudadanía espera esfuerzos generosos», apostilló.
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