Transporte

Las obras de Gran Vía comenzarán a final de año al margen de la consulta

El Ayuntamiento licitará en tres meses el proyecto que dejará dos carriles al tráfico sólo para residentes y ensanchará aceras. Movilidad estudia ahora si incluir un carril sólo para bicicletas.

Las obras de Gran Vía comenzarán a final de año al margen de la consulta
Las obras de Gran Vía comenzarán a final de año al margen de la consultalarazon

El Ayuntamiento licitará en tres meses el proyecto que dejará dos carriles al tráfico sólo para residentes y ensanchará aceras. Movilidad estudia ahora si incluir un carril sólo para bicicletas.

El Ayuntamiento de Madrid licitará en tres meses el proyecto de remodelación de la Gran Vía, cuyas obras para ampliar el espacio para el peatón y reducir el del tráfico privado se iniciarán en el último trimestre del año. Así lo anunció ayer José Manuel Calvo, concejal de Urbanismo del Gobierno de Manuela Carmena, en un debate sobre el futuro de la Gran Vía organizado por la Cadena Ser; un anuncio que se hizo ayer a pesar de que aún no se conocen los resultados de la consulta ciudadana que se llevará a cabo en febrero. De hecho, Calvo afirmó ayer que «no cabe hacer una emienda a la totalidad» a la reducción del tráfico en la Gran Vía, ya que aseveró que el aumento de las zonas para los peatones en el centro de Madrid es una de las «políticas estratégicas» de su Gobierno que no se va a consultar; y especificó que sólo se incluirán algunos «ajustes o mejoras» al proyecto que propongan los ciudadanos.

De esta manera, Calvo admitía las críticas que desde este viernes vienen haciendo desde PP y Ciudadanos porque las preguntas sobre la semipeatonalización de la emblemática calle están «teledirigidas»; es decir, no permiten a los ciudadanos expresarse sobre si quieren o no reducir el tráfico en esta calle, sino que sólo se les permite opinar sobre aspectos colaterales como si es necesario «aumentar los pasos peatonales», «mejorar el espacio peatonal con la ampliación de aceras», «mejorar las condiciones de las plazas traseras» o «mantener la prioridad para el transporte público colectivo».

De hecho, en su turno de palabra, Calvo detalló ayer en el debate sobre la Gran Vía cómo quedará definitivamente la calle: tendrá dos carriles para el tráfico (uno para transporte público y el otro para taxis y otros vehículos autorizados) y afirmó que ahora, que están redactando el proyecto, están estudiando la posibilidad de incluir un carril segregado para bicis en las zonas con más pendiente. Además, también confirmó que aquellos que no sean residentes en el centro no podrán cruzar la calle con su coche, ya que será incluida dentro de una gran área de bajas emisiones que cerrará el centro a los no residentes, tal y como ya sucede con algunas zonas, como en Las Letras, Embajadores, Cortes y Ópera, declaradas Áreas de Prioridad Residencial (APR), en las que los vehículos de los no residentes son captados por cámaras que automáticamente tramitan una multa de 90 euros. De hecho, el presupuesto municipal para este año, que está pendiente de aprobarse porque Ahora Madrid aún no cuenta con el respaldo del PSOE, cuenta con una partida destinada para este proyecto de 800.000 euros y otra de 2,5 millones para 2018.

Al debate, organizado por la Cadena Ser, también acudió el consejero delegado de Metro y ex concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, que se quejó de que «como ciudadano de Madrid me hubiera gustado que el Ayuntamiento me diera la posibilidad de elegir si quiero que sea peatonal o no; como ex concejal de la oposición me hubiera gustado que lo hubieran llevado al Pleno para debatirlo, y como consejero delegado de Metro me hubiera gustado que lo hubiesen comunicado antes al Consorcio Regional de Transportes», en referencia al corte de la Gran Vía que se llevó a cabo en Navidad y que el Ayuntamiento decretó sin comunicárselo antes al Consorcio.

Por su parte, Manuela Carmena, que únicamente inauguró el debate, admitió en su discurso que la peatonalización parcial de la Gran Vía llevada a cabo en Navidad favoreció a algunos comercios, pero, en cambio, perjudica a aquellos «que están acostumbrados a un público más selecto».