Teatro
Llega el final del Teatro Fernán Gómez
Carmena suma el Centro Cultural de la Villa a la estela de Matadero: la sala abandonará el teatro para convertirse en un auditorio. A la espera de que se convoque un concurso para elegir a su director artístico, no tiene nada programado desde junio
Carmena suma el Centro Cultural de la Villa a la estela de Matadero: la sala abandonará el teatro para convertirse en un auditorio. A la espera de que se convoque un concurso para elegir a su director artístico, no tiene nada programado desde junio
¿Se puede complicar más el «caso Teatro»? Sí, no lo duden ni un instante. Y lo que te rondaré morena... La deriva de la escena en los espacios municipales que comenzó ya hace más de un año, cuando a Pérez de la Fuente se le aislaba a principios de 2016 en su despacho a la espera de llevarle al matadero –o, utilizando el doble juego, sacarle de él, entre otros–, sigue candente. Aquellos meses de incertidumbre y silencios, soledad para el entonces director, que terminaron con la crónica de una muerte anunciada –metafóricamente, por suerte–, tampoco han encontrado la paz con el nombramiento de Portaceli y Feijóo como herederos del Español y Matadero, respectivamente, y sus posteriores puestas de largo. La valenciana recondujo la situación y en enero presentaba su «menú degustación», como definió su programa hasta junio. Una cartelera sin más reproches del gusto personal, pero con sitio para todos. Incluso más abierto que en anteriores etapas. Fuego apagado. Aguas en calma por Madrid Destino.
Hasta el martes, cuando Mateo Feijóo, lejos de hacer lo propio, logró lo impensable: enfrentar al mundo del teatro con la «vanguardia» –por denominarlo de algún modo y lejos de ofensas–. Inaudito. La presentación, ya salpicada con el desplante a las figuras de Max Aub y Fernando Arrabal en el nombre de las Naves, encendió un nuevo debate. La ausencia de teatro de texto en su mente contrastaba con sus palabras integradoras. Éste ya no tenía cabida en un Matadero equipado con multitud de espacios polifacéticos: para teatro, danza, cine, «performances», rap, break dance... Para todas las disciplinas que se puedan imaginar y por lo que ha sido alabado en esa Europa que Feijóo se hartó a ensalzar el martes. Hasta aquí, el resumen. Nada nuevo. Como aderezo, las protestas de actores, directores, productores y espectadores que se han ido sucediendo en las últimas 48 horas en medios y redes sociales. «Indignación y decepción», se repetía.
¿Y ahora qué? Pues la enésima de un Ayuntamiento aparentemente desbordado en todo lo que tenga que ver con el teatro: «Ahora van a por el Fernán Gómez», se hablaba en los circuitos durante el día de ayer. Algo se chismorreaba el día anterior en Matadero, pero el efecto Feijóo eclipsó las miradas. Si el veto de Matadero sabía a poco, toma dos tazas: «Suena que el espacio va a evolucionar en algo más musical». Al parecer, los técnicos del centro ya han recibido la notificación y saben que, a partir de junio, su futuro será incierto, no hay programación de teatro a la vista. Conviene recordar que desde la salida de Pérez de la Fuente de su puesto –director del Español, Matadero y éste–, todo lo que rodea a la dirección del Centro Cultural de la Villa es una incógnita. Y desde dentro contestan al rumor: «Lo único que sabemos es que están haciendo un concurso para un programador artístico, pero no se sabe ni cómo, ni cuándo se va a presentar. ¿Lo de la música? Sí, eso se dice, pero como aquí se cambia de opinión de hoy para mañana no te sé decir». En resumen, que el teatro podría acabar en auditorio.
Engorda el rumor
Cogen peso los chismes. Engorda el rumor, así que mejor preguntar a Madrid Destino. «No hay mucho que comentar. Se está elaborando una memoria desde el área de Cultura porque el Fernán Gómez no tiene dirección y se han comentado distintas posibilidades. No hay nada definitivo ni cerrado. Cuando se termine la gestión se podrá saber algo más», comentan desde Prensa. Emplazan a olvidar estas migajas y a centrarse en lo «importante» –para ellos–: «El 40º aniversario del centro». Pero, ¿y eso que se dice de que la escena va a dejar paso a la música?: «Hay una cosa clara, que es un espacio con un auditorio sensacional y con un formato para el público que a nivel de concierto no existe en la ciudad. Han funcionado muy bien los festivales de flamenco, la incorporación del jazz y la zarzuela». La música por las nubes y del teatro ni una palabra. «Cabreómetro» «in crescendo» en el otro lado. Seguir con la convivencia que ha existido hasta ahora parece descartado si en una llamada para preguntar por el futuro de la escena no se escucha la palabra «teatro» en ningún momento.
La noticia llega a oídos del último responsable del centro, y le surge la duda: «Ya no sé si reír o llorar. Me debato entre la pesadilla y el disparate, cuando parecía que el tema de los nombres de las Naves se había zanjado salen con otra... Lo veo todo posible. Ahora esperemos a que haya una decisión final, aunque, viendo como se están sucediendo los acontecimientos, me espero cualquier cosa», comenta Pérez.
Ya se sondeó el cambio del Teatro Price por un centro en manos de los vecinos y se reculó –hasta nuevo aviso–. Ahora no queda otra que confiar en la fuerza popular y profesional y en que alguien ponga cordura en un área abonado a titubear de más con el teatro.
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