Cuba

«Los Gordos» dicen que les tocó la lotería pero no vendían droga

Ayer arrancó en la Audiencia el juicio contra el mayor clan de venta de estupefacientes en la Cañada Real

La extensa familia que compone el clan, ayer, a su llegada a la Audiencia Provincial
La extensa familia que compone el clan, ayer, a su llegada a la Audiencia Provinciallarazon

Madrid- Han sido durante muchos años –desde que se afincaron en La Barranquillas– el clan que movía mayor cantidad de droga en la región y puede que en todo el país. «Los Gordos», amantes del buen comer (de ahí su apodo), del lujo y, como manda la sabiduría gitana, del oro, habían logrado prácticamente el monopolio de cocaína y heroína en la Cañada Real y que otros clanes vecinos adaptarn sus horarios de venta de estupefacientes a las exigencias de «Los Gordos». Incluso, algunos trabajaban para ellos. En los últimos dos años han sufrido cuatro grandes golpes policiales, pero el más importante fue el desarrollado por los agentes del Grupo XIV de la Udyco en mayo de 2012, que se saldó con la detención del matrimonio de 42 años que dirigía la extensa familia. Juan José Hernández Ramírez y Adela Motos García, acusados de liderar la organización dedicada al tráfico de drogas, aseguraron ayer en el juicio celebrado contra ellos y otras 19 personas del clan (13 hombres y 8 mujeres) en la Audiencia de Madrid que el dinero y las joyas encontrados en el registro de su domicilio procedían de la lotería que le había tocado en 2003. Ése es el origen, según ellos, de los 35.000 euros en efectivo y los 12.000 en joyas intervenidos en el registro de su domicilio del Pozo del Tío Raimundo.

La Fiscalía pide entre ocho y 22 años de prisión por dos delitos contra la salud pública y otros dos de tenencia ilícita de armas. «Yo nunca he entrado en la Cañada Real», aseguraron los líderes, en declaraciones recogidas por Efe. La pareja aseguró que no posee ningún bien inmueble, ni valores, ni cuentas corrientes, al tiempo que han reconocido que se dedicaban a la compra y venta de vehículos y de chatarra, y que tan sólo poseen algunos vehículos de veinticinco años de antigüedad.

Adela explicó que ella había ocultado una escopeta y una pistola, que fueron intervenidas en su domicilio, procedentes de «una reyerta» que había habido en su barrio. Por su parte, Juan José manifestó que tenía «un grave problema» de alcoholismo, por lo que hizo un viaje a Cuba con fines «curativos».

En la sesión de ayer, también declararon otros dos acusados, conocidos por los sobrenombres de «Piecitos» y «Paranoias», respectivamente, quienes negaron su pertenencia al clan y sostuvieron que eran toxicómanos. Ambos negaron haber realizado labores de supervisión del tráfico ilegal de sustancias estupefacientes que se realizaba de forma diaria, al menudeo, en varias parcelas del clan.

«Mi único fin en la vida era consumir droga», afirmó el «Piecitos», que aseguró que cuando iba al poblado de Valdemingómez paraba «en todas y cada una de las parcelas para comprar droga». Por su parte, el «Paranoias» dijo que el día de su detención llevaría unos veinte días «pernoctando y malviviendo» en una parcela del poblado de Valdemingómez. La Fiscalía sostiene que uno vigilaba fuera y otro dentro.

25 kilos de heroína al mes

Antonio Motos fue el patriarca que creó el imperio de la droga del que han vivido las siguientes tres generaciones. Llegó desde Extremadura hace muchos años y, tras pasar por La Rosilla y Las Barranquillas, se quedó en la Cañada Real. Le costó mucho crear la potente «empresa familiar» pero llegaron a vender en su día hasta 25 kilos de heroína al mes, según fuentes policiales.