Política

Ámsterdam

Los libros que salvaron a Ana Frank

El tirador de madera (en la imagen) que activaba el mecanismo giratorio de la estantería que escondía la puerta de «la casa de atrás», donde se ocultó la familia Frank
El tirador de madera (en la imagen) que activaba el mecanismo giratorio de la estantería que escondía la puerta de «la casa de atrás», donde se ocultó la familia Franklarazon

En más de un sentido, Ana Frank y su familia encontraron refugio en los libros. El 6 de julio de 1942, al día siguiente de que su hermana recibiera una citación para presentarse en un campo de trabajo en Alemania, de donde habían emigrado, los Frank pasaron a la clandestinidad. Se instalaron en un anexo que el padre, Otto, había preparado en el edificio donde funcionaba la fábrica de la que era dueño. En agosto de ese año, después de que la familia Van Pels se uniera al escondite, Johan Voskuijl construyó una estantería que, repleta de libros, ocultaba la entrada a «la casa de atrás».

«Nuestro escondite sólo ahora se ha convertido en un verdadero escondite. Al señor Kugler le pareció que era mejor que delante de la puerta de acceso colocáramos una estantería, (porque se están registrando muchas casas en busca de bicicletas escondidas). Aunque, por supuesto, se trata de una giratoria que se abre como una puerta», escribió Ana en su diario el 21 de agosto de 1942.

A partir de hoy, la exposición «Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos» incorpora a las más de 600 piezas que narran la historia del Holocausto el tirador de madera que activaba el mecanismo de dicha estantería y la hacía girar. Se trata de uno de los tres objetos que la Casa de Ana Frank en Ámsterdam ha traído a Madrid en una colaboración excepcional, ya que ninguno ha sido expuesto fuera de los Países Bajos con anterioridad; de hecho, por motivos de conservación, el tirador no se había expuesto nunca. El Centro de Exposiciones Arte Canal incorpora estas nuevas piezas después de haber prorrogado la muestra hasta febrero de 2019 dado el éxito que ha tenido en la capital, donde la han visto 475.000 personas.

Durante los dos años que Ana y los otros siete miembros del grupo, al que se unió en noviembre de 1942 el dentista Fritz Pfeffer, permanecieron escondidos, los libros fueron también compañeros y consuelo para ellos. En el caso de Pfeffer, uno en particular: una guía turística sobre Holanda escrita en español con la que intentó aprender el idioma para cumplir su sueño de instalarse en Chile después de la guerra. Este libro también forma parte de las nuevas incorporaciones a la exposición junto con un manual de botánica, uno de los regalos que Ana recibió de parte de sus padres el día que cumplió 15 años.

Teresien da Silva, jefa de colecciones de la Casa de Ana Frank, que inauguró esta parte de la muestra, explica que «durante el tiempo en que permaneció escondida, Ana anhelaba volver a estar en contacto con la naturaleza. En la primera página del libro escribió su nombre, la fecha, 12 de junio de 1944, y las palabras ''El anexo”». Sería el último cumpleaños que celebraría, pues menos de dos meses después, el 4 de agosto, la familia fue descubierta y deportada al campo de concentración de Auschwitz.