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Los taxistas acampan en el Paseo de la Castellana de Madrid

Trasladan su centro de operaciones de Ifema a la plaza de Colón. El presidente de la Comunidad exige al delegado del Gobierno que actúe para evitar el "secuestro"de la ciudad.

Aspecto que presentaba ayer la Castellana, repleta de taxis / Foto: Luis Díaz
Aspecto que presentaba ayer la Castellana, repleta de taxis / Foto: Luis Díazlarazon

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Trasladan su centro de operaciones de Ifema a la plaza de Colón. El presidente de la Comunidad exige al delegado del Gobierno que actúe para evitar el "secuestro"de la ciudad.

La «guerra del Taxi» se agrava. Esta vez, los taxistas madrileños, agrupados en las distintas asociaciones que conforman el sector, llevaron sus reivindicaciones al centro de la capital. Ayer, en su séptimo día de huelga indefinida, unos 2.000 taxis ocuparon varios carriles del paseo de la Castellana, concretamente los que van de la plaza de Colón hasta Gregorio Marañón. Allí han establecido su «zona cero» tras trasladarse ayer de madrugada desde su anterior «cuartel general», situado en el recinto ferial de Ifema, donde se instalaron en un primer momento para coincidir con la feria internacional de turismo (Fitur).

También se quedaron a escasos metros de la sede del PP en Génova, la que será, según precisaron en una reunión de ayer por la tarde, el epicentro de sus protestas en la capital junto a la sede del Gobierno regional para hoy lunes. Según comunicaron, realizarán una ruidosa marcha «con cacerolas y pitos, con todo, menos con barras» de 11:00 a 13:00 horas hasta la sede de los populares, y de 17:00 a 19:00 horas en la Puerta del Sol, sede de la Comunidad. En ambos casos, animaron a sus compañeros a acudir con chalecos amarillos, al estilo de los participantes en las protestas en Francia.

La movilización prevista es tal que, de hecho, el responsable de comunicación de la Federación profesional del Taxi, José Miguel Fúnez, aseguró literalmente que van «a petar» Madrid. Para tal fin, está previsto que a lo largo del día de hoy acudan a la capital 1.500 taxistas provenientes de Andalucía y unos 2.000 de la Comunidad Valenciana. También prevén la llegada de unos 80 coches de Asturias y otros de localizaciones tan diversas como Burgos, Segovia, Valladolid e incluso desde Portugal, algunos de los cuales llegaron a lo largo de ayer.

De hecho, muchos han pasado la noche en sus vehículos en la Castellana para esperar a sus compañeros venidos de todas partes de España. Otros, por su parte, instalaron tiendas de campaña, sillas, mesas y hasta barbacoas para comer.

Además, los taxistas se están planteando llevar la lucha del sector a otros municipios de la región, como relató a LA RAZÓN Jesús Fernández, vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi: «saldremos de Madrid, a trabajar en Las Rozas, por ejemplo». La pretensión, según explicó, es extender «la problemática de la ciudad de Madrid». Y es que, según describió, las reivindicaciones del taxi sobre la regulación del sector VTC no es una cuestión exclusiva de la capital. «Hay 17 reglamentos de taxi distintos, uno por Comunidad autónoma, y más de 8.000 ordenanzas en toda España». En ese sentido, Fernández consideró que «hay que cumplir la ley» y criticó a la Comunidad porque «no tiene la voluntad de regular los 10.000 vehículos VTC».

Por su parte, el presidente del Gobierno regional,Ángel Garrido, pidió al delegado del Gobierno en Madrid que «actúe» con «las fuerzas y cuerpos de seguridad» para evitar el «secuestro» de la ciudad por los taxistas.

Huelga de hambre «hasta el final»

Dentro de las distintas luchas sector del taxi, Paco y Concha son dos de las caras visibles de la protesta llevada al extremo. Ayer a mediodía llevaban más de dos días de huelga de hambre. Junto a otros nueve taxistas –recientemente se les unieron otros dos miembros más– se propusieron luchar de una forma alternativa contra la regulación de las VTC. En ese sentido, Concha, taxista desde hace 18 años, explicó que «si hay que hacer daño, prefiero que sea a mí misma, y no a nadie más». «Yo ya tenía en mente que si había que tomar alguna medida drástica, esta iba a ser la mía», relató. Por su parte, Paco, conductor de taxi desde los años 80, dijo que está dispuesto a continuar «hasta que sea necesario» y el sector llegue a un acuerdo con las administraciones.

Ambos resaltan que después de las horas pasadas, el hambre es la menor de sus preocupaciones. A este respecto, Concha confesó que, aunque padece de «mareos» y de «debilidad general», lo que más le inquieta es estar lejos de su familia, de «su niña» y «su perrita», en definitiva, su vida fuera de un taxi. A pesar de ello, los dos se muestran con el ánimo «a tope» y dispuestos a aguantar «hasta las últimas consecuencias» siempre arropados por sus compañeros. «Ellos se desviven por nosotros y se vuelcan, nos dan de todo. Desde el presidente de cualquier organización hasta el taxista que está en la calle», subrayó Paco. Además, incidió en que su lucha no es más importante que la que llevan a cabo sus otros compañeros. «Esperamos que sigan ahí, porque eso es lo que más nos reconforta».

En unos «momentos cruciales» para el sector del taxi, «no solo de Madrid, sino de toda España», Concha señaló que todos quieren volver a sus casas, pero que «no vamos a volver a cualquier precio».