Museo del Prado
El Retiro y el Paseo del Prado, camino de la Unesco
España escoge este entorno de la capital como candidata a convertirse en Patrimonio Mundial.
España escoge este entorno de la capital como candidata a convertirse en Patrimonio Mundial.
El Retiro, el primero de los parques urbanos de Madrid y uno de los más bellos del mundo, y el Paseo del Prado, eje cultural de la ciudad, han emprendido el camino para convertirse en Patrimonio de la Humanidad. El Consejo de Patrimonio Artístico aprobó ayer elevar esta candidatura como la propuesta para representar a España: «Paseo del Prado y Retiro. Paisaje de las Artes y las Ciencias». Para ello se ha tenido en cuenta el «urbanismo ilustrado» que representa y, tras su anuncio, a la candidatura le salieron multitud de padrinos. Entre ellos, el Ayuntamiento a través de su alcaldesa, Manuela Carmena, aunque es preciso recordar que la propuesta no tiene carácter municipal. Sí es parte de la Comunidad, pero, en última instancia, es el Gobierno central el que tiene que presentarla como candidatura oficial. De hecho, el Gobierno de Cifuentes tachó ayer de «oportunista» a Carmena por atribuirse este éxito. Pedro Corral, edil del PP y responsable de Cultura en la pasada legislatura, también se felicitó de un logro cuyo primer paso, recordó, se dio en 2013. Madrid competirá con otras 34 solicitudes y una comisión técnica de la Unesco visitará la capital en septiembre para evaluar la candidatura española; la decisión definitiva no se tomará hasta junio de 2020. De conseguirse, sería el primer reconocimiento como Patrimonio Mundial que apruebe la Unesco para la ciudad de Madrid.
Se trata de un conjunto en la zona histórica de la ciudad, donde primero se construyó el Parque del Buen Retiro, de residencia y disfrute exclusivo de la realeza, sobre todo en el periodo que transcurrió desde el incendio que devastó el antiguo Alcázar hasta la construcción del Palacio Real, de la calle de Bailén. Un parque monumental, diseñado por maestros jardineros venidos desde distintas latitudes, especialmente Versalles, que es en su conjunto un museo al aire libre de esculturas, edificios y piezas monumentales, aunque fue diezmado en parte por la construcción del barrio de los Jerónimos. Y es que, El Retiro llegaba inicialmente hasta el paseo del Prado, y dentro de él se construyó el Real Jardín Botánico.
El Paseo del Prado es en sí mismo la representación del Madrid Ilustrado, la parte ornamental con la que Carlos III quiso dotar a la Villa y Corte para darle atractivo cultural y artístico. Desde la actual plaza de Cánovas del Castillo hasta la de Cibeles, se llamó Salón del Prado, lugar donde se celebraban actos populares como los desfiles de máscaras en Carnaval; un punto de encuentro, de paseo, de ostentación de la burguesía que exhibía sus mejores galas, coches y la moda de París ente la mirada absorta de las clases más bajas de la sociedad madrileña.
Y así, el Paseo del Prado, entre la glorieta de Atocha y la plaza de Cibeles, se fue convirtiendo en el eje y escaparate cultural de Madrid, con sus museos (Reina Sofía, del Prado, Thyssen, Naval), sus espectaculares obras escultóricas (la fuente de la Alcachofa, Neptuno, Cibeles o Apolo), sus notables edificios civiles, el Jardín Botánico, el propio Palacio de las Telecomunicaciones –hoy sede del Ayuntamiento de Madrid– o el del Banco de España.
En las últimas décadas se ha tratado de dar un régimen especial a este paseo, con el ánimo de protegerlo, divulgarlo y mejorarlo como espacio urbano. No en vano, siendo alcalde Juan Barranco, ya se le quiso dar carácter de Paseo de la Cultura al del Prado, aunque la idea no pasó de ser una intención que no llegó a tener reflejo oficial.
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