Parla

Motín contra los radares en Parla

Motín contra los radares en Parla
Motín contra los radares en Parlalarazon

El Pleno podría anular mañana los velocímetros privatizados que han sido objeto de ataques.

Hay un punto de la ciudad de Parla, ya casi en las afueras, que se ha convertido en una máquina de hacer dinero. En la entrada de la calle Toledo, justo entre las rotondas del Hospital Infanta Cristina y del Hotel NH, uno de los radares instalados por la empresa privada que gestiona las sanciones de tráfico trabaja sin descanso. Los vecinos se quejan de que en una zona en la que apenas hay tránsito de gente, sin casas ni colegios ni peatones ni pasos de cebra, la limitación de la velocidad y de este radar se haya fijado en los 40 kilómetros por hora. Muchos de los que ya han sido «cazados» en este punto circulaban por alguno de los dos carriles existentes para cada sentido que hay junto al radar a 60 por hora. E incluso a menos, ya que hay notificaciones de sanción en las que el radar ha saltado a 57 kilómetros por hora. Lo que todos tienen claro es que el objetivo del dispositivo no es disuadir sino recaudar.

Los datos hablan por sí solos y sirven para comprender la indignación de los vecinos, de los partidos de la oposición e, incluso, del Partido Socialista, de la alcaldesa, Beatriz Arceredillo: sólo del 8 de octubre al 28 de noviembre, las casi 12.000 multas impuestas –225 al día, de media– permitirán, una vez tramitadas, una recaudación de 1,9 millones de euros, de los que la empresa percibirá el 80% mientras que las arcas públicas se harán con el 20% restante.

Pero más allá de los puntos en los que han sido instalados los radares, si hay en estos días un lugar en la ciudad en el que se puede medir el nivel de cabreo de los parleños es la oficina de Correos. Decenas de vecinos guardan cola para recoger y, posteriormente, pagar las nuevas multas del Ayuntamiento que han comenzado a llegar en las últimas semanas. Los propios trabajadores de estas oficinas no dudan en reconocer que «el enfado de los vecinos es cada vez mayor, muchos de ellos tienen varias multas en muy poco tiempo y nos aseguran que nunca les había pasado nada parecido, la mayoría se queja de que esto no es más que una forma descarada de hacer caja para tapar la ruina del Ayuntamiento». La indignación ha hecho incluso que algunos se hayan tomado la justicia por su mano. Alguno de los nuevos radares instalados, especialmente aquelos cuya actividad recaudatoria es mayor –como el situado en la avenida Cerro Rubal, una amplia avenida de un polígono industrial en el que tampoco hay casas ni excesiva afluencia de peatones–, han sido rotos tras ser golpeados con piedras en el objetivo de la cámara.

Los vecinos le han hecho llegar su malestar a la propia Arceredillo, a la que no han dudado en recriminar el volumen de las multas. Así ocurrió tras el último pleno extraordinario, cuando varias personas se acercaron hasta la primera edil a la puerta del salón y pedirle explicaciones. Arceredillo les aseguró entonces que no tenía ninguna culpa y que incluso había intentado quitar esta medida. La realidad, sin embargo, es otra ya que la alcaldesa y el resto de concejales socialistas no apoyaron hace un año la moción de la oposición en pleno –PP, IU y UPyD–exigiendo que no se privatizara la gestión de las multas. El actual portavoz del PSOE, Pablo Sánchez, también se ha enfrentado a estos reproches en los actos que en estas semanas está realizando como candidato para las elecciones de mayo.

En este contexto, mañana se celebra un pleno en el que los radares serán el tema estrella. El Partido Popular presentará una moción, que probablemente cuente con el apoyo de toda la oposición, para anular el sistema privatizado de multas. Según el portavoz del Partido Popular, Miguel Ángel López, será ésta una nueva oportunidad para «terminar con este disparate».

Más multas que la capital

Algunos de los vecinos enfadados con el sistema multas externalizado ponen el acento en el hecho de que una ciudad como Parla sufra un «nivel de persecución viaria» mayor incluso que en la ciudad de Madrid. Un extremo que corroboran los datos. En la capital, que tiene 30 veces más habitantes que Parla –3,5 millones frente a 125.000 parleños– y un tráfico añadido proporcionalmente mucho mayor todavía al tratarse del principal punto de conexión para transportes de todo tipo, el Ayuntamiento acaba de anunciar que durante todo este año prevé en torno a 600.000 multas. Una cifra alta pero en la que se incluyen las que efectuarán los potentes radares instalados recientemente. Parla, sin embargo, al ritmo de las multas que adelantó LA RAZÓN en enero –casi 12.000 en poco más de un mes y medio–, se acercaría a las 100.000 al año. Es decir, que cada año la capital multa al 17% de los conductores que pasan por sus calles, mientras que Parla al 80%, cinco veces más.

Si se mide en términos de recaudación, la comparación es igual de desproporcionada: durante el próximo año, la capital espera recaudar unos 93 millones de euros en multas. Al actual ritmo –2 millones en un mes y medio–, Parla llegaría a los 16 millones de euros al año: seis veces menos que Madrid pero con 30 veces menos habitantes, es decir, la misma desproporción: en términos de recaudación, Parla también multa cinco veces más que Madrid.