Navidad
Niños «runners» se convierten en Reyes Magos por una buena causa en Vallecas
El próximo 23 de diciembre en el Colegio Raimundo Lulio de Vallecas más de mil niños volverán a darse cita para correr su propia San Silvestre en Vallecas
El próximo 23 de diciembre en el Colegio Raimundo Lulio de Vallecas más de mil niños volverán a darse cita, por tercer año, para correr su propia San Silvestre en Vallecas, la San Silvestriña by “Los Runners Magos”.
El próximo 23 de diciembre en el Colegio Raimundo Lulio de Vallecas (Avenida de San Diego, 63. Madrid), más de mil niños volverán a darse cita, por tercer año, para correr su propia San Silvestre en Vallecas, la San Silvestriña by “Los Runners Magos”, con el objetivo de ayudar a los niños más necesitados del barrio para que puedan disfrutar juguetes en Navidad. En esta tercera edición de la carrera más solidaria de las Navidades organizada por el Club de Atletismo Zancadas, el colaborador especial es, de nuevo, la Fundación Atlético de Madrid.
Para poder correr en cualquiera de las modalidades (desde 3 hasta 15 años), los participantes sólo deberán entregar un juguete nuevo o en buen estado –o un kilo de comida-, que irá destinado a la campaña de Navidad de recogida de juguetes, ropa y alimentos de una ONG del barrio de Vallecas, ICEAS, que desde hace 30 años atiende a niños y jóvenes en situaciones de vulnerabilidad para ayudarlos en su integración. Todos los gastos asociados a la carrera serán sufragados por los patrocinadores (Volkswagen Jarmauto, Emma’s, Kiwi Atlántico, Lanjarón), de forma que el 100% de la colaboración aportada por los jóvenes deportistas en la carrera tendrá su destino en los niños más desfavorecidos de Madrid. Además, la carrera cuenta con la colaboración de la Carrera del Taller, Legion 501st, Signus, OcioRunners y Noizze Media.
La San Silvestriña by “Los Runners Magos” está organizada por tres jóvenes corredores de Madrid muy concienciados con la necesidad de llevar el deporte más allá del ocio e intentar aportar un granito de arena convirtiendo una afición en una manera de ayudar a la sociedad.
En su primera edición, se recogieron 1.300 unidades de juguetes y alimentos que se entregaron a la Asociación ICEAS de Vallecas y en la segunda se superó dicha cifra. La peculiaridad de esta carrera desde su primera edición es que los niños participan de forma gratuita pero la carrera cuenta con todos los detalles de las competiciones usuales: bolsa de corredor con regalos de los patrocinadores, dorsales con chip y cronometraje. “La Sansilvestriña nació con dos objetivos fundamentales: animar a los niños a participar en una carrera mítica como la que se hace en miles de ciudades de todo el mundo para despedir el año y cambiar la palabra competir por compartir”, afirma Raúl, uno de los organizadores de la carrera. “Para participar, cada chaval debe aportar un juguete nuevo o en buen estado de forma que aprendan lo que es pasarlo bien haciendo deporte y ayudando a otros niños como ellos pero con más necesidades”, explica.
“¿A qué niño no le gusta correr y divertirse con sus amigos? Lo que hemos hecho nosotros no es más que montar una fiesta para que los más pequeños puedan pasarlo bien compitiendo como los mayores pero, sobre todo, aprendiendo a compartir con otros niños”, asegura Carlos, otro de los organizadores de la carrera. “Parece sorprendente pero no lo es: los más jóvenes están muy concienciados y quieren colaborar –así lo hemos comprobado en las dos ediciones previas de la carrera-, lo que hace la Sansilvestriña es ofrecerles el canal para que puedan materializar esa ayuda”, añade.
“Es impresionante y enriquecedor ver a los niños traer sus juguetes cuando recogen su dorsal porque saben que van a hacer felices a otros niños: con esa ilusión y con la sonrisa de los que reciben los regalos, la Navidad es más Navidad, por eso trabajamos todo el año para que llegue este momento”, apunta Miguel, el tercero de los organizadores. “Y eso que nosotros lo único que hacemos con este proyecto es servir de intermediarios a todos aquellos que quieren aportar a la sociedad y no saben cómo hacerlo, pero cada año nos sorprendemos más de las ganas que tiene todo el mundo de ayudar y eso es reconfortante”, concluye.
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