Semana Santa

Pasión por el Jueves Santo

Miles de devotos acompañaron a las cofradías más populares hasta la madrugada. Jesús El Pobre, el Gran Poder y La Macarena colapsaron el centro, bajo fuertes medidas de seguridad.

María santísima del dulce nombre, que acompaña a Jesús El Pobre, a su paso por la calle del Nuncio.
María santísima del dulce nombre, que acompaña a Jesús El Pobre, a su paso por la calle del Nuncio.larazon

Miles de devotos acompañaron a las cofradías más populares hasta la madrugada. Jesús El Pobre, el Gran Poder y La Macarena colapsaron el centro, bajo fuertes medidas de seguridad.

Ni las altas temperaturas ni la gran cantidad de personas, entre fieles y turistas, impidió ayer a miles de devotos de Jesús el Pobre y María Santísima del Dulce Nombre, del Divino Cautivo y de Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena acudir, rodeados por un gran dispositivo de seguridad, con agentes circulando entre las filas de nazarenos y el público asistente, a las tres grandes procesiones que ayer se celebraban en el centro de Madrid.

El Divino Cautivo, con su talla de Mariano Benlliure de 1944, fue el primero en pisar la calle Ortega y Gasset a su salida del Colegio Calasancio, un recorrido por el que han tenido que pagar tasa de ocupación de vía por primera vez en su historia al Ayuntamiento de Manuela Carmena. Vestidos de rojo y blanco, sus nazarenos procesionaron con el Jesús Cautivo cuajado de claveles rojo sangre de toro, un total de 6.000 llegados desde Colombia y que sustituyen a los tradicionales rojos que acompañaban tradicionalmente a la talla por las calles del barrio de Salamanca. A su paso por una residencia de la Tercera Edad, los ancianos salieron a dar la bienvenida al paso de la Real Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús El Divino Cautivo, con la compañía también nueva de la Banda Fénix de La Esperanza de Leganés.

A la misma hora se abrían las puertas de la Iglesia de San Pedro el Viejo donde no cabía un alfiler para recibir a Jesús el Pobre y María Santísima del Dulce Nombre. Se trata de los dos pasos cuya salida es más espectacular de toda la Semana Santa madrileña, puesto que al Jesús cautivo lo portan los anderos en el antebrazo y a la Virgen la llevan a rastras para poder pasar por el dintel del templo. Debido a la altura de las tallas y, especialmente, del palio de Nuestra Señora, los esforzados anderos dejan en silencio a todos durante los minutos en los que salen a la calle del Nuncio. En esos instantes, tan sólo se escuchan las órdenes del capataz, los gritos de «ánimo valientes» y los resoplidos en cada centímetro que avanzan, casi tan ensordecedores como el aplauso y lágrimas que resuenan en la salida del templo en la primera levantá bajo el azul del cielo madrileño.

A la par que sale María Santísima del Dulce Nombre, en la Colegiata de San Isidro es el momento de que comience su procesión Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, seguido de la más andaluza de las vírgenes de la capital, María Santísima de la Esperanza Macarena. Algunos fieles, escarmentados por años anteriores, miraban ayer al cielo recelosos por ciertas nubes que, si estallaban en lluvia, podían echar a perder meses de trabajo. Sin embargo, otros como José –costalero desde hace tres años– no tenía miedo de «las típicas lluvias de abril», porque estaba seguro de que «no eran suficientes como para arruinar este gran día», señaló orgulloso.

Antes de que las tallas se abrieran paso entre cientos de fieles y turistas, muchos fueron los que decidieron entrar a la iglesia para vivir más de cerca las imágenes y aprovechar para tomarse fotos e inmortalizar un momento tan emotivo. Sin embargo, algunos devotos se mostraron muy descontentos con esta práctica porque, según aseguró uno de ellos, «desde que existen todos esos aparatos electrónicos las procesiones se han desvirtuado mucho». Además, denunciaron que ya no se podían ver los pasos «tranquilamente», porque “te encuentras miles de manos en alto con móviles haciendo fotos, e incluso tabletas» , exclamó uno de ellos.

A pesar de esto, cuando, a las 20:00 horas de la tarde Jesús del Gran Poder –vestido con túnica morada y con la cruz a cuestas– comenzó su recorrido, todos aplaudieron y vitorearon el gran esfuerzo que han llevado a cabo todos los cofrades durante meses. Minutos más tarde, la Virgen Santísima de la Esperanza Macarena, acompañada por la banda de música Asociación Musical Amigos de la Música Herrera, inició su procesión por el centro de la capital. Desde la Colegiata de San Isidro, a la calle Toledo, pasando por la Plaza de San Miguel y hasta llegar, de nuevo, a la Colegiata de San Isidro, las tallas fueron cruzando las calles más emblemáticas calles de Madrid, hasta bien entrada la noche, entre lágrimas de emoción y al grito de «¡que viva el Cristo del Gran Poder, viva!».