PSOE
Pedro Zerolo: «Estoy sin rizos pero con cabeza»
El optimismo y la alegría por bandera, y los Movimientos Sociales por cartera en el PSOE
Con la fuerza y la sonrisa intactas afronta un nuevo día. Nos recibe sin dramatismos, vistiendo la enfermedad de coraje y con la risa como medicina.
Con la fuerza y la sonrisa intactas afronta un nuevo día. Nos recibe sin dramatismos, vistiendo la enfermedad de coraje y con la risa como medicina. Impulsor de la lucha pacífica y curtido en mil batallas, este activista todoterreno se enorgullece de haber llegado tan lejos y haberlo hecho convenciendo. Luchador sin rival, vividor sin igual, adora a Neruda, y el poeta, si le conociera, le dedicaría este verso: «No sufras porque ganaremos, aunque tú no lo creas, ganaremos».
–Antes de comenzar, ¿cómo está?
–¡Estoy, que ya es! Con muchas ganas, mucha fuerza y mucha energía.
–Su leitmotiv es: «Hasta la victoria final». ¿Dónde está la victoria?
–La victoria está en el día a día, en intentar ser coherente con uno mismo. La victoria final es sentirte a gusto con lo que has hecho, saber que has podido contribuir a mejorar la sociedad.
–Ha encabezado muchas luchas: por los derechos y libertades de los homosexuales, de los colectivos marginados, de los inmigrantes... Ahora afronta una lucha distinta, contra el cáncer, y ha vuelto a convertirse en un ejemplo de superación. ¿Cómo lo hace?
–Visibilidad. Es una de las apuestas de la lucha, tienes que ser transparente, y más si eres un servidor público. Por eso lo dije claramente, aquí estoy luchando día a día contra el cáncer.
–Ha perdido peso y sus característicos rizos negros, pero ¿qué ha ganado en este duro proceso?
-Estoy sin rizos pero con cabeza. Pienso luego existo y, sobre todo, siento luego existo. La política es una pulsión, hay que vivirla desde la emoción y conectar con las demandas y reivindicaciones de la ciudadanía.
–¿Le queda a Pedro Zerolo algún armario del que salir?
–He salido de muchos. Del armario del inmigrante, del republicano, del ateo, del laico, del LGTB y ahora del armario de la enfermedad. Pero aún quedan, y saldré de ellos. El armario de seguir siendo socialista e intentar cambiar la sociedad sería quizá el más importante de mis objetivos.
–Se casó hace nueve años por activismo y por amor. ¿Cuánto hubo de uno y de otro en ese enlace?
–El amor también es un activismo. Yo no luché por casarme, luché por ver reconocida mi dignidad, lo cual lleva aparejado tener los mismos derechos y con los mismos nombres que los demás. Dentro de la lucha que había emprendido era muy importante la creación de referentes. Voy para 20 años de matrimonio ilegales y nueve legales.
–Habla de referentes, ¿alguna vez pensó que se convertiría en uno para el colectivo LGTB o simplemente llegó?
–Nunca lo pensé, llegó como me ha llegado todo en la vida, a través del trabajo. Y una vez que llega tienes que asumirlo. Eso me ha ayudado a seguir adelante cuando me faltaban las fuerzas.
–Se define como ateo pero tiene parroquia. Cuénteme eso.
–Soy ateo pero tengo mi parroquia, la de San Carlos Borromeo y también tengo mi cura Enrique de Castro. Coincido en la lucha con el cristianismo de base, con los párrocos, las mujeres y los hombres de las iglesias que trabajan en favor de los demás. No hay que identificar a la feligresía con la jerarquía.
–Si no hubiera sido político... ¿Dónde estaría hoy ?
–Yo iba a estudiar Medicina, porque me viene de familia, pero la sangre era superior a mis fuerzas. Luego quise ser misionero, como una forma de cooperación, y finalmente me dediqué al Derecho para ser abogado de todas aquellas causas que consideraba justas.
–Es secretario de Movimientos Sociales del PSOE ¿qué le mueve?
–Me mueve la calle. Estamos viviendo un momento de efervescencia protagonizado por los movimientos sociales.
–Parafraseando a Gloria Gaynor en el himno «I will survive»: «At First, I Was Afraid, I Was Petrified» (primero sentí miedo, quedé petrificado). ¿Cómo se deja atrás ese miedo y se dice uno: «sobreviviré»?
–La vida es sobrevivir, llevo toda la vida aprendiendo a vivir sin miedo. Soy un sobreviviente de muchas luchas.
–Se pierde entre los versos de Neruda y las flores del Jardín Botánico, pero ¿dónde le encontraríamos?
–Cuando me siento desenfocado acudo a la poesía, la poesía me sirve para reencontrarme conmigo mismo y me enseñó a quererme. Si estoy físicamente estoy tocando lo verde, me gusta El Retiro y el Jardín Botánico, allí voy para pensar y reflexionar. A unos les nutren los profetas y a mí los poetas.
–¿Qué fórmula aplicaría al PSOE?
–El PSOE necesita claridad en las ideas, identidad en el discurso y valentía en la acción política. Y recuperar la credibilidad, nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver.
–Es un habitual del «Orgullo». ¿Qué es lo que más le enorgullece haber conseguido en su vida?
–De lo que más orgulloso me siento es de haber llegado hasta aquí, de la mejor manera que se puede llegar, convenciendo. Una lucha pacífica, desde el corazón y desde la razón. Llegamos convenciendo a una mayoría social, política, parlamentaria y a una mayoría constitucional.
–Le ha puesto un arcoíris a la política, ¿qué le saca los colores?
–La corrupción es lo que mayor vergüenza me produce a nivel político, es letal para la democracia. Pero también me abochorna ver a miles de familias sufriendo situaciones de exclusión social.
–¿Cómo calificaría su vida hoy?
–Estoy viviendo un momento feliz, es raro que lo diga, pero es así. Tengo una familia maravillosa, un marido estupendo, unos amigos magníficos. Estoy viviendo un momento feliz, al margen de mi lucha personal. He intentado siempre ponerle una sonrisa a la vida. No hay nada mejor para combatir que la risa.
–Si hoy tuviera que ponerle una canción a su vida ¿cuál sería?
–«Sin miedo» de Rosana refleja la realidad que estoy viviendo en este momento. «Sin miedo sientes que la fuerza, que la vida, que los sueños están contigo».
–La gente le quiere...
–Algo que me ha sorprendido mucho es el cariño anónimo. Voy por la calle y hay gente que se me acerca y me abraza. Unos te dicen soy de los tuyos, no soy de los tuyos, no coincidimos en nada pero quería darte un abrazo. Ese cariño anónimo de gente que no te da tiempo ni a preguntarles cómo se llaman. Que cruzan la calle y te dan un beso.
Los entrevistados hablan de La Razón
«Soy asiduo a los medios de comunicación, me gusta consultarlos porque creo que hay que estar informado de todas las opiniones para sacar tus propias conclusiones. Leo toda la prensa que puedo y más, y por supuesto leo LA RAZÓN».
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