Patrimonio

Plaza de España: unas caballerizas, un cuartel «rebelde», un convento...

Los arqueólogos esperan hallar durante las obras vestigios de más de 200 años

Ilustración de la sublevación en el cuartel de San Gil, en leganitos
Ilustración de la sublevación en el cuartel de San Gil, en leganitoslarazon

Unas caballerizas demolidas en la II República, un cuartel que se sublevó contra Isabel II... los arqueólogos esperan hallar vestigios de más de 200 años

Las obras en torno a Plaza de España continúan su curso, después de que el Gobierno de Manuela Carmena entregara a la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad el proyecto arqueológico que, hasta el momento, no había presentado. Este informe, adelantado por LA RAZÓN, señala cinco edificaciones cuyos restos podrían hallarse durante los trabajos.

Real Caballeriza Regalada. Iniciada por Carlos III, fue inaugurada en 1789 bajo la supervisión de Francisco Sabatini, al que el monarca «fichó» de Palermo. El italiano comenzó las obras en 1782, en el solar que había junto al Real Palacio. Las dimensiones en la planta inferior de estas Caballerías permitían apesebrar a 500 caballos, además de incluir las dependencias veterinarias y de herrado. Según un estudio elaborado por Salvador Velasco y Ballesteros Vicente, las plantas superiores estaban destinadas para alojar a unas 500 personas, esto es, los dependientes de la Real Caballeriza y sus familias. También contaba con dependencias anejas como los Reales Picaderos y una construcción rectangular destinada a las cocheras de la Real Caballeriza, que se denominaron «el Cocherón». Hasta seis patios tenía en su interior, el mayor de ellos en la entrada principal en la calle Bailén. El problema es que este enorme complejo acabó quedándose pequeño para los 1.807 caballos y mulas y para los 1.245 dependientes. Durante la II República se derribó el edificio para devolver a la zona su sentido original, como los jardines proyectados por el arquitecto Sacchetti y que hoy se conocen como «de Sabatini». Fue en 1934 y estuvo rodeado de una fuerte polémica: el Colegio de Arquitectos defendía su conservación por su carácter monumental.

Calle Nueva. También conocida como calle Nueva de Palacio, calle que va a Palacio o calle Regalada Nueva, debido a que hacía esquina con la Caballeriza antes mencionada. En 1835 recibió el nombre de Bailén, después de aquella célebre victoria de las tropas españolas frente a las francesas durante la Guerra de Independencia. Los arqueólogos podrían hallar ahora «las estructuras de sustentación de los rellenos» del antiguo pavimento.

Cuartel de San Gil. Comenzó a construirse en 1789, bajo el reinado de Carlos IV. Conocido como el «cuartel de Leganitos», aún se discute su función inicial. Podría ser un convento de los franciscanos de San Gil. Sin embargo, la versión más aceptada es que de aquel plan inicial se pasó a un cuartel que tenía como objetivo defender el Palacio Real en su flanco noroeste. Similar al de Conde Duque, su fachada principal daba al tramo que comunicaba la cuesta de San Vicente con la desaparecida Plaza de Leganitos. Curiosamente, fue ocupado por primera vez, y aún sin terminar, por fuerzas invasoras: los guardias de corps de José Bonaparte, en 1808. Sin embargo, su hecho histórico más reseñable no se produciría hasta 1866: la sublevación de San Gil contra Isabel II, comandada por el general Juan Prim, y que tenía como objetivo tomar el Palacio Real y secuestrar a la reina. Un hecho que estaría motivado por una profunda crisis económica. Las tropas de Serrano y O'Donnell frenaron la rebelión aunque, dos años después, la revolución de «La Gloriosa» provocó el exilio de la soberana. Su demolición comenzó en 1906 y no finalizaría hasta cuatro años después. El Ministerio de la Guerra acabó aprobando el derribo de los cuarteles, ya deteriorados, con el objetivo de crear otros nuevos.

Plaza de San Marcial. Precisamente, en ese entorno del Cuartel de San Gil se encontraba la Plaza o plazuela de de San Marcial. Se cree que recibió su nombre durante la época de Fernando VII debido a que se dedicó a Manuel Freire de Andrade, marqués de San Marcial. Un título que recibió por su heroica labor en la batalla del mismo nombre de 1813 y que enfrentó al eje español-portugués-británico contra las tropas napoleónicas. Ya en 1910, el Ayuntamiento, tras el derribo del Cuartel, comenzó la reforma de todo este eje y que acabaría dando pie a la Plaza de España.

Huertos del convento de la Encarnación. Este convento fue fundado en 1611 por la reina doña Margarita, esposa de Felipe III. El interior fue reformado por Ventura Rodríguez en colaboración con los mejores pintores y escultores de su tiempo, logrando un magnífico conjunto. La Desamortización de 1836 afectó al convento, ya que las monjas fueron exclaustradas en 1842 y se procedió a su demolición. Después se reconstruyó en el ala de la calle de San Quintín, que se inició en 1847, año en el que las monjas volvieron al edificio.