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Porque sigue siendo el rey

Javier Ibarra, Kase.O, cerró la gira de su exitoso primer disco en solitario, «El círculo»
Javier Ibarra, Kase.O, cerró la gira de su exitoso primer disco en solitario, «El círculo»larazon

Por una rima suya, un disco entero de los demás. Ese fue el origen de todo: la mayor altura lírica del hip hop en España ha sido la de Kase.O y anoche se vio que algo ha cambiado o más bien él lo ha transformado: 12.000 personas en el WiZink Center por segunda vez para escuchar un concierto de rap es ya público que ha roto las fronteras del estilo. Javier Ibarra, salido del rap hardcore, la rima malencarada y bajo cero publicó «El círculo», el disco que le ha mantenido dos años en la gira más exitosa del rap en español y que ayer hizo apoteosis final en Madrid, una ciudad que le venera.

Los temas del nuevo disco no eran lo que esperaban de él los seguidores de Violadores del Verso. Historias confesionales como «Guapo tarde» o «Basureta» que más parecen dos desahogos de traumas juveniles imposibles de escuchar con ese tono en ningún otro rapero o ese tema pop que es «Mazas y catapultas», que anoche interpretó (para goce general) con Rozalén, declarada fan de los versos de Ibarra. Y es que nadie salvo él, por madurez y respeto, podía abrir este camino, llevar las rimas de invierno de Zaragoza a cualquier playa imaginaria, al mainstream si quieren, sin olvidar ninguna de las palabras pronunciadas. Y es que anoche, como en el resto de shows de la gira, el popurrí de sus más famosos fraseos con Violadores del Verso fue lo que más coreó un público que cantó palabras por miles. Y es que ocho líneas o dos minutos de Kase.O dan mucho más de lo que se imaginan, tanto, que las pantallas del pabellón parecía que no podían seguir el ritmo de su fraseo endemoniado. «Son muchos años en el rap, no conformándonos con la primera rima que sale», dijo como receta creativa y como consejo vital.

Anoche quedó claro que el público echa de menos a Violadores y también que el rap es de las mujeres, que ayer demostraron su presencia cuando fue requerida. Y Javier Ibarra pidió respeto por las mujeres y detuvo el concierto para guardar un minuto de silencio y de reflexión por las asesinadas este año, comenzando por la última, Laura Luelmo.

El de Ibarra es rap consciente y no solo de sí mismo, aunque cuando quiere, también eso lo hace mejor que nadie como en la versión de «Bogaloo» urbana que presentó anoche. «¿Cómo va a crecer esta cultura sin conocimiento?», se preguntó Momo, socio de Kase.O para esta gira. Del homenaje a la lengua castellana que brinda el buen rap se puede hablar en otro momento, pero anoche se pronunciaron miles de palabras que sonaron perfectas. Y de tanto clavar sílabas, Don Drama se marchó «Cantando».