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Puente de Vallecas: tres veces más perros peligrosos que la media en Madrid

Es el distrito que más canes agresivos ha registrado en los últimos cuatro años. Estas razas no dejan de crecer en la ciudad. «Es una moda», alerta un experto.

Puente de Vallecas: tres veces más perros peligrosos que la media en Madrid
Puente de Vallecas: tres veces más perros peligrosos que la media en Madridlarazon

Es el distrito que más canes agresivos ha registrado en los últimos cuatro años. Estas razas no dejan de crecer en la ciudad. «Es una moda», alerta un experto.

Un octogenario paseaba la víspera de Reyes por la carretera que une Villaverde y Vallecas, cuando tres perros de la raza Rottweiler le agredieron. El anciano sufrió heridas muy graves. Es más, el equipo de Emergencias que le atendió consideró las lesiones de los brazos como «catastróficas». Por ello permanecía al cierre de esta edición en estado grave en el Hospital La Paz, donde ingresó tras el ataque. Mientras la Policía Municipal sigue investigando qué pudo ocurrir la tarde del sábado para que estos tres canes atacaran con tanta agresividad, resurge la polémica de la tenencia de Perros Potencialmente Peligrosos (PPP).

De acuerdo con los últimos datos que ha hecho públicos el Ayuntamiento, el auge de estas razas en la ciudad no ha dejado de crecer desde 2002 –año que se implantan, por normativa de la Comunidad de Madrid, los registros de estos animales–. En esos primeros doce meses, la capital contabilizó 277 PPP, mientras que sólo en el primer trimestre de 2018, la cifra ascendía a 377. La tendencia creciente a adquirir estas razas de perro es constante y el acumulado en los últimos 16 años –a la espera de los seis meses finales de 2018– se sitúa en 4.875. Y, si en 2002 era el distrito de Latina el que más perros peligrosos registró, en los últimos cinco años Puente de Vallecas es el que más canes de razas agresivas registra. Así, este año ya triplica la media del resto de distritos con 54 canes. En 2017 registró 139.

Desde la Asociación Madrileña de Animales de Compañía (Amvac) insisten en que «no hay razas peligrosas. Creemos que la peligrosidad de un animal no depende de su raza, sino de su educación y de las capacidades del dueño para enseñarle, de esto depende directamente que el perro tenga la capacidad de sociabilizar con otros animales y con las personas», explican. Es más, desde esta asociación promueven que, en lugar de señalar a un perro como PPP por su raza, se realice un Test de Adaptación a la Convivencia Social. «Con este examen, se pretende colaborar con la sociedad en la integración de los perros, evitando demonizar los perros como PPP por ley y detectando malas actitudes en animales no catalogados pero que podrían ser una amenaza», afirma Ildefonso Esteva, en representación de Amvac.

Pero lo cierto es que en los últimos meses se han producido varios ataques de alguna de las siete razas que se incluyen dentro del listado PPP. No olvidemos la muerte de una madre y una hija en Colmenar de Oreja que fueron atacadas por sus perros, dogos de burdeos mezclados con staffodshire terrier americano. Y es que es de esta última de la que más ejemplares se registraron en los primeros seis meses del pasado año. En concreto fueron 150, seguidos de los 110 pitbull. Si nos fijamos en el acumulado desde 2002, de los 4.875, 3.058 corresponden sólo a estas dos razas, lo que representa casi el 63 por ciento de todos los PPP que tiene localizados el Consistorio.

Pero, ¿por qué se está dando este auge? Gaspar Quintero, educador y adiestrador canino en Madrid lo explica: «Es una moda entre la población más joven que, también, por su edad, tienden a ser más agresivos. No es por una cuestión de seguridad. Y el problema es que si a estos animales, desde que son cachorros, se les educa con agresividad, sus respuestas pueden ser peligrosas».

Como explica este experto, en estas razas se conjugan dos circunstancias que pueden explicar su reacción violenta: su genética y su educación. «Hay que conocer los orígenes de estos canes, si sus padres ya se comportaban de forma agresiva o si tenían un carácter fuerte que ya apuntara maneras», sostiene Quintero. Con respecto a la segunda, «el problema está en la falta de socialización». Y aporta un ejemplo: «Si un perro que ha vivido toda su vida en una finca sale de ella de adulto, por temor y desconocimiento tiende a agredir. A diferencia de otras razas, no huyen, los PPP agreden».