Patrimonio

Quince «tesoros» históricos en peligro

Muchas voces alertaban del mal estado en el que se encontraba el Palacio de los Duques de Osuna. La «lista roja» de la Comunidad incluye otros puntos históricos que también corren riesgo

El Palacio de Osuna amaneció en llamas el pasado miércoles. Los bomberos dieron el fuego por extinguido el viernes
El Palacio de Osuna amaneció en llamas el pasado miércoles. Los bomberos dieron el fuego por extinguido el vierneslarazon

¿Existen otros puntos en la comunidad susceptibles de terminar como el Palacio de Farinelli de Aranjuez? Lo cierto es que al menos 15 lugares más de interés histórico y cultural en territorio madrileño pueden acabar siendo arrasados, si no por las llamas, sí por la desidia y el abandono.

¿Existen otros puntos en la comunidad susceptibles de terminar como el Palacio de Farinelli de Aranjuez? Lo cierto es que al menos 15 lugares más de interés histórico y cultural en territorio madrileño pueden acabar siendo arrasados, si no por las llamas, sí por la desidia y el abandono. La Asociación Hispania Nostra, que desde hace 40 años vela por la conservación del patrimonio cultural y natural de nuestro país, elabora desde 2007 su Lista Roja del Patrimonio, con el fin de alertar de aquellos lugares que corren el peligro de ser destruidos o incluso de desaparecer. De hecho, el Palacio de Farinelli, también conocido como de los Duques de Osuna, era uno de ellos: «Ruina progresiva, posibles derrumbes. Venta o cesión para un uso no adecuado», detallaba la asociación a la hora de describir su «carácter de riesgo».

Poco importa que la mayoría de estos monumentos haya sido declarada Bien de Interés Cultural (BIC). Como explica a LA RAZÓN Víctor Antona, miembro del Comité Científico de Hispania Nostra, bajo esta catalogación, «las administraciones y los ayuntamientos tienen la obligación de velar por su mantenimiento: limitaciones de uso y construcción, sostenimiento de fachadas, eliminación de maleza, etc. Pueden intervenir subsidiariamente si hubieran previsto un derrumbe inmediato». Sin embargo, «eso ocurre muy pocas veces, porque es difícil de prever».

Muchos de estos tesoros, señala Antona, «se encuentran en zonas despobladas, pueblos que se van vaciando, lo que da pie a un patrimonio desatendido». En muchos casos, se trata de palacios «que están en manos privadas y que a su vez no tienen recursos para hacer frente a su conservación». Un ejemplo concreto y que afecta a construcciones como la del Palacio de Osuna: las cubiertas de estos edificios, al estar descuidadas –los dueños se olvidan de retejar, tener las cubiertas limpias, etc– acaban siendo el canal por el que las «enfermedades» arquitectónicas comienzan a penetrar.

¿Qué le ofrecería al turista este recorrido por un Madrid abandonado y, por qué no decirlo, un tanto fantasmagórico? Por orden cronológico, la primera parada de este viaje al pasado sería la Iglesia de San Isidoro de Ávila, cuyas ruinas, pese a su nombre, están ubicadas hoy en los jardines de El Retiro. De estilo románico, data de mediados del siglo XII. Fue objeto de varias reformas hasta la Desamortización, cuando pasó a manos privadas y quedó sumida en el abandono. Derrumbada parcialmente, y tras muchos vaivenes, sus restos quedaron emplazados en los populares jardines madrileños desde finales del XIX. Su estado, según Hispania Nostra, es «lamentable y alarmante. La piedra se deshace con sólo rozarla». Sus capiteles «están tan erosionados que difícilmente se aprecia su iconografía». Además, faltan elementos debido a «desprendimientos y actos vandálicos» y hace «de lienzo» para las pintadas callejeras. Como remate, los niños se divierten escalando su portada.

De una época similar es la muralla medieval cristiana de Madrid. Antaño una fortificación defensiva de 80 torres, aún quedan varios vestigios en los edificios del Madrid de los Austrias. La asociación señala que los fragmentos en cuestión son los situados en las calles de Almendros, Cava Baja, Escalinata y Plaza de Puerta Cerrada. De titularidad municipal, «hace décadas que están esperando una restauración», por lo que «será costoso frenar su desaparición». Más abandonada aún está la Ermita de la Virgen de la Oliva de Patones de Arriba, de los siglos XII-XIII, que hoy es objeto de «desprendimientos y ruina progresiva», mientras que su techumbre ha sido «invadida por vegetación».

Nos desplazamos al siglo XV: el Castillo de Aulencia o de Villafranca, en Villanueva de la Cañada. Sus primeras referencias son del 10 de marzo de 1494. Ya en la Guerra Civil fue utilizada como refugio de una brigada de soldados soviéticos, que apoyaban al bando republicano, y sufrió graves daños en los bombardeos. Hoy está abandonado. Según la asociación, sufre un deterioro progresivo: «Los muros se encuentran socavados en su parte inferior, lo que con el tiempo podría provocar su derrumbamiento».

De Villanueva pasamos a Aranjuez, concretamente al Hospital de San Carlos. Estamos en el siglo XVIII y el «mejor alcalde de Madrid» es monarca de todos los españoles. De estilo neoclásico, Carlos III ordenó su construcción a instancias del médico titular de Aranjuez, Juan Bautista Cutanda. En 1964 se procedió a rehabilitar gran parte de los tejados, pero a día de hoy el edificio se encuentra en total estado de abandono al no prosperar algunos intentos de rehabilitación. Los tejados están en grave deterioro y la maleza ha invadido el patio posterior. Del mismo siglo es el Palacio de la Duquesa de Sueca. Situada en la Plaza del Duque de Alba de la capital y construida como escuela para los hijos de los criados de Carlos III, en 1999 fue adquirida por el Ayuntamiento, pero aún no se ha realizado ninguna intervención. En la Lista Roja se destaca que se encuentra en «derrumbe parcial» y en «ruinas».

La última parada nos lleva hasta nuestro pasado más reciente: la Casa-Palacio del Canto del Pico, en Torrelodones. Sede del Mando Militar Republicano durante la Guerra Civil, tras la contienda, su propietario se la regaló a Francisco Franco, que la utilizaba como refugio cuando sus servicios de información alertaban sobre la posibilidad de algún atentado. Tras el abandono de sus propietarios, el edificio sufre desde hace 30 años actos de vandalismo y robos por parte de intrusos. Tanto el edificio como la finca han sufrido además varios incendios en los últimos años. Y elementos como esculturas, bajorrelieves, azulejos o rejas han sido expoliados prácticamente en su totalidad.