Elecciones autonómicas

Rajoy intenta enfriar el choque entre Aguirre y Cifuentes

La Razón
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La delegada era la candidata más señalada, pero la presidenta dice que no la sustituirá nadie sin su apoyo.

Ni en la dirección nacional del PP ni en Moncloa ven con buenos ojos el empeño de la candidata a la alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, en acentuar sus diferencias con su compañera de viaje, la «cabeza de cartel» a la Comunidad, Cristina Cifuentes. Aunque reconocen que Aguirre tiene que tener su espacio propio para dirigirse al segmento de votantes madrileños del que depende su mayoría absoluta, el voto más tradicional y más inclinado hacia la derecha de la capital, sin embargo, también opinan que esta estrategia de diferenciación debe hacerse con prudencia, sin trasladar el «ruido» de que hay un choque de trenes de Aguirre con el PP nacional y con Cifuentes.

Este fin de semana Aguirre mantenía las espadas en alto y daba a entender que nadie podría liderar el partido en Madrid sin su apoyo, subrayando así el control que mantiene sobre el aparato regional. Y ayer a Mariano Rajoy se le preguntó por ese futuro del PP madrileño y por si éste pasa por Cifuentes.

La candidata «comprensible»

La tradición del PP a nivel territorial es que el presidente de la Comunidad o el candidato a este cargo sea, a su vez, el presidente regional del partido. Sin embargo, Madrid ya ha sido una excepción, ya que Alberto Ruiz-Gallardón, por ejemplo, pese a que fue presidente de la Comunidad desde 1995 hasta 2003, nunca ocupó esta responsabilidad orgánica. En Onda Cero, Rajoy evitó ayer echar más leña al fuego y complicar aún más la convivencia. Y eso que en el partido admiten que es comprensible que la todavía delegada del Gobierno intente hacerse con la Presidencia regional del partido, incluso «por propia supervivencia». Pero aunque oficiosamente en Génova reconocen que esto sería lo lógico, y aunque vayan a apoyar a Cifuentes para que equilibre las listas y coloque afines en su candidatura, Rajoy prefirió ir por otro camino. Para justificar su decisión de que Aguirre abandone el liderazgo regional tras las elecciones de mayo, el presidente defendió la conveniencia de «volver a un modelo» en el que el alcalde se dedique a sus funciones institucionales y «el presidente de la Comunidad a su propia función». Como en los tiempos en los que Pío García-Escudero era el hombre de Génova en la dirección regional.

Esta regla de no compatibilizar cargos no la aplica, sin embargo, a María Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general, quien opta a la reelección en los comicios de mayo y cuenta, como ayer mismo se evidenció, con el apoyo de Rajoy para seguir siendo su secretaria general. «En Madrid teníamos una tradición. Una cosa era la Comunidad, otra cosa era el Ayuntamiento y otra, la jefatura del partido», argumentó el jefe del Ejecutivo.

Al margen de declaraciones y de equilibrios ante la tensión interna en la que se disputará esta campaña, el resultado electoral decidirá el futuro del PP de Madrid. Su congreso regional y su «jefe de filas». Nada tiene que ver un escenario en el que Aguirre y Cifuentes salven la cara, por ejemplo, con otro en el que Aguirre salga muy bien parada y la candidata a la Comunidad no salve los muebles. O la inversa. Aunque esto último se baraja menos dentro de las filas populares.

Asumido el «shock» que ha supuesto para el PP de Madrid que Aguirre, presidenta del partido desde hace once años, haya anunciado que no se presentará al siguiente congreso del PP de Madrid si es alcaldesa, en las convulsas filas regionales se da por hecho que la presidenta nombrará a un sucesor de su círculo que tendrá que «pelear» con el candidato de Génova. En lo que hay diversidad de opiniones es en cuándo se producirá esta batalla.

El PP cuenta con un sistema de primarias para elegir a sus presidentes autonómicos; la propia Aguirre rebajó en 2008 a un 20% el número de avales necesarios para que cualquier afiliado pueda optar a dirigir a los populares de Madrid. Precisamente ésta es la petición que desde el PP de Madrid se ha lanzado a la dirección nacional: que el relevo de Aguirre al frente del PP se haga de acuerdo a los estatutos y a través de unas elecciones internas celebradas en el ámbito de un congreso regional. Una petición con la que las filas madrileñas quieren despejar la sombra de la gestora que ha planeado sobre la primera planta de Génova.

Del incierto resultado que obtengan las candidatas el próximo 24 de mayo no sólo dependerá la cara del sustituto de Esperanza Aguirre al frente del PP de Madrid, la fecha del relevo es la otra incógnita que pende de lo que dictaminen las urnas. Los estatutos del partido fijan cada tres años los congresos regionales –el último fue en abril de 2012–, pero es la dirección nacional quien autoriza unas fechas concretas para que se lleven a cabo, siempre tras las celebración de su congreso. En los años electorales los congresos se retrasan hasta pasadas las citas con las urnas, por lo que si se sigue el calendario ordinario, el próximo congreso regional del PP de Madrid no se llevaría a cabo hasta después del nacional, que, debido a la cita con las urnas de este otoño, se retrasaría la celebración de todos los congresos hasta los primeros meses de 2016. Sólo de forma extraordinaria el partido podría autorizar un congreso regional antes de esta fecha.