«Sitcom» a la española

Hace ya tiempo que Natalia Hernández se ha hecho un hueco en ese grupo de actrices interesantes, con personalidad propia, divertidas pero con talento para meterse de cabeza en un drama si hace falta. En su caso, ya sea en la Compañía Nacional de Teatro Clásico –donde regresa la próxima semana con «El lindo Don Diego»– o en uno de las comedias más aplaudidas de la temporada, «El manual de la buena esposa», siempre arranca risas del respetable. Pero también hace tiempo que, en el territorio de lo independiente –llámenlo si quieren alternativo– Hernández ha hecho sus pinitos como autora en trabajos colectivos. Ahora se lanza a su primera aventura como autora y directora en solitario, «De buena familia», y lo hace en el código que mejor domina: «Es una comedia absurda totalmente», reconoce la actriz sobre este texto que, por la descripción, podría parecer un dramón: en una familia de hoy en día, en cualquier país –no se menciona nunca a España, aunque quizá tampoco haga falta–, cada miembro afronta los problemas como puede. Ni siquiera aparece la palabra crisis, pero está claro que está ahí, como un paisaje reconocible: el hijo mayor es una suerte de «ni-ni» que aún vive con sus padres sin decidirse a hacer nada con su vida, y los dos adolescentes no tienen claro qué hacer con las suyas. Hernández explica que estamos ante una comedia costumbrista, «pero de costumbrismo español de ahora». Y cita un referente inconfesable para la alta cultura: las series americanas televisivas de los 80 y 90, ésas en las que todo les iba fatal a los protagonistas pero siempre acababan con un «happy end», como «Padres forzosos» o «Los problemas crecen». Para esta particular «sitcom» ha contado con Vicente Díez, Jorge Basanta y Ascen López, además de Camila y Samuel Viyuela, hermanos en la vida real –para ella es su debut– e hijos, efectivamente, de uno de nuestros mejores clowns. Lo han adivinado, ese mismo.