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Drogas

Sobredosis: Samur atiende un 12% más de casos

Los facultativos señalan al GHB, o éxtasis líquido, como una de las más recurrentes en emergencias. También se han ocupado de casos de burundanga y advierten de un repunte de la heroína.

Detenido por agredir a un agente de la Guardia Civil cuando desalojaba una fiesta con 140 personas en Chinchón
Detenido por agredir a un agente de la Guardia Civil cuando desalojaba una fiesta con 140 personas en Chinchónlarazon

Los facultativos señalan al GHB, o éxtasis líquido, como una de las más recurrentes en emergencias. También se han ocupado de casos de burundanga y advierten de un repunte de la heroína.

Cada día, los efectivos del Samur-Protección Civil tienen que emplearse a fondo, y en más de una ocasión a contrarreloj, para atender, de media, dos casos de sobredosis en la ciudad de Madrid. Según los datos correspondientes a 2018, el servicio de asistencia municipal actuó en 739 ocasiones por abuso de drogas. Una cifra un 12% superior a la de 2017, cuando su participación fue necesaria en 660 urgencias.

Fuentes del Samur explican a LA RAZÓN que la cifra es relativa, ya que, en ocasiones, y según la opinión de los facultativos que atiendan la urgencia, algunos de los casos enumerados en la estadística pueden pertenecer a intoxicación por fármacos. Un tipo de emergencia ésta última que cuenta con su propio apartado en las cifras de 2018, con 474 casos. Aún así, desde el Samur aclaran que las atenciones por sobredosis están más ligadas a un uso «recreativo» de las drogas. Y, por lo general, los meses de verano y otras épocas festivas, como las navidades, son los momentos más críticos en este sentido.

¿Cuáles serían los estupefacientes que más actuaciones sanitarias han provocado? El servicio asistencial señala ahora mismo al éxtasis líquido, o GHB, como uno de los más consumidos. Pese a su nombre, no tiene que ver con el éxtasis. Si este último era un estimulante, el GHB es un depresor del sistema nervioso central cuya finalidad original era la de servir como anestesiante. No en vano, a la sensación inicial de euforia le sigue una de somnolencia que puede llevar al coma. En los últimos años es la sustancia que reina en las fiestas multitudinarias. «Nos hemos encontrado a muchos pacientes en plena vía pública, inconscientes, y al principio no sabemos la causa», dicen en el Samur.

Estos casos cuentan además con una dificultad añadida para los médicos: al contrario que otras sustancias, no es posible revertir los efectos del GHB con un antídoto. «Lo que ocurre con las drogas sintéticas como el éxtasis líquido es que provocan un bajo nivel de consciencia, un efecto que no cuenta claramente con un contrincante para hacerles frente. De ahí que en esas urgencias nos tengamos que centrar en evitar los efectos negativos». Por eso, el esfuerzo gira en torno a mantener las constantes vitales del paciente. «En esos casos, falla su frecuencia respiratoria. El paciente es entubado para evitar que el contenido gástrico entre en los pulmones. Si falla el aparato respiratorio puede afectar al sistema nervioso y, por tanto, causar un problema neurológico». En algunos casos se ha podido dar de alta al paciente después de reanimarlo; en otros, han tenido que derivarlo al hospital.

Debido a estos efectos de pérdida de consciencia, el GHB ha sido incluido en el grupo de «drogas de violación», ya que posibilita que la víctima se doblegue ante su agresor y, además, no guardar el menor recuerdo de lo sucedido. Sin embargo, la sustancia de este tipo más conocida (y reflejada con frecuencia en los medios de comunicación) tampoco es inusual en la noche madrileña: la escopolamina, bautizada en países hispanohablantes como «burundanga». «Hemos atendidos casos de agresiones sexuales a posteriori, en los que la víctima se ha despertado y se ha dado cuenta de que ha mantenido relaciones que no había consentido», dicen los facultativos. Presente en plantas como el beleño o la mandrágora, la escopolamina es un alcaloide que actúa como depresor de las terminaciones nerviosas y del cerebro. Según informan en la web de Energy Control, en dosis altas, de más de 10 mg, puede causar convulsiones, depresión severa, arritmias, taquicardia severa, fibrilación, insuficiencia respiratoria, colapso cardíaco e incluso la muerte.

¿Y la heroína? Como señalaba recientemente la Policía, el hecho de que se hayan desmantelado varias redes de «cundas» y de que cada vez haya menos poblados marginales, está provocando que la sustancia haya «viajado» de las zonas más conflictivas al distrito Centro: Lavapiés, Chueca, la Gran Vía... Además, la presencia constante de turistas en estos entornos es una oportunidad para los toxicómanos. Tras hacerse con sus carteras, pueden comprar unas pocas micras a la vuelta de la esquina y consumirla fumada o inyectada. «Está volviendo la heroína. Históricamente, es una sustancia que ha ido dando bandazos», dicen en el Samur. En los últimos tiempos, han sido más habituales los casos de «speedball», mezcla de cocaína y heroína. Un cóctel especialmente peligroso, ya que «la primera es un excitante del sistema nervioso central y, la segunda, un depresor». Así, esta combinación provoca en primera instancia un estado de euforia y placer para, después, sumir al consumidor en un descontrol psicomotriz, alucinaciones, cuadros delirantes paranoides, riesgo de coma y, en algunos casos, la muerte tras sufrir una insuficiencia respiratoria aguda.

Con todo, desde el Centro de Adicciones de Madrid Salud, que cuenta con una red de siete centros ambulatorios, señalan a este periódico que no han advertido un aumento de las atenciones por heroína, al menos según los datos de 2017, y sí una disminución. Con todo, siempre están atentos ante un posible aumento, sobre todo tras casos como el de EE UU, donde la presencia de opiáceos se ha disparado.

En lo que a tratamientos por adicción se refiere, el Centro de Adicciones destaca como subida más notable la experimentada por el cannabis: de 382 nuevos casos a 527, un aumento cercano al 38%. De hecho, después del alcohol, es la sustancia más presente en los pacientes, superando a la cocaína (463 casos). Un dato que sirve para desterrar mitos sobre la marihuana, como, por ejemplo, que no es adictiva. «Se ha trivializado sobre su consumo, pero el cannabis es una sustancia psicoactiva con capacidad de generar adicción. Hemos tratado a pacientes tanto por abuso como por dependencia de la sustancia», aseguran desde Madrid Salud. Del mismo modo, señalan un «repunte» de las drogas de síntesis que entran dentro de la categoría del «chemsex», asociadas al sexo entre hombres.