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Todos a una por Espronceda
Cuatro comercios del barrio de Chamberí se «asocian» para reactivar las ventas. Por lavar el coche, los vecinos obtienen vales canjeables en la panadería o en la frutería
Madrid- ¿Se imaginan ir a lavar su coche y a cambio poder llevarse a casa, gratis, una bolsa de 3 kilos de patatas? Lo que podría parecer una idea descabellada ha sacado adelante un negocio de lavado de coche en la capital. Hace poco más de un año y en plena crisis económica, el Garaje Espronceda –un lavadero de coches situado en calle Espronceda, 12– sufrió una bajada importante en sus ingresos. En un momento en el que había menos trabajo y más tiempo libre, al encargado del negocio, Segundo Martín, se le ocurrió una original idea para sacar al garaje de la crisis. Cada persona que viniese a lavar su coche se llevaba a cambio un vale canjeable en un comercio del barrio por 3 kilos de patatas.
Lo que empezó como un «idea graciosa», dice Segundo, se ha convertido en una iniciativa a la que se han apuntado bares y panaderías de la zona. «Se me ocurrieron varias cosas antes de llegar a esta idea. Al principio pensé que lo hiciésemos por nuestra cuenta, pero luego me acordé de que son más los negocios que podían beneficiarse», explica Segundo en su pequeño despacho y aprovechando un momento con poca afluencia de clientes.
Lo que podría parecer simplemente una idea divertida y original ha permitido mantener a flote este negocio familiar. «No se ha echado a ninguno de los cinco trabajadores que desempeñan su labor en este garaje», dice con orgullo. Cuenta, además, que él también tiene una hija periodista que acaba de encontrar trabajo. «Son momentos difíciles para todos –sonríe con resignación–, pero si una cosa tengo clara es que no podemos quedarnos parados. Hay que buscar alternativas».
Aunque todo empezó con la idea de canjear un lavado por 3 kilos de patatas, las opciones de canje se han ido expandiendo y ahora, a cambio de un lavado, todos los clientes tienen derecho a elegir entre llevarse una botella de vino –con un etiquetado personalizado con el nombre del garaje–, un vale canjeable por una caña o un café en uno de los bares del barrio, o una barra de pan en una de las panaderías de la zona.
Cómo surgió la idea
Segundo detalla que propuso la idea a su jefa y ésta le dio el visto bueno. «Tengo mucha suerte porque siempre me han dejado hacer lo que creía mejor para el negocio», afirma después de explicar que lleva varios años trabajando en el garaje. «De allí en adelante todo fue hablar con la gente. Llegué a un acuerdo con mi amigo Antonio (el charcutero en cuyo local los clientes pueden recoger su bolsa de patatas) y de allí con Ángel, dueño del bar. Al poco tiempo el panadero de en frente se enteró y también se apuntó».
Y es que esta idea no sólo ha beneficiado al garaje. Desde que la iniciativa se puso en marcha, el boca a boca ha hecho mucho. «Ten en cuenta que si decides tomarte un café en el bar, quizás luego te apetezca tomarte otro. O cuando vas a la charcutería, igual aprovechas para comprar otros productos», explica el trabajador del lavado de coches.
«¡Fíjate si la idea ha funcionado que empezamos haciéndola solamente los martes y la hemos ampliado a todos los días de la semana!», asegura. Y no queda allí la cosa. Los clientes que repiten lavado en Garaje Espronceda tienen derecho a llevarse los cuatro productos a casa (patatas, vino, café/caña o pan). «¿Quién da más un limpiar un coche?», pregunta Segundo mientras muestra la botella de vino Rioja con la que agradecen a quienes traen su coche a lavar.
Por su parte, en la charcutería y frutería Antonio y Cirino, donde se recogen los tres kilos de patatas, Cirino confirma que su negocio también se está beneficiando de la idea de Segundo. «Somos amigos de toda la vida. Me habló de esta idea y me pareció algo donde los dos podríamos salir ganando», comenta mientras atiende a una clienta. «Segundo es sobre todo muy buena persona; no podía decirle que no», confiesa con una sonrisa propia de quien tiene en gran estima a un amigo «de toda la vida».
Por otro lado Ángel, dueño del bar, cuenta que la iniciativa de Segundo sí ha aportado algún beneficio a su negocio. «Algunas personas aprovechan para comprar algo más o para tomarse otra caña y eso nos viene bien a todos», dice Ángel.
Sea como sea, no cabe duda de que en momentos de crisis el ingenio se agudiza y la solidaridad impera entre todos aquellos que están dispuestros a echarse una mano.
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