Comunidad de Madrid

Tres Cantos se erige como el modelo de ciudad de una nueva era

Mañana se cumplen 25 años de su constitución como municipio independiente. Su noción urbanística y estilo de vida marcan tendencia

Las amplias travesías son una seña de identidad de Tres Cantos, como la Avenida de Labradores
Las amplias travesías son una seña de identidad de Tres Cantos, como la Avenida de Labradoreslarazon

Hace un cuarto de siglo, el 21 de marzo de 1991, se constituyó el municipio número 179 de la Comunidad de Madrid, tras segregarse del Ayuntamiento de Colmenar Viejo. Tres Cantos conseguía así el objetivo que se habían marcado sus vecinos desde mediados de los años 80 cuando su desarrollo espectacular y ponderado le había conferido una personalidad propia y singular y convertido en un referente urbano y económico fuera y dentro de España. Ha conseguido perfilarse como una ciudad integral, autosuficiente y equilibrada en la que se puede vivir, trabajar y disfrutar de una calidad de vida superior.

Su excepcional localización, a 21 kilómetros de la villa y corte, en el noreste de la Comunidad, en el eje de la M-607, en un entorno envidiable por su valor medioambiental, ya que linda con los Montes del Pardo y el Soto de Viñuelas por el sur y el sureste, respectivamente, explica en gran medida el carácter que ha ido perfilando.

Desarrollo complejo

Los vecinos tardaron en llegar. Hasta 1982 no empezaron a ocuparse las primeras viviendas, aunque fue concebida a principios de la década de los 60 con el objetivo prioritario de descongestionar Madrid, donde existía un preocupante déficit de vivienda. Su desarrollo no fue fácil, dada la falta de iniciativa de las empresas inmobiliarias, lo que llevó a la Administración a apostar por las cooperativas. En abril de 1980, se aprobaron las primeras licencias de construcción. Entre ese año y 1985 se construyeron 4.842 viviendas.

Ese nuevo núcleo urbano debía tener unas características orográficas que no encarecieran la urbanización ni las infraestructuras necesarias y estar perfectamente comunicado con la capital y alejado de pasillos aéreos.

Se optó por inspirarse en la tradición europea de las «new towns» de finales del siglo XIX que plasmaron E. Howard y Arturo Soria. Se estructura en sectores separados por vías de intensidad variable, según la zona, y se restringe el acceso de vehículos a su interior con el fin de favorecer al peatón. Se planearon con la intención de dotarlos paulatinamente de equipamientos sociales, culturales y deportivos.

La pretensión era hacer factible la convivencia armoniosa de los espacios residenciales, comerciales y de ocio con las áreas industriales, así como la conservación del medio ambiente, el interés público y la libertad privada. El reto, a la vista está, se ha cumplido.