Madrid

Un jefe de Diviertt abrió el acceso a la pista justo antes de la avalancha

Un empleado de Seguriber declaró a petición del juez ante la Policía, que se «abrieron sin consultar con nadie las puertas de emergencia»

Según el empleado el público nunca debe entrar antes por los portones de la planta intermedia y la pista
Según el empleado el público nunca debe entrar antes por los portones de la planta intermedia y la pistalarazon

Sus declaraciones el pasado día 20 ante el juez instructor de la causa, la fiscal y las partes en el Juzgado de Instrucción número 51 de Plaza de Castilla fueron tajantes. Miguel Ángel Flores, responsable de la empresa Diviertt y organizador de la Thriller Music Park no titubeó a lo largo de las casi cuatro horas de declaración y se mostró firme en todo momento, pero el sumario del caso Madrid Arena le deja cada vez más acorralado y pone entre las cuerdas algunas de sus afirmaciones. Flores aseguró que fueron los empleados de Seguriber y, por extensión, Madrid Espacios y Congresos, los responsables de la lamentable seguridad del evento porque él no tenía competencias para ello. Sin embargo, los empleados de Kontrol, 34 sí estaban aquella noche bajo sus órdenes, así como todo el personal de Diviertt. Fueron ellos los que ordenaron abrir puertas distintas a la entrada principal, por la que cientos de chavales accedieron directamente a la pista central, según se desprende de las declaraciones ante la Policía -y recogidas en el sumario- de un trabajador de Seguriber.

El vigilante de seguridad, que presta servicio para Madrid Espacios y Congresos (Madridec) en la Casa de Campo desde hace dos años, lo hizo también aquella noche en el Madrid Arena. El pasado 13 de noviembre, día en que el juez y la fiscal acudieron al Arena a realizar una inspección ocular, el instructor, Eduardo López Palop, solicitó a la Policía que tomara declaración al joven, según fuentes cercanas a la investigación. Ese mismo día, el trabajador declaró ante el Grupo V de Homicidios de la Policía Judicial que «mucha gente entró por las puertas de emergencia que hay en el muelle de acceso por cafetería en cota 5, puertas que abrieron el señor Morcillo y un señor llamado Juan Carlos. El señor Morcillo es el jefe de personal de Diviertt y Juan Carlos es técnico de montaje de una empresa, cree recordar que llamada FSM». El empleado de Seguriber asguró también que «estos dos señores abrieron dicho acceso por su cuenta y riesgo sin contar con nadie» y que «llevaron a varias personas hacia cota 0 y los metieron por el portón». Según el testigo, fueron los empleados de Miguel Ángel Flores quienes abrieron los portones de la entreplanta y la pista (la planta baja), cuando lo habitual es que el público entre por la planta que está a ras de suelo (la más alta).

Es decir, que desviaron a la multitud de la entrada habitual y la condujeron directamente a la pista central cuando iba a comenzar la actuación estelar de la noche, Steve Aoki. El empleado de Seguriber explica también que a Kontrol, 34 «la situación se les fue de las manos» porque «debieron realizar un control más exahustivo en el acceso de control de entradas, lugar donde también se solicita la documentación para ver si la persona que accede es mayor de edad». El joven atribuye así a Kontrol, 34 la potestad de solicitar carnés, algo que el responsable de esta empresa de porteros de discoteca, Carlos Manzanares, negó en sede judicial el pasado día 21. Manzanares aseguró que los controladores de acceso «no tocaron las entradas» y que, como esa noche no estaban trabajando como controladores sino como auxiliares, tampoco tenían la potestad de solicitar DNI.

Según la declaración policial, seis vigilantes de Seguriber se encontraban prestando servicio en el interior en los siguientes puntos fijos: portón cota 0 (pista central), portón cota 5 (entreplanta), muelle de cafetería en cota 5, sala de central de emergencias (control de cámaras) y acceso al túnel que une el Madrid Arena con el Pabellón de Cristal. Este trabajador aseguró a la Policía que él se encargaba de «cubrir los puestos fijos de los compañeros cuando necesitaba ausentarse y también la persona de contacto con la organización». La desorganización, según el trabajador, era una constante cada vez que Diviertt alquilaba el Arena.