Guadalajara

Un militar frena a un kamikaze en la A-2

Para intentar detenerlo, el militar, que durante años fue conductor de vehículos blindados, explica que se puso «a su altura» para después obligarle a detenerse en una vía de servicio

Autovía A-2
Autovía A-2larazon

Para intentar detenerlo, el militar, que durante años fue conductor de vehículos blindados, explica que se puso «a su altura» para después obligarle a detenerse en una vía de servicio

M.A., un militar que prefiere no revelar su nombre, el mediodía del jueves pasado, muy a su pesar, se convirtió en héroe por unas horas. Iba camino de su casa en Guadalajara, observó cómo “un coche que me adelantaba por la derecha iba muy rápido”. “Al principio no sospeché nada” reconoce, pero minutos más tarde se dio cuenta de que “algo iba mal” ya que el conductor empezó a sacar a la gente de sus carriles”. Por la mente de M.A solo pasaron dos opciones “o es alguien huyendo de un robo, o alguien que no sabe lo que está haciendo”.

Para intentar detenerlo, el militar, que durante años fue conductor de vehículos blindados, explica que se puso “a su altura”. Una vez hecho esto, bajó la ventanilla y le obligó a detenerse en una vía de servicio, donde el conductor del otro vehículo “visiblemente perjudicado”, afirma, le increpó y le insultó. A M.A no le quedó otro remedio que llamar a la Guardia Civil para que acudiera a detener al sujeto, sin embargo, el conductor kamikaze volvió a subirse al coche,a pesar de estar “visiblemente ebrio” según el héroe del día, para tratar de escapar.

La situación empezó a volverse aún más tensa cuando el infractor puso su coche a 170 kilómetros por hora por la vía de servicio. Sin embargo, M.A mantuvo la sangre fría recordando el lema de la Policía Militar: “Firme sin violencia y prudente sin debilidad”, una máxima que, reconoce, le ayudó a “estar sereno y tener claro que mi prioridad era seguirle y no permitir que se escapase”.

Una labor complicada teniendo en cuenta que el kamikaze, durante su alocada carrera, “se metía en gasolineras de las que luego huía” y “cogía desvíos continuamente” afirma M.A., todo ello con un único objetivo: conseguir despistar a su perseguidor y a la Guardia Civil, que tras recibir la llamada del militar, se puso rápidamente en marcha.

El kamikaze, al ver por el retrovisor como se unían varias motocicletas de la benemérita a la persecución, trató de despistar a las fuerzas del orden callejeando por Guadalajara. Algo que le fue imposible debido al dispositivo policial desplegado gracias a la puntual información que M.A. proporcionaba a través de su teléfono móvil.

Una vez que la loca carrera fue abortada, y el conductor detenido y reducido, se procedió a la realización de una prueba de alcoholemia, en la que el infractor superó ampliamente la tasa permitida.

Rememorando la persecución, M.A. no puede evitar emocionarse al pensar en los “niños y en los padres que iban en los coches a los que el kamikaze puso en peligro” porque era “el momento del día en el que mis hijos salen del colegio, y mucha gente está volviendo a casa”, dice.

M.A, humilde, afirma que su premio “no es la medalla que me puedan dar, sino haber ayudado a frenar al conductor y haber evitado así el daño que podía hacer”.

El kamikaze, sometido a un juicio rápido, ya ha sido condenado a seis meses de prisión sustitutivos por trabajos en beneficio de la comunidad. Además, se le impusieron 500 euros de multa y perdió seis puntos del carnet.