Alcorcón

Un sismógrafo tras el temblor de Alcorcón

Un sismógrafo tras el temblor de Alcorcón
Un sismógrafo tras el temblor de Alcorcónlarazon

«Imagina una gran ensaladera de granito. Ahora llena el recipiente de arena, sedimentos y pequeñas piedras. Pues la zona de Madrid se levanta sobre esa estructura». De esta manera tan didáctica explican desde el Instituo Geológico y Minero cómo es el subsuelo de nuestra región.

«Los sedimentos que se encuentran sobre la base granítica se mueven en ocasiones formando pequeños temblores, en la mayoría de los casos imperceptibles. Pero en la zona de Alcorcón, Fuenlabrada, Móstoles... hay una pequeña falla, aún por determinar, que últimamente provoca movimientos más fuertes y frecuentes de lo habitual», añade Resurrección Antón, portavoz de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional.

Alcorcón vivió ayer el último ejemplo de esos sismos que se suceden últimamente. Eran las 7:34 horas cuando muchos habitantes de municipios como Leganés, Getafe, Alcorcón, o barrios del sur de Madrid (en especial, Carabanchel y Aluche) sintieron una sacudida. Se movieron algunos muebles y más de uno se llevó un buen susto pero, además de esas pequeñas anécdotas, no hubo daños. El temblor, que alcanzó los 3,4 grados en la escala de Richter, fue de similar intensidad al que se registró hace tres semanas en la misma localidad.

Algo se está moviendo en esa zona de Madrid y la Red Sísmica Nacional lo sabe y ha comenzado a tomar medidas al respecto. La mejor prueba de que la situación no es habitual es que en los últimos 20 meses se han producido los mismos temblores que en los pasados 170 años, según datos de ese organismo.

Y aunque la situación no es ni mucho menos preocupante, «y nada hace prever que se vaya a producir un fuerte terremoto», los científicos del Instituto Geográfico Nacional colocarán «un sismógrafo en la localidad y comenzarán a estudiar la situación para comprender estos movimientos», asegura un portavoz. Dicho sismógrafo se ubicará en el Parque de Bomberos de la localidad.

El aparato y el estudio son la mejor prueba de que el temblor de ayer ha terminado por cambiar la forma con la que los especialistas miran la falla que atraviesa el suroeste de Madrid. Hasta ahora no se habían destinado medios a este fenómeno, y de hecho, la falla está sin cartografiar. Ayer, el director de la Red Sísmica Nacional, Emilio Cardeño, explicaba que «los temblores se deben a la liberación de energía» de esa falla. Y, aunque no se sabe con certeza, lo más probable es que esa pequeña falla se haya roto por una serie de tensiones naturales y al liberar esa energía esté provocando estos terremotos.

En cualquier caso, «no hay por qué preocuparse de posibles daños a personas o cosas porque la zona es totalmente estable», explica Cardeño. De hecho, desde esta institución aseguran que la duración de los temblores «dependerá de la zona y no se puede prever, pero los terremotos se acabarán en algún momento».

En Madrid nunca se ha registrado un gran temblor. Sólo se sintió una fuerte sacudida durante el terremoto de Lisboa de 1755, y la última ocasión en la que se superó el grado 4 de la escala de Richter (unas 10 veces más potente que el de ayer) tuvo lugar en 1954 en San Martín de la Vega.