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Vuelven las últimas tertulias literarias

El Gijón ha retomado esta semana su actividad como último café literario, tras el cierre, a finales del mes de julio, del Café Comercial
El Gijón ha retomado esta semana su actividad como último café literario, tras el cierre, a finales del mes de julio, del Café Comerciallarazon

Tras el cierre del Café Comercial a finales del mes de julio, el Café Gijón ocupa en solitario el trono de los grandes cafés de tertulias literarias de nuestro país. Tertulias que han retomado este septiembre como las últimas que se celebran en la ciudad. Hablar del Gijón no es hablar sólo de un lugar donde se reúnen los miembros más intelectuales de la sociedad, no. Cuando alguien habla del café Gijón está haciendo alusión a una parte de la historia viva de Madrid, a uno de los pocos rincones de la Ilustración que alberga la capital, en el que algunos dicen que sus paredes centenarias albergan más cultura que cualquier biblioteca. No hay ningún rincón de este café que no guarde alguna anécdota con algún escritor, pintor o poeta que pasaba las tardes allí para hablar de literatura, política o de la vida en general.

El Gijón abrió sus puertas en mayo de 1888, por sus mesas han pasado los personajes más relevantes de la historia de España, Francisco Umbral, Camilo José Cela, Benito Pérez Galdós o Fernando Fernán Gómez, eran asiduos de las tertulias literarias que tal y como comenta José Escamilla, uno de los encargados, «surgían de manera espontánea, podía unirse todo el mundo, nada de lo que pasa aquí esta programado», esa magia de las tertulias espontáneas también reinaba en el Comercial, por ello, José recibió «con gran tristeza» la noticia del cierre del emblemático café, «cada vez quedan menos lugares donde poder hablar de cultura, política o arte sin estar enganchado a un teléfono» comentó. Y es que al margen de los debates y las tertulias, las mesas del Gijón han sido testigo de cómo se gestaban grandes obras literarias «o por lo menos de cómo se pensaron» aseguró José.

Y es que hay que tener en cuenta que las generaciones del 98 y del 27 han pasado por allí prácticamente en su totalidad. Las anécdotas del Café Gijón son inumerables, tanto es así que han dado hasta para escribir varios libros como el que escribieron José Esteban, Julián Marcos, Mariano Tudela. «El libro del Café Gijón» o «Del Café Gijón a Ítaca» escrito por Manuel Vicent o también «La noche que llegué al Café Gijón», escrito por Francisco Umbral uno de sus clientes ilustres más habituales. Entre las muchas historias que se pueden contar se encuentra por ejemplo la visita de Mata Hari, que iba de incógnito y que degustó un cafés mientras se fumaba sus famosos cigarrillos egipcios. Orson Welles fue otro de sus clientes más internacionales. También el que fuese Presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas fue un adepto al local, hasta una fatídica tarde en la que un desconocido entró gritando: «¡Han asesinado a Canalejas!».

Pero ¿qué tiene de especial este lugar? ¿Por qué las grandes plumas de nuestro país eligieron este sitio para sentarse a escribir, a debatir o a tomar algo? José cree que tiene la respuesta «en aquel entonces esto estaba a las afueras, y en lo que era el centro de Madrid había demasiados cafés, la gente se refugiaba aquí del bullicio». Poco a poco el Café Gijón fue adquiriendo fama y su encanto se engrandeció «podías estar tomando algo y ver cómo Umbral escribía su columna o charlar con Manuel Vicent o Álvaro de Luna (que tiene su mesa siempre reservada al lado de uno de los ventanales», pero no sólo escritores eran asiduos a este café, grandes directores de cine se juntaban en las tertulias del Gijón lo que provocaba que hubiese colas de jóvenes que buscaban su primera oportunidad en el mundo del cine.

En la actualidad el panorama del Café Gijón ha evolucionado mucho «las redes sociales han provocado que la gente pierda un poco el interés por este tipo de sitios», comenta Iván Escamilla, otro de los encargados. «Ahora mismo tenemos varias tertulias como la de los versos pintados del Café Gijón en la que poetas recitan sus poesías y los pintores exponen sus obras». Una de las más especiales es la que corre a cuenta de la Asociación Argadini, que trabaja con jóvenes con síndrome de down «esa es la tertulia más especial para nosotros», confiesa Iván.

Adaptarse a los nuevos tiempos

Indudablemente el tiempo también pasa para el Café Gijón, por ello, poco a poco intentan introducir novedades como la carta de gin-tonics de la terraza que busca atraer a un público más joven. Aunque no pueden hacer grandes cambios ya que en abril de este año el Café Gijón fue nombrado Bien de Interés Cultural, que no permite, por ejemplo, que se cambien las sillas. Pero eso no impide que en la carta los famosos callos del Gijón compartan espacio con shashimi.