Transporte
«Vuelvo hoy de vacaciones y encima sin metro»
El primer día laborable con la línea cerrada se saldó sin incidentes y algunas quejas aisladas
Ahora madrid reprochó a Cifuentes en Twitter el cierre de 23 estaciones a la vez. Nadie dijo que adaptarse a los cambios fuera cosa fácil.
Nadie dijo que adaptarse a los cambios fuera cosa fácil, y mucho menos si se trata de trastocar nuestra rutina diaria, de poner en riesgo esos hábitos que llegamos a hacer de forma casi instintiva. En una ciudad como Madrid, coger el transporte público para llegar al puesto de trabajo o al pupitre de clase es uno de esos gestos automatizados, y por eso, para algún que otro madrileño, empezar con buena cara esta semana ha sido más duro que normalmente. Lo bueno es que a todo nos acostumbramos, y con suerte, en unas semanas, los recorridos alternativos al de las 23 estaciones cerradas de la Línea 1 de Metro formarán parte de nuestro día a día. Y para que así sea, un enorme equipo de trabajadores ha puesto todos sus esfuerzos en ello.
Buena coordinación
Pero, ¿qué piensan los madrileños que utilizaron ayer por primera vez los servicios alternativos? Aquí, división de opiniones. «Va muy bien y tiene una buena dotación de vehículos», reconocía Iker, usuario del autobús que cubre el tramo entre Conde de Casal y Sierra de Guadalupe. Ángeles, por su parte, lamentaba que no haya «ningún bus especial que haga el recorrido entero de la línea 1». Otros, como Carlos, ponían el acento en la aglomeración de personas en algunos puntos del recorrido: «En Puente de Vallecas, los autobuses del servicio especial 2 no podían con mas gente. Totalmente desbordados». Los que adelantaron su descanso estival, como Laura, se toparon ayer con una sorpresa: «Vuelvo de vacaciones y encima sin metro». Pero hay algo en torno a lo que no hubo discrepancias: las obras en la Línea 1 de Metro son necesarias.
Parece imposible que a alguien le haya pillado de imprevisto la noticia, o al menos resulta difícil creer que un usuario habitual de la Línea 1 de Metro no hubiera oído hablar del cierre temporal de casi todas sus estaciones. Y es que la campaña informativa comenzó ya el pasado 26 de junio y está valiéndose de todos los canales disponibles –sin olvidar que, de no ser por los paros convocados por Renfe el pasado mes, las obras habrían comenzado el día 18 de junio, es decir, que los viajeros ya sabían del comienzo inminente de las obras de reforma–. En cualquier caso, el que ayer se topó por sorpresa con una puerta precintada no tuvo problema a la hora de encontrar una alternativa para realizar su viaje: una clarísima cartelería y, sobre todo, la eficiencia de los empleados y la buena disposición de los conductores facilitaron la adaptación de los madrileños a este cambio en sus rutinas. A esta eficacia informativa hay que sumar los esfuerzos por agilizar el proceso a la hora de acceder a los servicios especiales de la EMT, pues se permite subir a los autobuses por cualquiera de sus dos puertas y sin necesidad de validar el abono o el billete. Y por qué no decirlo también: la mayoría de los usuarios, aunque no sin mostrar cierta desazón ante los inconvenientes del cierre de la línea de Metro, se mantuvieron comprensivos.
Los más madrugadores
Las quejas no se hicieron esperar, y, primera hora de la mañana, las redes sociales se convirtieron en el espacio perfecto para compartir la irritación de los viajeros más madrugadores que, descontentos ante una alternativa inevitablemente más lenta, se desahogaban en la red bautizando el momento como el «apocaL1psis». Porque, ¿qué ciudad podría soportar la misma afluencia de autobuses que de trenes suburbanos? Así, en hora punta, lo máximo que se puede hacer para rentabilizar la capacidad de los vehículos es esperar a que estén llenos para arrancar, momento en el que otro autobús está ya disponible para recibir viajeros –además, en paradas como Cuatro Caminos, varios funcionarios trabajaron contabilizando los usuarios afectados, con lo que puede deducirse que, en los próximos días, estos problemas se minimizarán–. Aún así, la situación obliga a los usuarios a calcular un retraso de algunos minutos en su trayecto habitual, tanto por la evidente disminución de plazas disponibles, como por los largos transbordos que, hasta ahora, no eran necesarios. Por otro lado, han sido muchos los que han criticado que las obras se alarguen durante más de cuatro meses, como Ahora Madrid, que desde su cuenta oficial de Twitter ha reprochado a la Comunidad –y en particular, a la presidenta Cristina Cifuentes– el no haber proyectado las obras en fases más pequeñas para evitar el cierre de 23 estaciones a la vez.
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