Consumo

De la Navidad del capricho a la de lo NECESARIO

Los sevillanos reducen en un año la intención de gasto en estas fiestas de 796 a 408 euros

Se detectan diferencias de hasta el 40% en juguetes dependiendo del establecimiento
Se detectan diferencias de hasta el 40% en juguetes dependiendo del establecimientolarazon

Los sevillanos tendrán este 2012 unas Navidades «diferentes». La encuesta de intención de gasto de la Unión de Con sumidores de Andalucía (UCA) refleja un significativo descenso del dinero que prevén dedicar a las habituales compras. Hasta hace poco, los habitantes de la provincia han vivido en muchos casos ajenos a la crisis, a la tasa del paro y, en resumen, a la realidad social por estas fechas. En 2011 la media ascendía a 796 euros. Un año después «la situación ha cambiado», como advierte Juan Moreno, presidente de la UCA. El momento de «incertidumbre» con respecto al futuro laboral «condiciona». La cifra no pasa de 408 euros.

«La gente tiene la sensación de que nada volverá a ser como antes. No hablamos de una crisis de carácter cíclico sino que su propia consolidación en el tiempo está haciendo que cambien hábitos y tendencias», explica Moreno a LA RAZÓN. El más fiel reflejo se halla en la alimentación. Según este estudio, realizado a personas de entre 18 y 65 años con capacidad de gasto, el sevillano dejará de invertir 80 euros en estos productos (de 196 a 114). A todo ello hay que añadir un factor puntual, la eliminación de la paga de Navidad a los funcionarios. ¿En qué familia no hay un «afectado»? ¿Cuántos comentarios con más o menos gracia se han escuchado al respecto? Ahora es cuando se aprecia su impacto económico real. «Más que una llamada a la austeridad hay una llamada a la prudencia. La Navidad era un pretexto para el gasto y ahora lo es para el ahorro. Celebro la Navidad, pero lo intento hacer de forma más inteligente y gastando menos recursos», explica Moreno.

La opulencia de las comidas da paso a un mayor control. Se buscan precios competitivos, «un aumento importante de la marca blanca», y si no podemos permitirnos algo, lo sustituimos. Lo mismo ocurre con los regalos. «Las Navidades eran sinónimo de echarnos a la calle a la carrera y ahora tratamos de acceder a la oferta más competitiva y ventajosa. La búsqueda por Internet se multiplica», comenta el presidente de los consumidores. De la compra impulsiva se pasa a la reflexiva. La tendencia es comprar lo que hace falta. «En situación de crisis la gente suele regalar cosas prácticas. Se huye del capricho para ir a lo que realmente hace falta. La tecnología va a ser un elemento punta en materia de regalo, pero no desde la perspectiva del capricho sino como necesidad para mucha gente», detalla.

Desde la UCA se ha elaborado el decálogo del buen consumidor: «Se trata de aplicar la razón con carácter previo». En juguetes, por ejemplo, se detectan diferencias de hasta el 40% entre un establecimiento y otro. Son consejos básicos, que todos damos por hecho pero que cuesta cumplir. Las asociaciones solicitan este año una atención especial a los cotillones. En crisis aumentan la picaresca y los incumplimientos.

Ferias «outlet», ¡peligro!

«Solicitamos una labor inspectora de los ayuntamientos y de la Junta para evitar desgracias como la del Madrid Arena», señala Moreno, que también admite un «gran esfuerzo» en la mayoría de comerciantes, tras la subida del IVA, en ofrecer productos competitivos a mejores precios: «La cerveza que estábamos pagando a un 1 ahora está a 80 céntimos en algunos bares. Son elementos de reclamo. El empresario sigue ganando, a lo mejor no tanto o a lo mejor más. Medidas como esa pueden aumentar las ventas aunque sea a costa de ganar un poquito menos». Las cenas de Navidad, otro clásico, se reducen. Basta con una copa en muchos casos. Y aquella moda de estrenar ropa también decae. En este sentido, los consumidores advierten del fenómeno de las «ferias outlet», cuyo carácter itinerante genera «muchos problemas a la hora de exigir una garantía o devolución»; y desconfían de los juguetes de procedencia asiática, que en muchos casos falsifican el distintivo de la UE, por lo que pueden incumplir los requisitos de seguridad.

En Sevilla, en cualquier caso, a lo que nadie renuncia es a echarse a la calle. Disfrutar del centro y de la ciudad no tiene precio.