Andalucía
El acusado de matar a su pareja pide "perdón"y asume "pagar mi culpa"
La Fiscalía ha elevado de 20 a 25 años la pena pedida por asesinato, lo mismo que la familia de la víctima, cuyo cuerpo metió en una maleta que arrojó a un arroyo seco en Alcolea
La Fiscalía ha elevado de 20 a 25 años la pena pedida por asesinato, lo mismo que la familia de la víctima, cuyo cuerpo metió en una maleta que arrojó a un arroyo seco en Alcolea
El acusado de matar a su pareja en marzo de 2017 en Alcolea del Río (Sevilla), Antonio M.G.G., ha hecho uso de su derecho a la última palabra para reconocer su "culpa", pedir "perdón"y asumir que le "toca pagar mi culpa".
Tras la presentación de los informes finales por parte de la fiscal, las acusaciones particulares que ejercen los padres y hermanos de la víctima, Rosario L.B. a quienes conocían como "Rosarito"y la acusación popular que ejercita la Junta al ser un caso de violencia de género, el acusado ser ha mostrado "arrepentido". "No hay solución porque no puedo volver atrás, pido perdón y me toca pagar mi culpa", ha dicho antes de que el magistrado, Francisco Gutiérrez, levantara la sesión y citara al jurado popular que lo enjuicia el próximo lunes para entregarle el objeto de veredicto, tras lo cual se retirará a deliberar.
Las acusaciones particulares han confirmado su petición de 25 años de prisión para el acusado, la pena máxima por un delito de asesinato, y la Fiscalía, que inicialmente solicitaba 20 años, ayer en sus conclusiones definitivas elevó su petición también a 25.
En sus informes finales este viernes, las partes acusadoras han insistido en que Antonio M.G.G. planeó el crimen y por ello llevó ese día a la hija de ambos, menor y cuya tutela actualmente tiene su tío paterno, a casa de unos amigos, y que la atacó sin que ella tuviera posibilidad de defenderse al ahorcarla con unos cordones de zapatos. Posteriormente se deshizo del cuerpo metiéndolo en una maleta y arrojándolo a un arroyo seco y pese a que la defensa solicita que se le aplique la atenuante de confesión y reconocimiento de los hechos, las acusaciones entienden que sólo confesó cuando se vio cercado por la investigación de la Guardia Civil.
Y es que en los días posteriores al crimen, Antonio M.G.G. hizo creer que Rosario se había marchado de casa porque había conocido a alguien, incluso recogió ropa suya de los armarios de la casa familiar para simular su marcha y celebró pocos días después la Comunión de la niña, donde los familiares de la víctima le preguntaron por ella y relató la misma historia.
El letrado Rafael Ramírez, que representa a los hermanos de la víctima Ángel e Inmaculada, en su informe final insistió en su convencimiento de que Antonio M.G.G. contó con la ayuda de una tercera persona "si no para perpetrar el crimen al menos para deshacerse del cuerpo", y lamentó que el Juzgado de Instrucción les cerrara esa vía de investigación al negar su petición de que se analizara el ADN de una tercera persona, mujer, hallado en la maleta usada por el acusado para deshacerse del cuerpo.
Por ello, el letrado, apeló a que el acusado "recapacite"y diga quien le ayudó porque "estamos convencidos de que hay otra persona implicada".
En su declaración en el juicio, el acusado negó que tuviera premeditado matar a Rosario, con la que dijo convivía en la casa pero se estaban separando y ella hacía "vida independiente"y también saber por "unas amigas"que había conocido a alguien por internet con quien se veía pero negó que sintiera celos por ello porque la pareja ya estaba rota.
Enmarcó el crimen en una discusión que "subió de tono"en la que él le recriminaba que ella estaba gastando mucho dinero cuando tenían la Comunión de la hija de ambos, y afirmó que no fue "consciente"de lo que hacía hasta que la vio en el suelo y que le tapó la cabeza por "la vergüenza"que sentía de lo que había hecho. No confesó antes "por miedo", sobre todo a perder la custodia de su hija.
En todo momento se definió como un padre entregado y quien se encargaba de las tareas domésticas y de atender a la niña, e incluso como una "persona cobarde"que "rehuye los conflictos". Incluso en prisión aseguró estar "integrado", no tener problemas con nadie y ser uno de los presos de acompañamiento cuando se aplica a nuevos internos el protocolo de suicidio. Algo que, según dijo en su testimonio, él intentó antes de confesar el crimen e ingresar en prisión preventiva, donde continúa.
No obstante, también atribuyó a la víctima malas relaciones con su familia, un fuerte carácter en las discusiones e incluso que creía que le estaba envenando, algo que contó el día de los hechos a los vecinos con los que dejó a su hija argumentando que iba a llevar una muestra de una botella de Casera a un abogado, pese a que era domingo. No aclaró por qué finalmente cambió de idea y se fue a la casa a hablar con Rosario.
✕
Accede a tu cuenta para comentar