Tribunales

El TSJA confirma la pena de 17 años al asesino del vicario

El TSJA confirma la pena de 17 años por asesinar a un vicario de Sevilla

Sevilla, 12 may (EFE).- El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado íntegramente la sentencia de la Audiencia de Sevilla que se condenó a un hombre a 17 años y medio de prisión por un delito de asesinato, con la atenuante de anomalía psíquica, cometido contra el vicario de San Isidoro de Sevilla.

El condenado, José Eugenio Alcarazo Fernández, de 52 años, le asestó nueve puñaladas al vicario de la parroquia de San Isidoro, de 75 años, que murió casi inmediatamente cuando entraba en su casa, situada en la calle Francisco Carrión Mejías, el 16 de julio del 2015.

La Sala desestima de esta forma el recurso del acusado, en el que solicitaba que se le condenase por un delito de homicidio con la eximente incompleta y atenuante de arrebato.

La sentencia entiende que los hechos declarados probados por el jurado conducen a apreciar la concurrencia de alevosía, “por cuanto describen no sólo una agresión con intención de causar la muerte, sino también un aseguramiento de la ejecución y una neutralización eficaz de las posibilidades de defensa de la víctima”.

En cuanto a la eximente incompleta, la Sala señala que la apreciación del jurado es “completamente acorde con lo expuesto en los informes policiales, conforme a los cuales, el trastorno de adaptación no supondría merma alguna de la capacidad intelectiva del acusado y sí una afectación moderada de las facultades volitivas”.

La sentencia de la Audiencia de Sevilla consideró como hechos probados por el jurado popular que el condenado, el 16 de julio de 2015, abordó a la víctima cuando entraba en el portal de su casa.

“Con ánimo de acabar con su vida, le asestó un total de nueve cuchilladas, varias de las cuales penetraron en el tórax y abdomen del agredido, y una en concreto alcanzó el corazón, causando así la muerte casi inmediata” del sacerdote, de 75 años de edad y tío de su mujer, señala la sentencia.

El vicario, Carlos Martínez, de 76 años, era tío de la esposa del condenado, que le culpaba de sus problemas familiares.

El acusado, tras atacar al sacerdote en el portal de su vivienda, fue interceptado por la policía cuando se dirigía a casa de su esposa, con la que convivía junto a otros tres hijos que ella tuvo de una relación anterior.

La convivencia entre el acusado, su mujer y los tres hijos, que comenzó en enero del 2013, fue deteriorándose hasta el punto de que los hijos abandonaron la casa y se fueron con su padre.

En mayo del 2015, los hijos volvieron a la casa de su madre, tras lo cual el acusado planteó el divorcio a su mujer si los menores no abandonaban el domicilio.

El sacerdote siempre había apoyado a sus sobrinos frente al acusado, cuyo “odio y animadversión” hacia el religioso fue “cada vez más fuerte y ostensible”.