Isabel Pantoja
Pantoja para la eternidad
Después de la madre de todos los fracasos, que es lo que ha sufrido Arturo Mas -aunque en una actitud muy española prefiere «mantenella y no enmedalla»; con su pan se lo coma, pero naturalmente que sea duro y agrio-, después de los «dimes y diretes» sobre la oportunidad de la visita de los duques de Palma al Rey, aparece de nuevo el ciclón mediático Isabel Pantoja. Unos peritos de Hacienda han declarado que la cantaora ingresó en sus cuentas en los años anteriores a comenzar su convivencia con Julián Muñoz sólo 270.000 euros y en el primer año de romance, 293.000 euros. Hay algo que no cuadra. Es notorio que Isabel es gran artista y además muy cotizada (por menos de 50.000 euros no trabaja). Sólo de enero a junio, mes en el que se hizo publico el noviazgo, la artista hizo temporada en Madrid, Barcelona y Sevilla, a la que sumar distintas galas, programas de televisión y liquidaciones de la casa de disco y alguna exclusiva muy jugosa en «Hola». Tirando por bajo, vamos a poner 3 millones de euros. Por lo que debe ser verdad que a la Pantoja le gusta guardar el dinero en el colchón, cosa por otra parte que no es delito, si se ha declarado. También podría pensarse que adquirió esta costumbre en sus años de amistad con Encarna Sánchez. La gran comunicadora tenía grandes sumas de efectivo en su casa. Hay leyendas que sitúan mucho dinero en cortinas adaptadas para ese uso, igualmente se habla de ingentes cantidades en su despacho de la radio donde trabajaba.
Ironías de la vida, supongamos que Isabel tuviese en paraísos fiscales 10 millones de euros sin declarar, y acogiéndose a ese blanqueo legal que el Gobierno ofrece hasta el día 30, regulariza el dinero, ahorrándose un 30%, ya que declarando como la ley obliga, se pagaría por la citada suma más de un 40% , al tiempo podría ser condenada a 3 años de cárcel, y a pagar 3 millones de euros, por no declarar 2 millones. Para reventar.
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