Asunción

Los brasileños no se rinden

La promesa de regeneración de Rousseff no apacigua a los «indignados»

La Razón
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Las declaraciones de la presidenta Dilma Rousseff anunciando un gran pacto para mejorar los servicios públicos no consiguieron aplacar la ira de los «indignados» brasileños.

Las declaraciones de la presidenta Dilma Rousseff anunciando un gran pacto para mejorar los servicios públicos no consiguieron aplacar la ira de los «indignados» brasileños. Al menos una docena de ciudades de nueve estados brasileños tenían movilizaciones programadas para hoy. Las demandas exceden la petición inicial de bajar el precio del transporte público y se centran en la corrupción y en la mejora de la Sanidad y la Educación.

Los manifestantes tomaron ayer la avenida Paulista de Sao Paulo mientras que en Río de Janeiro la playa de Copacabana se inundó de gente. El Movimiento Paso Libre, que inició la movilización contra el aumento de tarifas de los autobuses que culminó en las manifestaciones celebradas en todo el país, dio vuelta atrás en su decisión de parar las protestas y defendió que seguirá saliendo a la calle.

Actos de vandalismo, incendio de vehículos, asalto a sedes gubernamentales y agresiones a militantes de partidos políticos fueron atribuidas por el MPL a «grupos conservadores», que se habrían infiltrado entre los manifestantes de izquierdas.

Tras reunirse con su gabinete, Dilma Rousseff se dirigió a la nación para defender el derecho de los manifestantes a protestar de forma pacífica, aunque criticó la violencia de una «minoría autoritaria». La presidenta dijo que se reunirá con los «indignados» y prometió un paquete de reformas en Educación, Sanidad y Transportes. También abogó por «oxigenar» el sistema político brasileño y dotarlo de una instituciones «más resistentes a las fechorías». La oposición parlamentaria reprochó a Rousseff hacer un discurso «superficial» y le ha exigido que destine el 10% del PIB a Sanidad. Además, reclamó una comisión de investigación para verificar los recursos empleados en la Copa del Mundo.

La FIFA, organizadora de la Copa Confederaciones, también fue blanco de las protestas y algunos vehículos a su servicio fueron quemados en la ciudad de San Salvador. Pese a la presión, sus dirigentes han asegurado que no se suspenderá ningún partido. Romario, el ex delantero del Barcelona y diputado, describió ayer a la FIFA como «el verdadero presidente de Brasil», y añadió que el dinero gastado en estadios para el Mundial de 2014 se podría haber utilizado para construir miles de escuelas nuevas.

Las protestas se contagian a Paraguay

Como si se hubieran sido contagiadas por las protestas de Brasil, unas tres mil personas recorrieron ayer las calles del centro de Asunción tras congregarse frente al Congreso para denunciar la corrupción y criticar a la clase política paraguaya. En la concentración participaron sindicalistas, políticos locales, activistas y todo tipo de ciudadanos. La convocatoria se difundió por redes sociales bajo el lema «Por un Paraguay mejor» y con un texto que criticaba el reciente aumento de las pensiones de los diputados y el aplazamiento de transporte público para la ciudad de Asunción.