San Francisco

Los sustos se aprenden

A Mike Wazowski, todavía adolescente, no le ayuda demasiado su aparato dental para asustar a los niños
A Mike Wazowski, todavía adolescente, no le ayuda demasiado su aparato dental para asustar a los niñoslarazon

Cuando conocimos a Sulley y a Mike Wazowski ya eran un par de monstruos experimentados en el arte del susto. Fue en 2001, y la idea de hacer una película para entretener a los niños con los mismos seres que normalmente les provocan pesadillas triunfó en todo el mundo. Doce años después, Pixar nos cuenta dónde aprendieron a ser esos monstruos capaces de asustarnos y de hacernos reír, y cómo se forjó la amistad entre los protagonistas. Los estudios llevan años combinando la producción de secuelas de sus éxitos y la de historias nuevas... ¿Por qué una precuela ahora? «Para hacerla se han invertido 12 años. Si existe una historia que merece la pena contar y que nos ayuda a conocer más a los personajes, entonces, está bien hacerla. En el estudio siempre estamos desarrollando nuevas ideas, como "Brave"; pero no sólo como animador, sino también como espectador hace ilusión volver a conectar con esos personajes», explica Juan Carlos Navarro, uno de los animadores españoles que trabajan en Pixar.

Aunque este estudio de animación conoce la receta del éxito –la historia es lo más importante–, en más de dos décadas los avances tecnológicos permiten enriquecer la producción, en 3D, visualmente: «Nos hemos esforzado mucho en crear un entorno, el campus. Todo lo que hay alrededor de los protagonistas tiene que estar vivo, es como un personaje más. También aparecen nuevos amigos que les ayudan en el viaje de Mike y Sulley, a los que ya conocemos de la primera. Los nuevos, en todo caso, tienen que estar en esa tradición creada. Los principales, por su parte, tienen unas personalidades únicas. Volvemos a ellos en un momento muy importante de sus vidas: tenemos que respetar el personaje, pero también profundizar más», añade el animador.

Fiel a la primera parte

José Ramos, director técnico de iluminación y otro de los españoles de Pixar, cree que la técnica ha permitido producir una película mucho más ambiciosa: «El hecho de que la acción transcurra en un campus universitario añade un montón de elementos que no son comunes en el mundo del 3D: hay mucha vegetación, cientos de personajes... No se suele hacer porque es difícil y supone mucho trabajo», añade Ramos. La fidelidad a la primera parte, que recaudó 526,9 millones de dólares en todo el mundo, es otro de los bastiones en los que se apoya «Monstruos University». «En todos los aspectos intentaron ser muy fieles a la primera película, como por ejemplo a la paleta de colores. Ahora se hubiera podido ser más realista, pero la fidelidad es esencial», asegura Ramos.

Dicha fidelidad no se aplica sólo a las cuestiones técnicas; los personajes son en su adolescencia el germen que dará lugar a los que conocimos en la primera parte: «Las personalidades están muy definidas, lo que ocurre es que ahora están en un momento diferente de sus vidas», explica Navarro sobre Mike, que a pesar de ser algo apocado ya hace gala de una determinación a prueba de humillaciones, mientras que en Sulley vemos un tipo que esconde bajo su prepotencia la inseguridad de no estar a la altura de su apellido ilustre.

Más emoción

«En el estudio había muchas ganas de retomar estos personajes. Me encantan, creo que es lo mejor de la película», comenta el iluminador, con el que coincide el animador: «Teníamos en mente volver a ellos y que esa relación funcionara y fuera congruente con lo que vimos en la primera parte. Creo que lo más importante que hemos hecho en esta precuela es haber añadido emoción a las actuaciones», añade.

Dirigida por Dan Scanlon, que por primera vez lidera un largometraje de los estudios de San Francisco, tuvo, sin embargo, un mentor en Pete Docter, que tras el éxito de «Monstruos S. A.» realizó «Up». En su versión original, repiten las voces de la primera parte en ambos protagonistas (Billy Crystal, John Goodman), mientras que en la versión española están interpretados por los humoristas Santiago Segura y José Mota.