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Volver a empezar en La Palma

El 25 de diciembre los habitantes de La Palma recibían la noticia más esperada: tras diez días consecutivos sin actividad, se daba por finalizada la erupción del volcán

Nieves Teresa Cruz ha perdido su vivienda y sus terrenos a causa de la erupción del volcán de La Palma
Nieves Teresa Cruz ha perdido su vivienda y sus terrenos a causa de la erupción del volcán de La PalmaCleceLa Razón

Aunque la erupción se dio por finalizada en diciembre, la emergencia continúa en la isla. Recuperar la normalidad pasa por la aplicación de las ayudas y la implicación de todos los agentes sociales. El empleo es sin duda uno de los factores más importantes para poder salir adelante, por lo que Clece refuerza su compromiso con la sociedad ofreciendo oportunidades de inserción laboral a quienes se encuentran en una situación de máxima vulnerabilidad tras el desastre natural.

Han sido tres meses muy duros en la isla de La Palma. El domingo 19 de septiembre el volcán de Cumbre Vieja entraba en erupción ante la mirada estupefacta de todos. Nadie sabía entonces cuánto se alargaría ni cómo iba a condicionar la vida de los vecinos y vecinas de la isla. A lo largo de 12 angustiosas semanas, la lava se llevó por delante 1.628 edificaciones, de las cuales, 1.304 eran viviendas, según la Dirección General del Catastro. Un total de 370 hectáreas resultaron dañadas y 7.000 personas tuvieron que ser desalojadas. Algunas de ellas han podido volver a sus casas, otras lo han perdido todo.

El empleo como impulso para seguir adelante

La erupción del volcán en La Palma ha entrado en los libros de Historia: es la más destructiva que ha asolado la isla jamás. Según los expertos, las hectáreas arrasadas serán terrenos inutilizables hasta dentro de dos o tres décadas.

Detrás de estas previsiones desoladoras hay muchas - demasiadas - historias con nombre y apellidos. Es el caso de Nieves Teresa Cruz, que tuvo que salir huyendo de su ciudad, Todoque, ante el peligro inminente. “He perdido mi casa y mis terrenos - explica -. La herencia de mis padres, mi vida y el futuro de mis hijos… Todo”. Su situación actual es de máxima vulnerabilidad y así lo han sabido apreciar en Clece, empresa para la que ya trabajaba antes de la erupción y que, a raíz de esta catástrofe que le ha tocado tan de cerca, ha decidido mejorar sus condiciones.

Cruz trabajaba como refuerzo de limpieza COVID en el Hospital La Palma, pero Clece ha podido ofrecerle un contrato indefinido. Gracias a esta oportunidad, comienza a ver luz al final del túnel. “No es fácil encontrar algo así cuando ya has cumplido los 50 años”, explica. El contacto con sus supervisores es tan estrecho que enseguida se preocuparon por su situación, tanto para darle apoyo en los trámites legales como en preocuparse de su situación más personal. “Va a ser muy complicado rehacer mi vida, pero tener un trabajo me ayuda a levantarme cada mañana”.

Inserción laboral para construir un futuro

Además de proponer mejoras, gracias a Clece más de una veintena de personas damnificadas por el volcán han encontrado una oportunidad para construir su futuro en la isla. Elena Henríquez, Responsable de RRHH en la Delegación de Clece en Canarias admite que su empresa siempre tiene el foco en la contratación de colectivos vulnerables y, ante esta situación sobrevenida, ha sabido actuar con premura. “Hemos llevado nuestra política habitual a una situación excepcional, y lo hemos hecho rápido porque forma parte de nuestra manera de trabajar - explica - . La comunicación entre nosotros es continua y directa, por lo que cualquier situación de vulnerabilidad se trata inmediatamente”.

Tanto es así, que en octubre, tan solo un par de semanas después de la erupción del Cumbre Vieja, Clece ya estaba en contacto con los ayuntamientos de la isla y con asociaciones dedicadas a dar apoyo a las personas evacuadas, como es el caso de Opción 3. Precisamente a través de unos de sus programas, Clece entró en contacto con Macarena Montelongo, una de las recientes incorporaciones a la empresa. Antes de la erupción del volcán trabajaba en un almacén de plátanos. Tanto su trabajo como su vivienda estaban en zonas que tuvieron que ser desalojadas, por lo que pasó varios meses viviendo en un hotel junto a su hijo de 11 años. Ha sobrevivido gracias a las ayudas estatales y a la labor de ONG como Cruz Roja y Cáritas. Hace un mes, Clece le ofreció trabajo en una residencia. “Me llamaron el viernes y el lunes por la tarde ya estaba trabajando - explica -. Estoy muy cómoda, contenta”.

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