Becas Podium
Luis Enrique Peñalver, llamando a las puertas del World Tour
El jugador toledano de bádminton fue uno de los primeros deportistas que recibió una Beca Podium. Empezó con “once añitos” y ahora es el número uno español con la vista puesta en los Juegos de París
Luis Enrique Peñalver (10-2-1996, Toledo) es el número uno del bádminton español y eso que el primer día no dio“ni una vez al volante”. “Empecé jugando al fútbol como casi todos los niños de este país. Mi hermano Marco empezó con el bádminton en extraescolares porque José Ramón, mi primer entrenador, fue a dar una clase y se enganchó. A mi me tocaba esperarle a que acabase porque vivíamos en una finca y nuestro padre tenía que venir a recogernos. Un día que se retrasó un poco, José Ramón preguntó a mi hermano que quién era ese niño. Le dijo que si quería bajar a entrenar y probar. Bajé al día siguiente y recuerdo que no di ni una vez al volante, pero eso me enganchó”. Quique fue un ejemplo de precocidad: “Con once añitos competí por primera vez en un Campeonato de España sub’13 en Oviedo y la verdad es que lo hice muy bien porque llegué a semifinales y gané el bronce. Me vieron allí los entrenadores del club de Oviedo y del centro de tecnificación de Asturias y se pusieron en contacto con mis padres. Tomamos la decisión de abrir esa puerta e ir a Oviedo a vivir y entrenar. Hubo las dudas que puede tener cualquier familia en esa situación, pero mis padres confiaron, apostaron por mi y me dieron la confianza que necesita cualquier niño”.
El punto de inflexión en su carrera llegó “entre primero y segundo de bachillerato cuando tenía el objetivo de clasificarme para los Juegos Olímpicos de la Juventud. Ahí tiré un poco más por el bádminton que por los estudios, aunque seguí estudiando y ahora lo sigo haciendo en la UCAM con las Ciencias de la Actividad Física y el Deporte”. A los 18 años, cuando superó por primera vez a su hermano en un partido de Liga Nacional, llegó el traslado al CAR de Madrid y un momento decisivo en su carrera porque apareció la Beca Podium. “Era una oportunidad de crecimiento y tenía claro que con el bádminton podía conseguir cosas. Empecé en 2014, el primer año que salieron. Fui el primero en bádminton junto a otra compañera. Antes me llegaba a costar dinero competir, pero con la Beca Podium todo cambió. Mi padre y el club de Oviedo ya no tuvieron que costearme ciertos campeonatos”.
Tres años después de empezar con la Beca Podium llegó el primer título en el Internacional de Rumanía. Luego llegaron victorias en Gales, Turquía, México, Maldivas -el mejor momento de su carrera- y un segundo puesto hace semanas en Perú. Son torneos, estos últimos, que son la antesala del World Tour, el circuito en el que compiten los mejores y que se divide en torneos Super 300, Super 500, Super 750 y Super 1.000. “El objetivo es entrar en el World Tour. Estar en torno al top 40, top 50 -actualmente es el número 56 del mundo- y así podría entrar en algún torneo World Tour, pero no en todos. Mi objetivo es entrar al menos en el Super 500 y vamos por el buen camino. Estoy acabando el año con muy buenos resultados y con una dinámica de entrenamientos que es la correcta y ese el camino a seguir”, asegura.
A ese objetivo y más a medio plazo están los Juegos Olímpicos de París. “Para los Juegos se suelen clasificar 36 jugadores y en el caso de España será el que más arriba esté en el ranking”, comenta Quique. La “pelea” será con Pablo Abián. “Ahora estoy por delante -Abián es el 84 del ranking- y cada uno tiene que jugar sus cartas. Hay que entrenar, mejorar y los resultados serán una consecuencia de ese trabajo. Lo importante es focalizarse en prepararse de la mejor forma posible y disfrutar de ese proceso”. Unas palabras que revelan su trabajo desde hace tiempo con psicólogos deportivos. Ahora está con María Martínez, la psicóloga que trabaja con Carolina Marín. “No grito tanto como ella, pero también suelto alguno. Lo de Carolina es increíble. Tener con nosotros a la mejor jugadora de bádminton de la historia es fantástico. Es nuestra Nadal”.
Quique se define como un “jugador muy atacante, lo que más me gusta son los remates. Es el golpe que más me llena. La velocidad del volante es increíble -el récord está en poco más de 400 kilómetros por hora- y no te crees que algo tan frágil y tan liviano pueda alcanzar esa velocidad. Recuerdo un partido que jugué contra el japonés Kento Momota, que era el número uno del mundo, y me pareció de otro universo, no de otro planeta. Me gusta volver a ver mis partidos para ver en qué he mejorado o en qué puedo mejorar”. El desafío más inmediato llega con el Internacional de Canadá que arranca esta semana que viene y el Campeonato de Europa para equipos con el reto de clasificar a España para la fase final.
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