Moda
La Perla: la historia de una firma de lencería italiana repleta de belleza
Para muchas mujeres, vestir su cuerpo con lencería fina y exclusiva es sinónimo de belleza y feminidad. Hoy hablamos de la firma La Perla y su legado en la confección de lencería de lujo.
La ropa interior deja al descubierto la personalidad más íntima de la mujer que la porta y, ya sea atrevida, sexy, elegante o divertida, si es de la firma especializada más exclusiva, sentirla es un verdadero gusto del que no querrá desprenderte. Existen multitud de marcas en el mercado que ofrecen conjuntos exquisitos, pero hay una que predomina. Hablamos de La Perla, líder en lencería de lujo, trajes de baño y su especial maestría artesanal que revela el gusto por los detalles más pequeños. Feminidad en estado puro.
Si eres amante de la lencería, es casi imposible que no hayas oído hablar de La Perla. La reina madre de la ropa interior que nació hace más de seis décadas y ha ido evolucionando al ritmo de la demanda de la mujer actual.
Su fundadora no podía ser otra. Una mujer con carácter y adelantada a su tiempo que supo cómo ensalzar la anatomía femenina desde su experiencia. La italiana Ana Masotti fundó la casa en 1954 con el objetivo de alcanzar un sueño que empezó a desarrollarse en un pequeño taller de Bolonia. En él, la corsetera hizo un despliegue de habilidades para crear obras únicas con materiales de primera calidad como si fueran joyas femeninas y armoniosas. De ahí el nombre de La Perla, para otorgar el derecho a todas las mujeres de sentirse libres y bonitas.
Una de las técnicas que conquistaron a Ada fue el entramado del macramé, que se encargó de reinventar y refinar ella misma para sus diseños a base de bordados sobre una base textil, que al ser eliminada le proporciona a la pieza esa transparencia tan deseada. La empresa italiana no solo ofrece los productos más básicos de la lencería. En sus tiendas, además, puedes encontrar pijamas, camisones, ropa de seda, ropa de baño o conjuntos para novias. Unas braguitas de La Perla tienen un precio medio de 150 euros y un sujetador alrededor de los 300 euros.
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