El cinematográfico motivo por el que estas zapatillas son las más valoradas del mercado

Caprichos y dinero; esa es la combinación perfecta. Poco hay más democrático que el gusto de cada uno. Mientras que una persona daría un riñón, y parte del otro, por asistir a un determinado concierto de música, otra, cercana incluso, se gastaría lo mismo por comer en el restaurante de moda o por poseer la última reliquia friki que aparece en el mercado. Hablemos, sin faltar el respeto a nadie, solo faltaba, de esta última categoría.

Si alguien no ha visto aunque sea algún momento de la mítica trilogía de Regreso al Futuro que levante la mano. Veo pocas levantadas; lógico. Quien más, quien menos, ha escuchado hablar alguna vez del Delorean, del Doc o del mismísimo Marty McFly. Son, claro, los protagonistas, el coche y sus dos ocupantes, de aquel original invento con el que Robert Zemeckis se forró en la década de los ochenta. A McFly lo intepretaba Michael J. Fox, el actor canadiense al que el maldito Parkinson segó su vida profesional, no así la personal, actual ejemplo de superación y esperanza. De lo que vamos a hablar hoy aquí es de las zapatillas que vestía McFly en la segunda entrega de la trilogía.

El calzado era espectacular, complicado de utilizar en la vida real, eso sí, pero claro objeto de deseo de coleccionistas y amantes del séptimo arte. El empleado en la película tenía luces led en la suela y, lo más sorprendente de todo, sus cordones tenían poder de ajuste. Esto es, ni siquiera había que agacharse para atarlos. El objeto en cuestión hizo furor y cada vez que Nike, la compañía fabricante, lanza algún modelo nuevo, la revuelta en las cibernéticas casas de subastas es mayúscula. El modelo se hace llamar Nike MAG.

Y ahora van los récords: En marzo del pasado año, una tienda de Nueva York puso en venta, de manera absolutamente exclusiva, 89 pares de zapatillas como las usadas por Marty McFly en la película. Eran idénticas a las que en 2016 se sortearon en favor de la Fundación contra el Parkinson que lidera el propio Fox. El calzado voló y eso que el precio no podía ser más prohibitivo: 50.000 dólares. Pero ni por esas.

Más de 90.000 dólares por una zapatilla desintegrada

Esos 50.000 dólares se quedan evidentemente cortos si los comparamos con lo que sucedió en julio de 2018. En aquella ocasión, lo que se subastó fue una zapatilla original, la izquierda concretamente, de aquel fantástico rodaje. La puja tuvo lugar en el sitio donde se hacen estas cosas, eBay, claro, y después de una durísima pugna con más de 200 interesados, el comprador se llevó la pieza por la nada despreciable cantidad de 92.100 dólares. La zapatilla estaba prácticamente desintegrada en su parte trasera, pero solo por imaginar las caras que pondría la gente que visitara al poseedor de semejante fetiche al ver el calzado, habrá merecido la pena.