El impresionante joyero de la reina Margarita II se muestra al público

Dinamarca vive días de celebración. El viernes se cumplieron 50 años desde que la reina Margarita II se sentase en el trono. Inicialmente, estaban previstas varias actividades de conmemoración, pero la situación sanitaria ha obligado a cancelar algunas.

Sí se ha organizado un acto en el Palacio de Christiansborg o una misa en honor de los padres de la monarca, los reyes Federico e Ingrid. Aunque una de las más destacadas ha sido la inauguración de una exposición sobre el joyero real, que podrá visitarse hasta octubre en uno de los palacetes de Amalienborg.

Titulada ‘El joyero de una reina: 50 años en el trono contados en joyería’, en ella podemos disfrutar de más de 200 piezas con historias muy curiosas que son narradas por la propia Margarita II en las audioguías que se entregan a los turistas. Entre las joyas, encontramos el parure de perlas colgantes y diamantes, el broche cuya una de sus perlas desapareció misteriosamente en su viaje de Estado a Alemania, otro broche de rubíes que el rey Federico le regaló cuando aprobó la ley que permitía a las mujeres reinar en Dinamarca o una de sus piezas favoritas, el broche Daisy, que perteneció a la reina Ingrid y que Margarita II lució en su boda.

No obstante, una de las más llamativas es -otro- broche de diamantes en forma de triángulo rodeando a una perla blanca y con otra colgante de color rosa que la monarca regaló en 2007 a su nieta mayor, la princesa Isabella, por su bautizo. La joya es una gran desconocida porque Margarita II casi ni la ha sacado del joyero, al contrario que su abuela, la reina Alejandrina, que a principios del S.XX lo lucía con asiduidad.

Isabella, seguramente por su juventud (tiene 14 años), solo lo ha llevado en una ocasión: en el 50 cumpleaños de su tío, el príncipe Joaquín.