Subasta
La subasta del tesoro artístico de Paul Allen bate récords históricos
La puja con las joyas que poseía el cofundador de Microsoft se cerró con 1.622 millones de dólares recaudados.
Hay ocasiones en las que la expectación es la antesala perfecta para la más profunda de las decepciones. Ocurre, por ejemplo, en numerosos acontecimientos deportivos, no digamos ya en innumerables festejos taurinos. Lo que ha ocurrido en las dos últimas noches en Nueva York ha sido la excepción que ha roto esa regla, ya que la realidad ha superado todas las expectativas y lo que se presuponía un éxito rotundo se ha convertido en un hecho histórico.
La subasta del enorme tesoro artístico que poseía Paul Allen, cofundador de Microsoft fallecido en 2018, concluyó con una recaudación de 1.622 millones de dólares, batiendo, de largo, el récord establecido hace solo seis meses cuando por la colección de Harry y Linda Macklowe se obtuvieron 922 millones. Aquella subasta tuvo lugar en Sotheby’s; la triunfal de estas dos noches ha sido en la sede neoyorquina de su gran competidora, la también prestigiosa Christie’s.
El arsenal de Paul Allen, que dejó escrito en su testamento que lo recaudado sería para misiones filantrópicas, estaba compuesto por 155 obras de arte de altísimo valor, que suponen un resumen casi perfecto de más de 500 años de la historia del arte universal. Genios como Van Gogh, Klimt, Cèzanne, Boticelli o Hockney estuvieron presentes en una subasta en la que hasta cinco pinturas superaron los 100 millones de dólares en sus respectivas ventas.
El récord fue para la impresionante Les Poseuses, Ensemble (Petite version), realizada por Georges Seurat en 1888 y considerada una auténtica obra maestra del puntillismo. Por el cuadro, uno de los pocos del pintor francés que aún se encontraba en manos privadas, se recaudaron 149,2 millones de dólares. Por debajo de Seurat se registraron también ventas monumentales. Por ejemplo, La Montagne Sainte-Victoire, de Paul Cézanne, se vendió por 138 millones, un paisaje de Arlès, de Van Gogh, por 117 millones y el Bosque de abedules, de Gustav Klimt, por 105.
Pero no solo de pinturas vivió la histórica subasta de Christie’s. Alguien pagó hasta 12 millones de dólares, algo más de cuatro veces el precio de salida, por Flatiron, una fotografía captada en 1904 por Edward Steichen del icónico edificio neoyorquino.
Pese a la crisis económica global, con el elevado precio del dinero y el horizonte de la amenaza de un desabastecimiento general, el mercado del arte se vuelve a consolidar como un refugio seguro para algunas de las mayores fortunas del planeta.
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