Tres relojes pintados a mano, lo último y más exclusivo de Jaeger-LeCoultre

Jaeger-LeCoultre enriquece la serie Rendez-Vous Sonatina, una expresión del tiempo exquisitamente femenina, que rinde homenaje a la precisión y al talento artístico, con tres nuevos relojes. La trilogíaNaturaleza apacible, que consiste en una edición limitada de 10 relojes por modelo, es una alegre oda a la naturaleza y al lugar especial que ocupa en la tradición artística asiática. Cada uno de los relojes recurre a tres de las artes decorativas que Jaeger-LeCoultre ha dominado tan bien en su taller de oficios extraordinarios Métiers Rares: pintura en miniatura, lacado y engaste.

Cada una de las composiciones de estas exquisitas esferas ha sido creada por el artesano en una extraordinaria danza de habilidad y precisión. El color degradado del lacado se elabora capa a capa para crear un fondo intensamente resplandeciente. A continuación, guiándose solo por la vista y la mano, el artesano aplica minúsculos puntos de lacado dorado para imitar el efecto de la técnica de lacado japonesa maki-e. A continuación, de forma similar a la pintura al óleo sobre lienzo, pero a nivel microscópico, se forma la imagen detallada, pincelada a pincelada, en un proceso que dura unas 40 horas de trabajo de increíble concentración. Como toque final, algunos elementos de cada imagen se resaltan con pequeñas láminas doradas (copos), aplicadas con precisión.

La composición de la esfera del reloj Rendez-Vous Sonatina es asimétrica, pero está perfectamente equilibrada, acentuada por los emblemáticos números y manecillas florales de la colección. Los números aplicados, de tamaño escalonado, forman una medialuna que envuelve la delicada pintura. Un delicado anillo ovalado de diamantes dispuesto bajo los números aplicados dirige la mirada hacia la imagen pintada y complementa un deslumbrante círculo de diamantes engastados en el bisel. En el centro de cada imagen, visible a través de una apertura de forma ovalada, el indicador de día y noche completa una rotación cada 24 horas en una infinita danza del sol, la luna y las estrellas.

En la esfera negra, un pez koi de alegre color naranja nada bajo la ondulante superficie de un estanque, enmarcado por las ramas extendidas de un sauce llorón, símbolo de la primavera y, por tanto, del romanticismo y el encanto femenino. Los delicados rasgos del sauce se equilibran con la fuerza del pez koi, del que se afirma que confiere fuerza de voluntad, coraje y perseverancia ante la adversidad, y aporta los frutos del éxito, la abundancia y la buena suerte.

Una esfera de color marrón dorado está decorada con las ramas delicadamente pintadas de un membrillo de flores de color rojo, símbolo, también, de longevidad, renovación y rejuvenecimiento debido a que florece cada primavera. Entre sus flores de color rojo, está posado un martín pescador. El martín pescador, presagio del verano, es un símbolo positivo en prácticamente todas las tradiciones culturales, y representa la belleza, la virtud, la fidelidad y la devoción, la lealtad y la felicidad en el matrimonio.

Sobre un fondo lacado en un profundo tono verde azul, una grulla planea por encima de un pino. Sus alas forman un arco, siguiendo las líneas curvas del diseño de la esfera. Venerada en Asia como símbolo de buena suerte, la grulla representa la felicidad y la elevación del espíritu. También simboliza la longevidad porque se pensaba que vivía 1.000 años y, al ser una especie monógama, a menudo se emplea en la decoración de bodas, como símbolo de una vida de pareja larga y tranquila. El pino es un árbol perenne, por lo que también se considera un símbolo de longevidad y virtud.