Coronavirus
Nadie pasea ya en la ciudad de Madrid por el coronavirus
La declaración de estado de alarma ha dejado vacías las calles de tiendas de moda y bares y a medio gas las de tiendas de alimentos y limpieza
Casi nadie parece estar de paseo en el centro de Madrid el día en que el Gobierno ha aprobado la declaración de estado de alarma, que ha dejado vacías las calles de tiendas de moda y bares y a medio gas las de tiendas de alimentos y limpieza.
Trabajadores y ciudadanos con bolsas de la compra predominan en calles inusualmente vacías en una soleada mañana en la que Javier sigue al frente de su pequeño quiosco de chuches, patatas y agua en plena plaza de Callao, por la que deambulan medio perdidos una docena de personas, la mayoría turistas.
"No queda más remedio", explica. "Intento seguir con normalidad, pero con precauciones", explica Javier desde detrás de una mascarilla desechable que ha comprado esta misma mañana. "Dos euros, una barbaridad", dice indignado con quienes intentan sacar provecho de la epidemia de coronavirus que ha encerrado en sus casas a la inmensa mayoría de los madrileños.
Reconoce que la venta ha bajado "entre un 70 u 80 por ciento", pero necesita mantener la actividad por poco que sea: "Yo tengo que ganar, soy autónomo y nadie me va a perdonar la luz, el agua, el alquiler, la licencia, ni a mi ayudante", dice preocupado y calculando que, si la situación se mantiene, va a tener que despedir al chico que le ayuda con el quiosco.
Un poco más allá, dos policías municipales con mascarilla y guantes asisten a los escasos peatones frente a la puerta del Corte Inglés, que este sábado ha abierto solo la planta de supermercado y que luce en la fachada un inmenso luminoso que se suma a la campaña municipal de "Yo me quedo en casa".
La calle Preciados, una de las vías comerciales más populares de la ciudad aparece prácticamente vacía: tiendas de ropa, calzado, productos de belleza o bisutería están cerrados a cal y canto; muchos lucen un cartel en el que explican que han bajado la persiana por el coronavirus y que confían en volver a abrir antes de que acabe marzo.
Otra popular calle comercial de Madrid, la de Bravo Murillo, se despertaba este sábado con bastante ajetreo: no en vano se suceden las tiendas de alimentos, panaderías y fruterías, especialmente en el tramo más próximo a la glorieta de Cuatro Caminos, en torno al Mercado de Maravillas.
Casi nadie parece estar de paseo, todos los peatones portan bolsas de la compra y bastantes van ya con mascarilla y guantes, como Charo, una funcionaria de 59 años que aconseja "vida normal con un poquito de precaución" y se muestra convencida de que "la gente ha perdido un poquito los nervios", por lo que aconseja tranquilidad y un poquito de sentido común".
Un poco más allá, en la Panadería-Pastelería Marpadi, Isabel se sorprende de lo contrario: "La gente está muy civilizada, se esperan en la puerta y van entrando de uno en uno sin que nadie se lo mande".
Su única pena es que el público está comprando "sólo pan, ni una tarta, ni unos pasteles, ¡con la alegría que dan!", lamenta con una enorme sonrisa.
Dentro del mercado, decenas de personas se apiñan ante los puestos de carne y pollos asados, aunque José, auxiliar de información del centro que se ha comprado sus propios guantes y una mascarilla que cuelga alrededor de su cuello, asegura que de los cerca de 300 puestos que tiene el mercado, solo ha abierto un 70 por ciento. "Y eso se nota, esto está muy triste", lamenta.
Evarista, que regenta una droguería dentro del mercado, también tiene algo de público este sábado, aunque reconoce que “hasta ayer vendía perfumes y maquillajes, hoy sólo jabón, cepillos y mucha lejía. ¡Nos hemos vuelto muy limpias, pero poco coquetas, qué lástima!”. Cristina Lladó/Efe
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