Coronavirus

El grito de auxilio de la residencia madrileña con 23 muertos con coronavirus

Con los recursos al límite, la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio, en Chamartín, reclama ayuda para suplir las 55 bajas en su plantilla. «Hemos trabajado en condiciones adversas, pero eso no nos ha impedido seguir aun a riesgo de contagiarnos»

Por desgracia, se necesitarían más páginas de las que tiene un periódico entero para poder retratar y dar voz a todas y cada una de las situaciones dramáticas que se viven estos días en las residencias de ancianos de nuestro país. Los responsables de las que han tenido la mala fortuna de haber sido tocadas por el coronavirus piden ayuda desesperados mientras suman nombres a las listas de usuarios fallecidos y residentes con síntomas, por no hablar de los trabajadores, que se ven forzados a guardar cuarentena y, por lo tanto, abandonan obligados sus puestos de trabajo. Y no hay suficientes profesionales que los sustituyan. La última situación desesperada que se ha conocido está en pleno centro de Madrid, en concreto, en el distrito de Chamartín. Allí, la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio está pasando sus peores momentos y ya ha solicitado ayuda a la Unidad Militar de Emergencias (UME) para tratar de frenar el ritmo de contagios.

Muerte de una monja

Según confirman desde el centro, y de acuerdo a los datos que se manejaban en la tarde de ayer, han fallecido un total de 23 ancianos, entre ellos, una monja, que dieron positivo por Covid-19 o mostraron síntomas de la enfermedad, algunos en la propia residencia y otros en un centro hospitalario, y la situación entre el personal no invita al optimismo: cerca de 55 empleados se encuentran de baja médica, de los que más de la mitad de ellos son sanitarios. De acuerdo al relato de estas mismas personas, los responsables de la entidad han estado desde el primer momento en contacto con las autoridades. «El personal administrativo, el sanitario, el de mantenimiento y limpieza, y la propia dirección del centro, desde el principio de la crisis, como tantos sanitarios y personal civil, no han cesado en su desvelo y entrega a los mayores», reza el comunicado que emitieron ayer los portavoces de la residencia. Y continúa: «Nos duele que desde diversas instancias se cuestione la entrega y profesionalidad con las que se está actuando a costa de nuestra propia salud. Pidiendo recursos desde el principio de la crisis y, aún sin llegar ayuda, se ha estado trabajando en condicione adversas. Eso no nos ha impedido hacer nuestro trabajo aún a riesgo de ser contagiados, como de hecho ha sucedido». LA RAZÓN ha tratado de ponerse en contacto con la dirección del centro para ampliar la información, pero ha rehusado hacer ningún tipo de declaración adicional.

Según ha podido saber este periódico, efectivos de la UME se desplazaron el pasado sábado a la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio para desinfectar las instalaciones. Los militares, divididos en dos equipos, limpiaron tanto las zonas exteriores (las que tienen menor riesgo de contagio) como las interiores. Esta segunda tarea, la más delicada, la llevó a cabo el Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales.

Mientras, los familiares tratan de agruparse por las redes sociales para intentar obtener más información de lo que ocurre dentro del geriátrico. Algunos denuncian la imposibilidad de contactar con sus seres queridos.