Música
Y en Ifema suenan violines
El hospital de campaña cumple tres semanas. Por el recinto ferial de Madrid han pasado en este tiempo más de 3.000 infectados y se han dado 2.000 altas
Cuando hace meses empezaron a llegar noticias de que un nuevo virus amenazaba la salud de China, el recinto ferial de Madrid seguía con su ritmo habitual. A finales de enero sus pabellones se llenaron con el bullicio típico de la feria de turismo más importante del país, el mismo sector que ahora está en el grupo de los que están sufriendo las consecuencias económicas más crudas de la crisis sanitaria.
Pero en Ifema poco (o nada) queda ya de los stands con folletos informativos y de los grupos que pujaban por conseguir un sitio para escuchar alguna de las conferencias. Los pabellones 5, 7 y 9 son ahora lo más parecido que ha visto España en los últimos años a un escenario de guerra. Pero, por fortuna, conforme pasan los días también se multiplican las celebraciones. Estas tienen nombre propio y salen de las instalaciones con el alta médica bajo el brazo. E s solo una muestra de cómo ha evolucionado el hospital de campaña de Ifema en sus primeras tres semanas de actividad sin descanso.
El 22 de marzo, con las instalaciones aún con flecos sueltos, cruzaban las puertas los primeros pacientes. Lo primordial no era que cada centímetro estuviera perfecto, sino empezar a salvar vidas. Ese primer día ingresaron 66 personas aunque la capacidad en aquel momento ascendía a casi 1.400 camas. Hoy dormirán allí alrededor de mil pacientes, pero el clima que se respira es bien distinto.
La incertidumbre y el miedo de los primeros momentos han dado paso un optimismo en gran parte motivado por el buenhacer de las instituciones que han hecho posible su puesta en marcha en un tiempo récord. Tanto es así que países a los que el coronavirus ha llegado más tarde se fijan en Madrid para planificar sus instalaciones médicas de emergencia.
A ese primer pabellón medicalizado, el 5, le han seguido otros dos más, el 7 y el 9. Jonan Basterra fue el enfermo que inauguró el último, y confesó entonces en una conversación con LA RAZÓN que ingresar en Ifema era lo mejor que le había podido pasar: «Si estás aquí significas que no estás grave, que te vas a curar y que vas a estar muy bien atendido».
Ya desde casa, ahora relata el día a día de su confinamiento desde su cuenta de Twitter, donde no es difícil encontrar multitud de mensajes de agradecimiento a los profesionales sanitarios. «Los héroes son el personal sanitario, yo solo me he “contagiado” de su espíritu tratando de ayudar», dice. La mortalidad es muy baja, con un 0,4 muertes por cada cien ingresos.
Entre tanto, el número de altas no deja de subir y ya han superado las 2.000 en 20 días. De media, más de 200 cada jornada. Por allí han pasado ya 3.000 contagiados, que ahora ven cómo su «rutina» se hace un poco más amena gracias a la biblioteca que se ha levantado de la nada gracias a la solidaridad de muchos. La última iniciativa llegó ayer: el violinista Strad y el guitarrista Luis Regidor ofrecerán un recital que se prolongará a lo largo de este fin de semana.
También suben el ánimo las flores que periódicamente llegan al hospital de campaña para agradecer la labor de los sanitarios. Los pequeños problemas de organización del principio se han quedado en una anécdota. No hay que olvidar que, con más de 5.000 camas, se trata del hospital más grande de España.
En gran parte, este hito se ha logrado gracias al trabajo de las Fuerzas Armadas. Ellos son el ejemplo de que el esfuerzo conjunto da sus frutos: colaboraron los Ejércitos, la Unidad Militar de Emergencias y la Guardia Real. «Su contribución consistió en apoyar la instalación, puesta en funcionamiento y mantenimiento de los 85.000 metros cuadrados del hospital de campaña, así como de los dos albergues de personas vulnerables en el pabellón 14, con capacidad para 150 personas», recuerda Antonio Zapatero, director del hospital de Ifema.
¿La parte más positiva? Que las previsiones invitan al optimismo. De hecho, a pesar de que Madrid sigue siendo la región más castigada por el Covid-19, sus camas ya están disponibles para pacientes de otras comunidades autónomas. «Estamos cogiendo una velocidad de crucero que consiste en unos 170 ingresos diarios y unas 140 altas diarias.
Desde el punto de vista asistencial, lo que se pretendía en este hospital se ha conseguido, que era aliviar la sobrecarga de las urgencias de los centros de Madrid». Y si hay un factor que a todos hace sentir orgullosos es el grado de humanización que se ha conseguido: el vídeo que ayer colgó Salud Madrid en sus redes de los sanitarios repartiendo globos para celebrar los cumpleaños da fe de ello.
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