Navidad

Ángeles sanitarios para el Belén

Se ha puesto en el montaje un hospital para los que han hecho grandes milagros este año

Varias personas observan el belén de la Real Casa de Correos, que este año está situado en el exterior de la Real Casa de Correos de Madrid.
Varias personas observan el belén de la Real Casa de Correos, que este año está situado en el exterior de la Real Casa de Correos de Madrid.Alberto R. RoldánLa Razón

Hay un sentimiento generalizado de que lo que antes era una costumbre sin más o se va convirtiendo en una excepción o se valora en proporciones siderales, cual regalo imprevisto en este año puñetero al que no se le puede dar un corte de mangas porque nos tiene cogidos hasta el dobladillo de las prendas con las que andamos y las que sentimos. Cuando la Navidad ya está a la vuelta de la esquina, el Belén, –que hace doce meses sacábamos de su caja con alguna pereza por desempolvarlo y revisar que todas las figuritas estaban en estado de revista– es distinto. Casi como un acto de obstinación para simbolizar que todo es igual, aunque sea totalmente distinto.

Ese Belén –con sus Reyes Magos, María, San José y Jesús– ha mutado con causa que se espera que sea a medio plazo. La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, inauguró ayer el Belén de la Real Casa de Correos. Y no es el mismo de siempre porque se ha querido tener un gesto con los que este año han salvado tantas vidas como otras se les han ido entre lágrimas: los sanitarios. Sí, esos hombres y mujeres que en diciembre de 2019 mirábamos con indiferencia y que, mes a mes, se han convertido en el ángel que está en lo más alto del renacimiento de tantos españoles.

Así, entre las figuras navideñas se ha puesto un hospital para que no se le olvide a nadie que, con mucho esfuerzo –incluidas pérdidas entre los suyos– hicieron grandes milagros cada día y los que faltan. Pero no son ángeles, ni nunca se propusieron serlo. Tal misión les cogió de improviso. Son como usted y yo: fieramente humanos. Sin embargo, todos los reconocimientos son pocos.

Algún listo saldrá con la cantinela de que España es, y es así, es un estado laico y que los belenes institucionales están de más. Lo que no dicen es que cada cual celebra estas fiestas porque hay tradiciones que se enraizan y dudo mucho que se priven de la cena de Navidad con los regalos pertinentes, que para eso reniegan con devoción a sus convicciones. Y que conste que, quien esto escribe, le da repelús la Navidad, el Belén y demás fanfarrias por alergia social. Sin embargo, a las postrimerías de 2020 es reencontrarse con el 2019 AC (antes de la pandemia).