Tras la explosión
El edificio afectado será demolido hoy “con mucho cuidado”
La explosión que dejó ayer cuatro muertos junto a la iglesia de la Virgen de la Paloma ha provocado la decisión de tirar el inmueble sin poder acceder al interior
Cuatro fallecidos es un pésimo balance en cualquier suceso pero, dado las características y la magnitud de la explosión que ayer hizo temblar el centro de Madrid, podría calificarse casi de un «milagro» ya que lo normal ante una deflagración de esta dimensión sería estar hablando de decenas de víctimas mortales y muchas de ellas menores. El reloj se paró justo cuando faltaban cuatro minutos para las tres de la tarde. Una fuerte explosión de gas provocada, al parecer, mientras alguien manipulaba la caldera del edificio, hizo saltar por los aires las plantas superiores del inmueble de la calle Toledo, 98 (adjunto a la iglesia de la Virgen de la Paloma) y dejó afectados los edificios colindantes, entre ellos una residencia de ancianos y un colegio. Justo ayer los niños habían regresado a las aulas tras las vacaciones navideñas (alargadas por la nevada que dejó «Filomena») y fue precisamente el hielo lo que evitó que los menores salieran al recreo y se encontraran dando clase en el momento en el que llovían los cascotes en patio. Por eso muchos ayer hablaban del «milagro de la Virgen de la Paloma», patrona de la ciudad y, precisamente, también de los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, que acudieron raudos tras la emergencia porque, además, una de sus bases está situada a apenas unos metros, justo e la Puerta de Toledo. Según explicó ayer Enrique López Ventura, director de Emergencias del Ayuntamiento, la central de llamadas de Manuel Becerra fue alertada del siniestro poco antes de las 15:00 horas y enseguida se desplazaron al lugar 15 dotaciones de Bomberos municipales (medio centenar de profesionales) y 10 dotaciones de Samur (25 efectivos). Allí se encontraron con un panorama desolador: un edificio de cinco plantas (más planta baja) cuyos pisos superiores prácticamente habían desaparecido al saltar por los aires. Tras un primer reconocimiento perimetral, se actuó con los primeros heridos.
Cuatro muertos y diez heridos, uno muy grave
Al cierre de esta edición, Samur-Protección Civil atendió en el lugar a diez personas, precisando tres de ellas traslado hospitalario. Uno de los heridos, de 53 años, ingresó con pronóstico leve en el Ramón y Cajal por un trauma craneoencefálico y, el tercero, en el Clínico con una fractura en una pierna. También hubo dos policías nacionales que fueron trasladados Nuestra Señora de América con heridas leves. El resto fueron atendidos en los Puestos Sanitarios Avanzados (PSA) habilitados en el lugar de los hechos. La peor parte, sin embargo, se la llevaron tres varones que fallecieron a causa de la explosión. Uno de ellos sería un varón de 85 años que, al parecer, era un viandante que pasaba por la calle en ese momento y otro sería precisamente la persona que, al parecer, estuvo manipulando el gas cuando se produjo la deflagración.
Residencia con planta covid
Mientras se acordonó la zona para proteger que ningún viandante resultara afectado, la Policía Nacional coordinaba el desalojo de la residencia de ancianos adyacente (con una planta covid y 56 ancianos) y de los vecinos de los edificios colindantes. Tres de estas familias (seis personas) tuvieron que ser alojadas en un edificio municipal a la espera de que hoy se puedan evaluar los daños en los inmuebles par saber si pueden regresar.
Sin poder acceder al interior
Sin embargo, mientras los servicios sanitarios atendían a los heridos, los Bomberos del Ayuntamiento apenas podían actuar en el edificio siniestrado a causa del embolsamiento de gas que se acumuló en el interior y que sería la causa de que el incendio se prolongara durante toda la tarde. El gas acumulado en el interior desaconsejaba que los profesionales accedieran al inmueble y tuvieron que esperar durante varias horas hasta que terminara de arder. De hecho, varios operarios estuvieron a última hora de la tarde perforando el suelo para poder acceder así a las tuberías del gas, realizar las mediciones oportunas y tratar de cortar desde ahí el suministro para acabar con la fuga que «alimentaba» el fuego y retrasaba el acceso de los bomberos al interior.
Hasta el lugar del siniestro se desplazaron el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida; la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso y el consejero de Interior, Enrique López, además del delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco y hasta el ministro del Interior, Grande Marlaska. Los agentes de la policía Nacional (Tedax e Información) se desplazaron al lugar para descartar que se trataba de una explosión de otro tipo y ahora analizarán las causas del suceso. El estado del edificio es tan lamentable que, dado el riesgo de derrumbe, comenzará a ser demolido esta mañana de forma controlada. La dificultad es añadida porque, dado el estado del inmueble, no se puede pisar las entreplantas y no se puede realizar, por tanto, desde el interior.
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