Aluniceros

“El Piojo” fue detenido antes de dar un “palo” en La Moraleja: un vigilante de seguridad dio la alerta

El mítico alunicero ya había robado un Audi SQ8 para dar ese golpe

Era un objetivo prioritario para la Policía y la Guardia Civil y finalmente cayó. Lo hizo dos meses y diez días después de protagonizar la huida más espectacular de los últimos años desde una prisión madrileña, donde cumplía condena por alguno de las decenas de robos que lleva cometiendo desde hace 20 años. Jonathan Muñiz Alcaide, conocido como «El Piojo» porque apenas era un niño cuando comenzó a delinquir y porque era bajito, fue detenido la noche del lunes en el barrio de Aluche en medio de una persecución policial a la altura de su leyenda. «El Piojo» cayó, como suele decirse, con las botas puestas ya que planeaba el robo del siglo y viajaba, de hecho, en un vehículo robado. Eso confesó, al menos, al ser engrilletado: «Iba a hacer un atraco que se iba a recordar durante muchos años», dijo, según fuentes policiales. Ya lo tenía todo preparado: se había hecho con un vehículo de alta gama para dar el «palo» (un Audi SQ8 que ya ha sido recuperado por la Policía) y el objetivo elegido. Estaba en la lujosa urbanización de La Moraleja (Alcobendas) y él mismo ya se había dado varias vueltas por allí para otear el terreno y preparar el golpe del siglo al milímetro.

Paseos en el Alfa Romeo

Según fuentes policiales, estos acercamientos por la zona los hizo a bordo de otro vehículo robado: el Alfa Romeo blanco con el que le detuvieron el lunes y al que también había cambiado las matrículas. Fueron, de hecho, estos paseos a bordo del Alfa Romeo por la zona donde pretendía robar, lo que supusieron el principio de su fin: llamó la atención del personal de seguridad de la urbanización y éstos dieron el aviso de alguien sospechoso en la zona. Un error que cuesta comprender en alguien de la talla de «El Piojo», así como que asumiera el riesgo no solo de robar, al menos, dos vehículos de alta gama (el Audi SQ8 y el Alfa Romeo), sino que asumiera el riesgo de darse paseos en el mismo sabiendo que su cabeza era la más deseada por toda la policía madrileña. Fuentes cercanas al entorno del delincuente aseguran que dos meses «escondido» son muchos días de tensión y que probablemente el tiempo ya le «quemara» y supiera que debía moverse cuanto antes. No salió mucho de su zona de seguridad (cerca de Villaverde) pero quienes le daban cobijo habrían comenzado también a agobiarse y a pedir favores. También la necesidad de conseguir una buena cantidad de efectivo para organizar una buena huida (la que el planeaba fuera la definitiva) pudo precipitar el robo que preparaba «El Piojo» y los riesgos que asumió y que le costaron de nuevo la libertad.

Emboscada y cinco agentes heridos

Porque fue a eso de las 21:00 horas del lunes cuando se encontró con la encerrona de los agentes del Grupo 21 de la Jefatura de Madrid y los agentes de Judicial de la comisaría de Villaverde. Le habían centrado, según fuentes policiales, hacía apenas una semana y el lunes fue el momento idóneo para echarle el guante. La encrucijada de dos calles fue su talón de aquiles: en cuanto detectó la presencia policial se metió por una calle en dirección contraria pero se topó de frente con un vehículo policial (camuflado). Dio marcha atrás y había una pick up negra, también de la Policía. Así, tras intentar zafarse de ellos embistiendo los coches policiales, como siempre hace (cinco agentes resultaron heridos leves), decidió escapar por la ventanilla y seguir a pie. Poco le duró. Los agentes le dieron alcance en la calle Villacarriedo, en medio de la estupefacción del vecindario, que no sabía de qué iba aquello. De esta forma acababa la enésima detención (lleva más de 50) del mítico delincuente criado en el poblado del Ventorro de la Puñalá, cerca de Getafe, que escribía así otro capítulo más en su leyenda. Para los «suyos» ya es uno de los grandes. Aún falta su hermano Miguel Ángel, que sigue buscado por la Policía.