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Batalla por la plaza Torcuato Fernández-Miranda

Más Madrid recurre el cambio de nombre al considerar que se incumple la ordenanza

Enrique Fernández-Miranda, hijo de Torcuato Fernández-Miranda, descubre la placa en presencia de Martínez-Almeida, Villacís y Levy
Enrique Fernández-Miranda, hijo de Torcuato Fernández-Miranda, descubre la placa en presencia de Martínez-Almeida, Villacís y LevyJuan Carlos HidalgoEFE

De la plaza de la Pradera del Saceral a la plaza Torcuato Fernández-Miranda. Hace pocas fechas, el Ayuntamiento de la capital dio a conocer su decisión de renombrar este enclave del distrito de Fuencarral-El Pardo con uno de los nombres propios de la Transición. Ayer, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, descubrió la placa con su nombre, con la que la capital corrige «una injusticia histórica» y dedica su «reconocimiento público» a quien fue «el guionista de la Transición». El regidor estuvo acompañado de familiares de Fernández-Miranda, miembros del Gobierno municipal y representantes de toda la oposición... salvo de Más Madrid, que no acudió al evento.

El motivo es que el grupo municipal liderado por Rita Maestre interpondrá un recurso de reposición contra el acuerdo de la Junta de Gobierno. Y es que, explicaron, se trata de una decisión que «no cumple los requisitos legales que amparan el cambio de denominación de este espacio público», según aseguró a Efe la edil Pilar Perea.

Decisión de la Junta de Distrito

Hay que recordar que la Junta Municipal de Distrito de Fuencarral-El Pardo aprobó el pasado noviembre este cambio, con el voto favorable de PP, Ciudadanos y Vox, mientras que Más Madrid y el PSOE denunciaron que la propuesta «sólo trataba de generar ruido». De hecho, se produjo dos meses después del Pleno municipal en el que se aprobó la retirada de los homenajes a Indalecio Prieto y a Francisco Largo Caballero de la capital. El grupo municipal socialista recurrió su eliminación, pero los tribunales, por el momento, han desestimado su petición.

Para Más Madrid, con el cambio de nomenclatura en la plaza de Fuencarral se incumple «la Ordenanza reguladora de la denominación y rotulación de vías, espacios urbanos y edificios de titularidad municipal», dado que no aporta «una motivación» que justifique el cambio de un nombre por otro. Y en ningún caso, reseñaron, su reclamación se debe al pasado político del homenajeado.

En el acto de ayer estuvieron presentes la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Cs); la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy (PP); la edil socialista Mar Espinar y el portavoz de Vox en el Consistorio, Javier Ortega Smith. Este último quiso elogiar «ese ejemplo de generosidad que fue la Transición, que permitió pasar «de la ley a la ley y de un régimen a otro régimen». Y lamentó que algunos «quieran acabar» con ese legado y estén «empeñados en la ruptura civil» y en «cambiar la historia de España».

Martínez-Almeida destacó el papel del homenajeado en la redacción de la Ley de Reforma Política, una «obra de ingeniería» que sirvió de instrumento para desmontar el régimen franquista legalmente y establecer la base del sistema electoral actual. «Tuvo que renunciar también a aspiraciones que cualquiera pudo haber tenido. Pudo haber sido presidente, pero entendió que no era lo adecuado y se dedicó a ser el artífice de lo mejor que hemos hecho los españoles en nuestra época contemporánea: la Transición», añadió el alcalde.

Si bien, tal y como recordó Martínez-Almeida, ya existía una placa en su honor en la sala Condeduque, la mejor ubicación es «este cruce de caminos, donde se junta gente muy diversa»

Uno de los hijos del homenajeado, Enrique Fernández-Miranda, agracedió al Ayuntamiento esta iniciativa, que supone «contribuir a la inmortalidad de mi padre», además de servir para reivindicar el «espíritu de concordia» de aquellos años.

Responsable de la educación universitaria de Juan Carlos I

Nacido en Gijón en 1915, Torcuato Fernández-Miranda fue, durante la etapa franquista, rector de la Universidad de Oviedo y desempeñó varios cargos en el Ministerio de Educación. De hecho, fue uno de los responsables de la educación universitaria de Juan Carlos I. Desde 1969, lideró la Secretaría General del Movimiento y fue presidente del Gobierno en funciones por espacio de dos semanas, después del atentado de ETA que acabó con la vida del almirante Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973.
A propuesta del propio Juan Carlos, fue nombrado presidente de las Cortes en diciembre de 1975. «Me siento absolutamente responsable de mi pasado. Soy fiel a él. Pero no me ata, porque el servicio a la patria y al Rey es una empresa de futuro. La clave de mi comportamiento será servir a España en la persona del Rey. Tiempo habrá para las palabras, las ideas y las acciones, afirmó durante su discurso. Fernández-Miranda dimitió dos años después, dos semanas antes de que se celebraran las primeras elecciones libres en el país.