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Ayuso, la presidenta que emergió de la pandemia

Casi 600 días después de convertirse en presidenta, la periodista madrileña ha consolidado su liderazgo en el centro derecha con una estrategia propia frente a la pandemia y como contrapeso a la coalición Sánchez-Iglesias

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
La presidenta de Madrid, Isabel Díaz AyusoCIPRI PASTRANO DELGADOLa Razon

Han sido 574 días los que ha durado el acuerdo entre Ayuso y Aguado. Hasta que saltó por los aires como consecuencia del terremoto que sacudido hoy Murcia.Sin haber cumplido dos años en el cargo, la presidenta madrileña ha optado en la mañana de este martes por dar por rota la coalición y conducir a la región a la elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid el próximo mes de mayo.

Otra vez mayo y otras vez unos comicios con Ayuso como candidata. 2019 y 2021. Pero esas son las únicas coincidencias porque es un abismo el que separa a la Ayuso de hoy con la de hace dos años. En enero de 2019, cuando fue designada candidata popular a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, era una política desconocida. La decisión de Pablo Casado provocó dudas, especialmente entre las filas populares. Hoy, pandemia mediante, la periodista se ha consolidado como uno de los referentes claros del centro derecha español. Su gestión de la emergencia sanitaria, su papel como contrapeso al Gobierno de Pedro Sánchez y su capacidad para articular un discurso nacional propio han dibujado un perfil que todas las encuestas sitúan a la cabeza de cara a unas nuevas elecciones.

Ante el horizonte electoral, la estrategia del Ayuso parece clara. Mantener una posición que ha consolidado en los últimos meses, con la reunificación del votante del centro derecha en torno a las siglas del PP. Tras la ruptura con Ciudadanos, sin embargo, sus opciones de tejer acuerdos se estrechan y su reelección quedará, probablemente, en manos de que populares y Vox superen o queden a las puertas de la mayoría absoluta de la Asamblea de Vallecas.

«Comunicación, empatía, sensibilidad con los ciudadanos». Y «libertad». Lo dejó escrito en LA RAZÓN la presidenta madrileña. Durante su etapa como colaboradora de este diario, describió en varios de sus artículos los principios que deben guiar a todo buen gobernante. En ellos insistió durante su sesión de investidura: «Madrid seguirá siendo un baluarte de libertad y de solidaridad», subrayó entonces en la tribuna del parlamento regional. Le llegó el momento de poner en práctica esos valores desde la Presidencia de la primera comunidad del país.

Apuesta de Pablo Casado

Tras ser la gran apuesta personal de Pablo Casado para el 26-M, la investidura de Díaz Ayuso se convirtió en la gran victoria del presidente nacional del PP, tras unas elecciones generales que supusieron un tsunami que zarandeó los cimientos de la calle Génova y trastocó la hoja de ruta del «casadismo». Aún con la resaca de los 71 escaños perdidos en el Congreso, llegaron las municipales y autonómicas. De improviso, esa ola gigante que amenazaba con un siniestro total quedó neutralizada a cuenta de la aritmética parlamentaria: el PSOE había ganado en casi todos los feudos pero no podría gobernar en muchos.

Los pactos que el PP supo articular desde entonces en Castilla y León, Madrid y Murcia, que se unieron a las presidencias de Andalucía y Galicia y a la recuperación de plazas municipales trascendentales como la Alcaldía de la capital, consolidaron a nivel interno a Casado. En Génova sacaron pecho. «Gobernamos ya para casi la mitad del país: a 21 millones de españoles», fue el diagnóstico del propio Casado ante sus huestes el mismo día que renovó la Ejecutiva del partido. Un contexto, en el que la figura de Díaz Ayuso redobló su importancia.

De puertas para afuera, el Gobierno de Díaz Ayuso se enfrentó a la misión de contrapeso, en este caso al proyecto que pilota Pedro Sánchez. Pasados los meses, parece evidente que ese examen lo ha superado con nota. Como perfecta exponente del alma liberal del partido, la presidenta regional ha consolidado en Madrid políticas de rebajas fiscales y de simplificación de la administración. Lo contrario a la alternativa que representa el «Gobierno Frankenstein» de Sánchez.

La pandemia golpeó de lleno a Madrid. Ha sido desde marzo de 2020 la comunidad más golpeada por el virus. Y eso ha trastocado los planes del Gobierno de Ayuso, que, sin embargo, ha optado por articular una estrategia propia, al margen de los dictámenes del Gobierno de Sánchez y de lo realizado por el resto de las comunidades autónomas. Con la construcción de un hospital de pandemias, unas condiciones que han permitido que la hostelería y el comercio permaneciese abierta, una apuesta de confinamiento por barrios y el despliegue de test masivos.

Ahora, quiere volver a medirse en las urnas. Probablemente sus rivales, especialmente en la izquierda, sean otros. Pero el objetivo está claro: regresar a Sol. Probablemente sin compañeros de viaje naranjas.