Gestión de la pandemia

Opinión: la responsabilidad política de Díaz Ayuso

«Gracias a la decisión de la presidenta de cerrar los colegios se salvaron más de 1.700 vidas, entre el 11 y el 14 de marzo de 2020»

La candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, durante el acto electoral que los populares celebraron ayer en Mostoles
La candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, durante el acto electoral que los populares celebraron ayer en MostolesDavid FernandezAgencia EFE

Nadie, en democracia, debería eludir sus responsabilidades políticas. Ni siquiera en una situación de emergencia nacional como la que afrontamos los españoles, con una entereza (y eficacia) descomunal.Esas responsabilidades responden al oficio delegado, según nuestra Constitución, por el pueblo español, por los pueblos de España, a sus representantes políticos. Es la esencia de la democracia. Cuantificar responsabilidades en un escenario como el de hoy, de vida o muerte, es enormemente complejo. ¿Cuánto vale una vida humana?

Isabel Díaz Ayuso, Presidenta de la Comunidad de Madrid, es responsable, directamente, de haber salvado, al menos, 1.753 vidas humanas sola y exclusivamente por su decisión de hace un año de cerrar los colegios y solo atendiendo a sus efectos entre el 11 y el 14 de marzo.

NI el cálculo, ni la consideración de mínimos, es baladí. Responde a una sencilla regla de tres que aplica los modelos estadísticos, basados en datos reales, practicados por el profesor Pueyo el 12 y 22 de abril (“Coronavirus: Por qué debemos actuar ya” y “Coronavirus: el martillo y la danza”), en sendos artículos consultados por más de 12 millones de personas en el mundo y traducidos a más de 30 idiomas.

Es más, cada nuevo estudio (como el modelo bayesiano del Imperial College de Londres) ratifica la importancia de la gestión preventiva de nuestros líderes. Éste estudio atribuye a la acción coordinada en España haber salvado, de momento, entre 360.000 y 540.000 vidas.

¿Cuántas vidas le debemos a la decisión de Isabel Díaz Ayuso de parar la actividad escolar del todo, desde primaria a la Universidad, tres días antes del Estado de Alarma? Pues, proyectando la metodología aplicada por estos trabajos, avalados por la comunidad científica internacional, al menos 1.753 personas deben la vida, directa y exclusivamente, y solo esa semana, a esa decisión política valiente de una valiente política madrileña.

¿Por qué al menos? Porque es incalculable, pero podría apuntar a buena parte de esas 450.000 vidas salvadas de media (según Imperial College), conocer la influencia que esa decisión personal, no exenta de riesgos, de la Presidenta Ayuso, tuvo en la proclamación del estado de alarma. Como un acicate que precipitó, sin duda, una serie de acciones difíciles, como se ha demostrado en otros países, que nos condujeron a la cuarentena, desde el mismo epicentro nacional (entonces) de la pandemia: Madrid. Lo que permitió bajar la tasa de replicación del virus (el número de personas a quien contagiaba en Madrid cada contagiado) de 2,22 el 10 de marzo, cuando había 2.067 casos diarios, a 0,97 el 22 de marzo, con 1.791 contagios. Lo que permitió al virus empezar a multiplicarse por cero. Lo que nos dio tiempo contra el verdadero enemigo.

Sencillamente, gracias a esa decisión tomada un martes de parar los colegios a partir del miércoles de hace un año en la Comunidad de Madrid, se adelantó la de pararlo casi todo en España el sábado. Y fue acertada, y valiente, por parte de Díaz Ayuso, y acertada, y valiente, también, por parte de Pedro Sánchez, que aprovechó el coraje de la Presidenta como palanca para el Estado de Alarma, puesto en marcha con acierto en todo el territorio nacional, tuviera más o menos casos.

Por ello, creo que es de justicia reconocer la responsabilidad política de Isabel Díaz Ayuso, y exigirle honor público por ella, como también por abrir el Zendal anticipándose a la tercera ola o por los cierres de zonas básicas de salud. En nombre de Madrid, y de este humilde militante socialista, que ese 11 de marzo de 2020 hubiera viajado a Liverpool a ver al Atleti, rodeado y abrazándome con otros 3.000 bravos colchoneros y se quedó, finalmente, en casa cuidando de sus hijas, gracias, Isa. Gracias por salvarme la vida.

*Francisco Álvarez Cano es militante socialista