Infraestructuras
El AVE llegará a Barajas en 2024
El ministro de Fomento ha anunciado que Adif ya trabaja en los proyectos para licitar las obras del AVE a Barajas en 2022
El gestor de infraestructuras ferroviarias, Adif, pondrá en marcha en 2022 los trabajos para llevar el AVE a la T-4 del aeropuerto de Barajas. Así lo ha anunciado hoy el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos. Durante su visita a la Feria Internacional del Turismo, Fitur, el ministro ha explicado que la llegada de la alta velocidad a Barajas se producirá en dos fases: en el «corto/medio plazo» se harán los trabajos para que «algunos servicios» de AVE puedan prolongarse desde Chamartín a Barajas por la actual línea de Cercanías de Renfe. Al respecto, los técnicos están trabajando ya para implantar trenes bitensión y Adif está ya desarrollando los proyectos para poder licitar las obras necesarias en 2022. Transportes prevé que el servicio esté disponible en 2024 o 2025.
En la actualidad, el acceso ferroviario a la terminal T-4 de Barajas es utilizado exclusivamente por servicios de Cercanías. Entre la estación de Chamartín y Hortaleza, tramo que discurre en superficie, solo se dispone de vías de ancho ibérico. Sin embargo, desde Hortaleza hasta la T-4, tramo que discurre en túnel, ya hay dos vías de ancho mixto que permitirían que se utilizara también por los servicios de ancho estándar. Para ello se debe ejecutar una nueva infraestructura en este ancho desde Fuente la Mora hasta Hortaleza.
El tramo completo desde Chamartín a Barajas se divide en dos subtramos. El primero, Chamartín-Fuente la Mora, ya está definido en el estudio informativo del nuevo complejo ferroviario de la estación de Madrid-Chamartín, que fue aprobado definitivamente el 23 de diciembre de 2020. Por su parte, el segundo tramo, Fuente la Mora-Hortaleza, completaría la definición provisional del corredor en ancho estándar entre Chamartín y el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
Segunda fase
Para la segunda fase, Transportes está planificando una conexión específica de alta velocidad a Barajas. El ministerio ha asegurado que sus resultados preliminares de demanda y rentabilidad socioeconómica concluidos “animan a seguir con la siguiente fase de los estudios”. Por ello, el departamento va a seguir adelante en la siguiente fase de redacción del estudio informativo. Este proyecto, más complejo y que partiría de cero, no estaría listo al menos hasta el año 2030, según las estimaciones ministeriales.
La llegada de la alta velocidad a Barajas era una de las principales demandas de las aerolíneas españolas, particularmente de Iberia, para permitir una mejor conectividad y hacer del aeropuerto madrileño un «hub» de referencia como es el caso de otros aeródromos europeos como París o Fráncfort. Iberia calcula que la conexión podría aportar entre 300.000 y 400.000 viajeros extra al aeródromo madrileño. Se trata de viajeros en conexión de ciudades españolas que, ahora mismo, para hacer viajes de largo radio, optan en muchos casos por combinaciones aéreas que les llevan a otros aeropuertos europeos. Con la llegada del AVE a Barajas, se espera que estos pasajeros se decanten por el aeropuerto madrileño al suponer el tren una opción mucho más cómoda que enlazar dos vuelos.
Iberia también mantiene en activo rutas nacionales para alimentar sus vuelos de largo radio y evitar esa fuga de viajeros a otros aeropuertos. Sin embargo, muchas de ellas son deficitarias, por lo que la conexión a través de alta velocidad le permitiría prescindir de ellas, lo que redundaría en una mejora importante de su cuenta de resultados. Precisamente, el presidente de Iberia, Javier Sánchez-Prieto, ha celebrado la noticia unos minutos después del anuncio de Ábalos. “Son estupendas noticias porque ayuda a mejorar el ‘hub’ y van en la dirección de sostenibilidad”, ha dicho Sánchez-Prieto.
La llegada de la alta velocidad a Barajas no es la única amenaza que se cierne sobre los vuelos de corto radio. La Agenda 2050 presentada ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recomiendo seguir los pasos de Francia y prohibir los vuelos de trayectos que se puedan hacer en tren en menos de dos horas y media. El plan también contempla disminuir el impacto medioambiental del transporte aéreo mediante la introducción de la tasa de viajero frecuente o el establecimiento de impuestos sobre los billetes de avión según la cercanía del destino.
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